Capítulo 9. Lo siento.

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Los días pasaron bastante rápido hasta el día de fin de año. 

Pasé casi todas las navidades en casa, mientras disfrutaba de mi familia y comía sin parar. Mis amigas salieron bastante, y también Adrián, pero yo opté por un poco más de calma. 

Hice videollamada casi todos los días con Gavi, cosa que hizo que mi estancia en casa fuera más amena mientras mis amigas de lo único que hablaban era de a dónde iban a ir cada noche. 

-¿Van a dejar de salir en algún momento? -preguntó el futbolista cuando le conté los planes de mis amigas. 

-No creo -contesté sonriendo. 

Él estaba en casa de sus padres en Barcelona, aunque tenía casa propia. Le pregunté que por qué no vivía con ellos, ya que estaban ahí, y dijo que así se sentía más independiente y tenía más libertad, cosa que entendía perfectamente. 

-¿Hoy también te lleva Pedri al partido? -pregunté mirando la hora, quedaba poco para que tuviera que irse. 

-Sí -contestó levantándose de la cama-. De hecho voy a bajar ya al comedor, debe estar llegando. 

Yo asentí y me acomodé en el sofá que tenía en mi cuarto. 

-¿Te falta algo? -preguntó su madre cuando lo vio. 

-No, ya llevo todo -contestó acercándose a ella para darle un beso. 

-¿Estás hablando con Ana? -susurró Belén, aunque se escuchaba perfectamente. 

-No, es Dani -dijo enseñando la pantalla de su móvil. 

-Ay, hola Daniela, ¿Qué tal estás? -preguntó cogiéndolo para hablarme. 

-Hola, bien, ¿Vosotros? -pregunté con una sonrisa. 

Ya había hablado con ella alguna vez, siempre entraba en las conversaciones mías y de Gavi cuando andaba por ahí cerca. 

-Pues muy bien, ahora nos estamos preparando también para ir al partido -dijo mientras cogía el bolso. 

-Dame el móvil, que me tengo que ir -escuché decir a Gavi por detrás. 

-¿Cómo van las vacaciones? Podrías venir algún día a Barcelona -sonrió sin hacer caso a su hijo. 

-Mamá, no va a venir a ningún lado, venga que me está esperando Pedri -murmuró Gavi y le quitó el móvil a su madre. 

-Ya hablaremos -dijo ella ya sin verse en la pantalla. 

Yo sonreí y elevé un poco la voz diciendo que sí para que me escuchara. 

-Se va a hacer Instagram solo para hablarte, estoy seguro -dijo Pablo mientas abría la puerta de casa. 

-Ya lo tiene -contesté sonriendo. 

Gavi resopló y negó con la cabeza, después aceleró un poco el paso hasta llegar al coche de Pedri. 

-Por fin -dijo el canario cuando entró. 

-Mi madre me ha entretenido -se excusó Gavi. 

-Sí, tu madre -ironizó su amigo. 

El sevillano se encogió de hombros y giró el móvil hacia Pedri para que saludara. 

-Hola, Dani -sonrió mirando la pantalla y arrancando. 

-Hey -sonreí-. Bueno, os dejo ya, suerte en el partido -dije por último. 

Ambos me lo agradecieron y después colgué. 

Me hacía gracia haber entablado tanta amistad con Gavi, no era algo que me esperara, la verdad. 

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