Cuando bajamos al salón, volvían a estar los dos policías del día anterior, y también Belén. Dejaron de hablar al vernos, y mientras yo me sentaba en el sofá, Gavi se quedaba de pie al lado, ambos dispuestos a escucharlos después de saludar.
-Ayer, como os dijimos, fuimos a dar una vuelta por las cercanías de la casa, pero no había nadie. Sin embargo, esta mañana hemos vuelto a ir, y la chica estaba frente a la puerta con el coche aparcado -explicó uno rubio.
A mí se me encogió el estómago de imaginarla ahí. Menos mal que nos habíamos quedado en casa de los padres de Gavi.
-¿Y qué ha pasado? -se interesó el sevillano.
-Pues que la hemos llevado a comisaría, y están investigando el caso con mayor rapidez para sacar algo en claro cuanto antes. Seguramente pagará por daños psicológicos y acoso, a parte de pasar unos meses en la cárcel o rehabilitación, según se considere la gravedad del problema -contestó su compañero.
Nosotros asentimos un poco perplejos. Esa situación me daba ganas de vomitar.
-De todas formas, os recomendamos poner una orden de alejamiento -añadió después.
-Sí, será lo mejor -coincidió Gavi.
Los agentes sacaron un par de papeles, los cuales firmamos ahí mismo, tanto Gavi como yo.
-En cuanto se solucione el problema con ella, cargaremos contra la persona que divulgó las fotos, ya que también es delito -informó.
Me estremecía la idea, pero sabía que era lo que se debía hacer.
-Os mantendremos al corriente de todo lo que pase, no deberían tardar mucho más en ofrecer una solución -trató de animarnos de nuevo el rubio.
Dimos las gracias y nos despedimos de ellos cansados.
-Al menos ya la tienen y no va a seguir pululando por ahí -dijo Belén mirándonos.
-Pues sí -bufé.
Gavi asintió y dio unas cuantas vueltas nervioso.
-Venid a la cocina, que os he preparado el desayuno -avisó su madre, a lo que me levanté y apoyada en Pablo fuimos hacia allí.
No tenía mucha hambre, pero la noche anterior tampoco había cenado nada, y sentía que no tenía fuerzas, así que me obligué a hacerlo. Sin embargo, Gavi no tocó nada.
-Venga, come un poco, cariño -murmuró Belén hacia su hijo, pero él no hizo mucho caso.
Tomé aire, y al acabar mi desayuno me levanté con calma hacia el congelador para coger un cubito de hielo.
Lo envolví en un papel de cocina, y me acerqué al sevillano para ponérselo primero sobre un ojo y después sobre el otro, observándolo muy de cerca.
-Iré a casa para hacer las maletas y traeré todo aquí -informó con los ojos cerrados.
-Vale, te acompaño y así te ayudo a doblar todo -ofrecí.
-No te preocupes, ya llamaré a Pedri o lo que sea -negó con la cabeza.
-No, Pablo. Quiero ir contigo -balbuceé y aparté el hielo para que pudiera mirarme.
Me analizó durante unos segundos y suspiró.
-Cuando te dije ayer que íbamos a estar juntos siempre, lo decía enserio -alcé un poco las cejas.
No quería quedarme sola, o aunque fuera con Belén. Quería estar pegada a él todo el tiempo.
Chasqueó la lengua sin solución y me rodeó con los brazos.
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Te necesito.
FanfictionDaniela es una chica normal y corriente, quien un día decide escribirle por Instagram a Pablo Gavi mandándole sus canciones favoritas. Lo que ella no espera es que el futbolista lea sus mensajes.