Capítulo 22: 22 de marzo de 2023

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Capítulo 22

--Frank sale de la cárcel--

"Le quedaban tres años todavía. Llevo todo el mes dándole vueltas a esto. ¿Cómo puede ser?"

    Conozco a Frank desde que era pequeño. Es cuatro años mayor que yo, y era compañero de clase de mi hermano, y también nuestro vecino. Cuando éramos pequeños siempre jugábamos. Aunque mi hermano se fue distanciando de todo el mundo para irse de viaje o para relacionarse solo con la gente que es como él, Frank siguió manteniendo el contacto conmigo. Su auténtico nombre es Francesc, pero dice que no le gusta, porque su padre y su abuelo se llaman igual, y él siente que es muy diferente a ellos. La gente le llama Fran, pero a mí se me ocurrió llamarle Frank un día, cuando todavía éramos pequeños. Desde entonces, varias personas empezaron a llamarle así. Creo que a día de hoy casi nadie lo hace, pero Lydia y yo sí lo hacemos.

    Frank y Lydia se conocieron en un cumpleaños mío. Se llevaron muy bien, hasta el punto de organizarme juntos alguna que otra fiesta sorpresa.

    En octubre de 2018, para mi cumpleaños de aquel entonces, Lydia intentó contactar con él, pero desapareció. Después de indagar un tiempo, descubrimos que estaba en la cárcel, pero su familia o no nos quería contar el motivo, o ni ellos lo conocían. Lo que sí supimos es que su pena sería de ocho años, y que saldría por verano de 2026. Él mismo me lo confirmó la última vez que le visitamos, dijo que no habría atenuantes ni tratos raros. Que cumpliría los ocho años.

    Al salir del trabajo, me encuentro a Lydia en la puerta, esperándome.

    —¿Frank ha salido ya?

    —¿Has venido hasta aquí para no perderte nada?

    —¡Llevo todo el día retorciéndome! ¡No paro de pensar y de pensar y de pensar! ¡Necesito saber qué pasa!

    —Todavía no me ha dicho nada. No sé si esperar o si intentar ponerme en contacto con él.

    —¡Llámalo!

    —Da igual lo que haga. La predicción no solo indica que Frank saldrá de la cárcel. También indica que yo lo sabré, ya que, si no tengo conocimiento de ello, no puedo escribirlo en el calendario.

    —Es que es super raro esto que me dices... ¿Por qué dices que eres tú el que lo escribes?

    —Porque tiene mi letra y porque son cosas que me pasan a mí.

    —Pero tú no lo escribes.

    —Ya. A ver... ¿Entiendes?

    —No.

    —Yo tampoco —me derrumbo. Nuestra cabeza no da para más.

    Llegamos a mi casa. Lydia sube conmigo y esperamos pegados al teléfono.

    Pasadas las nueve de la noche, recibo una llamada por fin. Es el número de Frank.

    —¡Contesta! ¡Contesta ya por favor!

    —¡En cuanto me sueltes el brazo! —aparto a Lydia con un gesto hábil—. Por Dios... Va, vamos allá.

    Descuelgo y saludo con toda la seguridad de la que soy capaz en ese momento.

    —¿Hola...?

    —¿Qué tal, Izan?

    Sí, es la voz de Frank. Calmada y madura, como siempre ha sido.

    —¿Desde donde me llamas? —me toca disimular, claro. No es fácil explicarle a alguien que ya sabías esto desde hace tres semanas porque está escrito en un calendario.

    —Desde mi libertad, o eso me han dicho. Yo no me creo nada. Estoy fuera, Izan.

    —¿Qué dices? Explícame bien eso, por favor. ¿Cómo es que estás fuera?

    Lydia no para de taparse la boca, dar saltos y hacer toda clase de aspavientos. Mantenerse callada debe de estar siendo una dura batalla que ha de librar ella sola.

    —No sabes ni por qué entré, ¿verdad?

    —No, no lo sé, no has querido contármelo.

    —El tema es tan... Mira, solo te quiero pedir que no me presiones, ¿vale? Eso es todo. Te he llamado para informarte, y para ver si querías tomar algo.

    —Claro. Perdón, perdón. Puedo tomar algo, sí. ¿Mañana por la tarde te parece bien?

    Mientras hago esa pregunta, le señalo a Lydia con el dedo el día 24. La predicción que dice que quedaré con Frank pasado mañana, y no mañana.

    —Quedamos, sí. Mañana no me viene del todo bien, es cuando he quedado con mi abogada y no tengo ni idea de cuánto rato estaremos. ¿Pasado mañana mejor? ¿Estás libre?

    Lydia se retuerce mientras se tapa la boca y sigue dando saltos, ahora con más intensidad.

    —Claro, el viernes, sin ningún problema.

    Después de aclarar la hora y de que el encuentro será aquí, en mi propia casa, nos despedimos. Al dejar el teléfono en la mesa, miro a Lydia, que se hace la muerta en el sofá.

    —¡Frank ha salido de la cárcel! —dice eso y acto seguido se pone a chillar como una desquiciada.

    —Sí, y no solo eso, ¿verdad? —le acerco la hoja del calendario a la cara—. Acabas de ver como se cumplen dos de las predicciones de un solo golpe. Pero todavía tienes una oportunidad... Puedes hacer que no se cumpla la predicción de mañana si no hablamos en todo el día. No dependerá de mí ni de nadie más que no seas tú.

    —¿Este calendario es real...?

    —En el fondo hace tiempo que sabes la respuesta.

    —Es real... ¡Es real!

    —Intenta no venir mañana. No te podrás resistir. Te pondrás a ti misma cualquier excusa.

    —¡Es imposible que no venga mañana! ¡Hay mucho de lo que hablar! ¡Es real! —mientras grita todo eso me está zarandeando—. Cuando salgas del trabajo estaré ahí otra vez para acompañarte. ¡Hay mucho de lo que hablar!

    No querrá ni pelear contra el calendario. En el fondo, Lydia estaba deseando hace tiempo creer en esto. Por fin tengo una aliada de verdad en toda esta travesía llena de dudas. Alguien con quien comentar todo esto que no sea alguna inteligencia artificial a la que pedirle consejos pero que no termina de entender bien por qué le cuento esas cosas sin sentido. Y, además de todo eso, mi amigo Frank está libre. Todavía quedan algunas predicciones turbias este mes, pero las tres siguientes hacen que sienta que, de tanto en tanto, pueda decir que las cosas empiezan a funcionar bien a mi alrededor. 

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El Twitter de Izan durante el día de hoy: https://twitter.com/IzanSecreto/status/1638533896651386883

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