Nos despedimos del canario pero ni Gavi ni yo nos movimos de como estábamos, solo nos limitamos a girarnos hacia mis amigas.
-¿Conoces también a Pedri? -frunció el ceño Inés.
Yo asentí sonriendo.
-¿Has estado viviendo una doble vida o algo? -preguntó entonces Sonia.
-Más o menos -reí.
Ellas se miraron un poco sorprendidas y negaron con la cabeza.
Gavi, quien estaba detrás de mí tumbado, empezó a acariciarme el pelo mientras hablaba con mis amigas, cosa que hizo difícil mi concentración.
Todavía tenía sus partes bajas pegadas a mi culo, así que me moví un poco disimuladamente para picarlo.
-Daniela, estate quieta -susurró en mi oído.
Yo reprimí una sonrisa y me apreté contra él, quien dejó caer un suspiro y apretó mi cintura con la mano.
-Voy a darme un baño -avisó Sonia.
-Yo también -me apunté.
-No, tú te quedas aquí -mandó Gavi agarrándome para que no me levantara.
-Quiero ir a bañarme -dije girándome hacia él.
-Irás cuando yo también pueda ir -aseguró.
Yo alcé un poco las cejas y él apretó la mandíbula, lo que provocó que soltara una risa.
-No haberte puesto ahí -dije con superioridad.
-Tú juega, pero luego rogarás que lo haga -murmuró.
Entonces la que tensó la mandíbula fui yo mientras tragaba grueso e intentaba controlar mis pulsaciones.
-¿Vienes o qué? -preguntó Sonia bajando con el bikini puesto.
Yo sonreí y Gavi me soltó, así que subí rápido a cambiarme y bajé ya solo con el bikini.
-Así no lo estás arreglando -susurró Pablo levantándose y poniéndose detrás de mí.
-No pretendía hacerlo -sonreí.
Él suspiró una vez más y yo seguí mi camino hacia la piscina.
Me metí de golpe, y me posicioné al lado de Sonia en el bordillo.
-¿Qué tal con Gavi? -preguntó al acercarme.
Yo sonreí y me encogí de hombros.
-Bien, supongo -murmuré-. No sé muy bien lo que estamos haciendo -expliqué.
Me gustaba Gavi, sí, y también yo a él. Pero no sabía lo que iba a pasar entre nosotros. Solo estaríamos unos días más juntos, y después yo volvería al pueblo y él a Barcelona o a donde fuera.
-Bueno, tú disfruta mientras puedas -solucionó Sonia.
-Ya, pero ya sabes que a mí no me gusta la inestabilidad -le recordé.
-Lo sé, pero sino te irás de aquí sin haberte dejado llevar y te arrepentirás -dijo mirándome-. Llegarías al pueblo y te recomerías la cabeza pensando en lo que podrías haber hecho y no hiciste -continuó.
Yo asentí.
Tenía razón. Debía aprovechar al máximo esos días con Gavi, luego ya veríamos lo que haríamos.
Estuvimos un rato más en la piscina y después salimos para ducharnos y arreglarnos un poco para por la noche. La fiesta iba a ser en casa, así que me puse unos pantalones largos anchos y cómodos, y un top corto azul.
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Te necesito.
أدب الهواةDaniela es una chica normal y corriente, quien un día decide escribirle por Instagram a Pablo Gavi mandándole sus canciones favoritas. Lo que ella no espera es que el futbolista lea sus mensajes.