Capítulo 25. No me quiere, Dani.

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Seguimos jugando un rato más, y todo iba bien, hasta que Gavi recibió una llamada. Estuvo hablando durante unos minutos que yo aproveché para volver a mi sitio.

-Joder, ¿Dónde estás? -preguntó Gavi enfadado.

Entonces todos nos callamos y nos quedamos mirándolo.

-Ana, que donde estás -repitió de nuevo.

Yo lo miré confusa, esperando que fuera una broma.

-Vale, quédate ahí, ahora voy -ordenó y colgó.

Se levantó guardando el móvil en el bolsillo y miró a sus amigos.

-¿Otra vez? -preguntó Alejandro.

-Está borracha y no sabe casi ni donde está -explicó cabreado.

-¿Quién? -se interesó Sara.

-Su novia -contesté.

Entonces todas me miraron y yo sonreí complaciente, a lo que Gavi negó con la cabeza.

-Ale, acompáñame a buscarla -pidió a su amigo.

-Gavi, ya sabes que iría, pero si me paran ahora y soplo reviento el alcoholímetro -aseguró el moreno.

Gavi suspiró y miró a Mario, quien negó con la cabeza también.

-Que te lleve Dani que no ha bebido -ideó Sonia.

Entonces el sevillano se giró hacia mí alzando las cejas.

-¿Estás de coña, no? -pregunté riendo.

-Dani, por favor -murmuró acercándose a mí.

Mi cara cambió al ver que lo decía de verdad. ¿En serio tenía los huevos de hacerlo?

-¿Tú te escuchas, Pablo? -pregunté ya seria.

-Dani, lo sé, y lo siento, pero no voy a dejarla tirada por ahí en ese estado -dijo una vez frente a mí.

-Me da exactamente igual, ¿Tú te das cuenta de lo que me estás pidiendo? No sé ni si lo estás diciendo en serio -negué con la cabeza.

Sabía que mis amigas no entendían nada, pero me negaba a ir a buscarla.

Gavi suspiró y se llevó las manos a la cabeza sin saber qué hacer.

-Tía, ¿Qué más te da? -preguntó Andrea confusa.

Yo negué con la cabeza sin mirarla.

-Pobre chavala, ve a buscarla anda -insistió también María.

Si supieran la situación estoy segura de que ellas serían las primeras en negarse a que la fuera a buscar.

-Si es que siempre es lo mismo... -murmuró Mario.

-¿Y qué queréis que haga yo? No le he hablado en todo el verano ni le he dicho nada, pero si me llama estando así qué hago -se desesperó el futbolista.

Yo resoplé y dirigí la mirada hacia él de nuevo.

-Por favor, Dani -volvió a pedir mirándome.

Se sentó a mi lado y me cogió ambas manos nervioso. Empezaba a darme pena.

-Es lo único que te pido -murmuró.

Yo chasqueé la lengua y tragué grueso.

-Déjame al menos una sudadera, no voy a ir así -accedí.

Él agarró mi cabeza con ambas manos y posó varios besos sobre ella. Después se levantó y subió corriendo las escaleras hacia su habitación.

Mientras tanto yo me levanté y esperé a que bajara.

Te necesito. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora