Capítulo 30. Te quiero, Dani.

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Después de cenar nos sentamos todos en el comedor y algunos se fueron a dormir.

-¿Alguien se baña? -preguntó Sonia.

-Va, yo, que sino me duermo -coincidí y me levanté para ir a ponerme el bikini.

Mis amigas hicieron lo mismo y también Gavi y Alejandro.

Volvimos a bajar y salimos al jardín.

Gavi se tiró de cabeza, y yo entré lentamente por las escaleras, mientras los demás se sentaban en el bordillo.

-Me gusta mucho el sur, la verdad -dijo Sonia.

-A mí también, pero no sé si me gustaría vivir de seguido -coincidió Andrea.

-A ver, pero eso es como en el pueblo. A mí me encanta pero tampoco viviría ahí -expliqué.

-¿No? Tía, yo sí -se sorprendió Andrea.

-No sé -dije encogiéndome de hombros.

-¿Y dónde vivirías? -se interesó.

-En Barcelona -contestó Gavi por mí.

-Pues no -rodé los ojos-. No sé, la verdad.

Intentaba concentrarme en lo que decían los demás, pero me costaba bastante trabajo con Gavi merodeando por al lado sin camiseta y con el pelo mojado.

No quería acercarme a él, pero mi cuerpo era como un imán que no paraba de intentar hacerlo, así que al final cedí.

Me posicioné detrás de él y me agarré a su espalda.

Me sorprendió que no tuviera ninguna reacción, como si lo tuviera muy normalizado.

-Oye, no os quiero incomodar, ¿Pero vosotros por qué no os liáis de una vez? -preguntó Sonia.

Yo casi me atraganto con mi propia saliva al escucharla.

-Ah, bueno, si no los quieres incomodar -rió Alejandro.

-No, a ver. Lo digo porque se nota a kilómetros que os tenéis ganas, y no paráis de buscaros el uno al otro, pero no espabiláis -explicó mi amiga.

Yo me encogí de hombros.

-Si no lo hacemos no será porque yo ponga inconvenientes -murmuró Gavi.

-Si bueno, hablas como si lo tuvieras súper claro -dije separándome de él.

-Es que lo tengo -aseguró.

Yo rodé los ojos.

-Si no lo hacemos es porque sé que sería muy difícil sobrellevarlo. Seguramente uno de los dos se enamoraría, y creo que es obvio quién -dije refiriéndome a mí.

-¿Y qué hay de malo en eso? -preguntó Andrea.

-Pues que yo vivo en Zaragoza y estoy con la carrera. Pablo en Barcelona y 24/7 es todo fútbol, sería imposible, sólo lo pasaríamos mal -expliqué.

-Qué pocas ganas pones -murmuró Gavi.

-No, pongo realismo -aseguré.

-Bueno, si creéis que así estáis mejor... -dijo Andrea sin solución.

-No, no, no hables en plural -se quejó Gavi.

Mi amiga se encogió de hombros y yo lo miré seria.

-Pablo, vamos a ver, piensa un poco -pedí.

-Ya lo hago, y no lo veo tan difícil -contestó.

Yo no contesté. Pensaba que Gavi lo veía muy fácil para lo que realmente era.

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