Capítulo 8
--Juego a baloncesto--
"Pues mira, sí, así estiro un poco las piernas y no me ahogo en este mundo sin sentido en el que llevo toda una semana..."
Si lo pienso bien, esta predicción podría considerarse mi última oportunidad para llevarle la contraria al calendario. Yo estoy en el trabajo y, que yo sepa, no traigo conmigo ninguna pelota de baloncesto. Solo podría jugar si alguien me pide que juegue con ellos, y lo único que tengo que hacer es negarme. Si hago eso, se acabó el calendario.
—Eres un cabrón con suerte —me dice Elías, apareciendo por detrás, acercándose a mi oreja y asustándome con su voz profunda.
—Elías... Llevas diciendo lo mismo desde ayer.
—Un cabrón con mucha suerte, que lo sepas.
Eric aparece por detrás de Elías y le da unas palmadas en la espalda.
—De más de diez puntos —le dice. Elías solo le contesta con un gruñido.
Yo me río un poco con ellos, pero tengo la cabeza ocupada pensando en si de verdad intentaré negar el calendario después de lo que pasó ayer. Después del partido me convencí de que era real, ¿no?. De que es algún tipo de magia. Incluso aunque eso sea mejor que estar siendo víctima de un reality donde todo el mundo me está mirando, sigo muy asustado. ¿Es magia? ¿Por qué lo tengo yo? ¿Qué pasará si aparece otro calendario el mes que viene? ¿Y si en alguno aparece una predicción que detalla mi muerte? ¿De verdad quiero que las predicciones sean precisas?
Al salir del trabajo, repaso en mi mente el camino de vuelta a casa. Hay dos formas de volver, y solo en una de las dos paso por una pista de baloncesto. ¿Debería evitarla? Pero espera... ¿Y si llevarle la contraria al calendario termina siendo una especie de maldición? Claro, eso no lo había pensado. A lo mejor sí puedo evitar una predicción, pero si eso ocurre por mi culpa, la magia del calendario podría girarse en mi contra. Igual estoy jugando con algo con lo que no debería jugar. Aunque es el calendario el que juega conmigo. No tengo ni idea porque no sé por qué tengo este calendario en primer lugar.
Sin darme cuenta, mi cuerpo ya ha tomado la ruta que sí pasa por la pista de baloncesto. Empiezo a temer que algún tipo de Dios esté dirigiendo mis pasos de una forma mucho más descarada de lo que pensé en primer lugar. Cualquier cosa puede ser a estas alturas.
Al pasar por delante de las canastas, veo que hay un grupo de gente jugando. Son nueve personas. A la mayoría no los conozco, pero sí conozco a una.
—¡Izan!
—¡Hola, Abril!
Es Abril, una de las personas con quien suelo coincidir los sábados en el mercado. Es muy amiga de una amiga de Lydia, y por eso nos conocemos. Cada vez coincidimos más seguido, y creo que le caigo bastante bien. Yo me siento muy cómodo con ella. No es que me guste, pero hablar con ella siempre me alegra el día.
—Necesito que me digas algo —me dice, mirándome fijamente—. ¿Conoces la Jester League de baloncesto?
—Sí, ayer me vi el partido entero.
—¡Bien! Ya tenemos una cosa. Y lo otro... ¿Prefieres a los Crimsons, o a los Diávolos?
—Yo siempre he sido de los Crimsons.
—Perfecto... ¡Perfecto! —se emociona y se lanza a darme un abrazo—. Uy, perdón, el sudor.
—No importa —le digo con una voz que debe ser lo opuesto a la de alguien que lidera a un grupo de guerreros poderosos.
—Escucha, Izan, esto es importante. Esos son mis amigos de baloncesto. Cinco son de los Diávolos, así que luego les das tus condolencias. Y cuatro somos de los Crimsons. Creo que te imaginas cuál es el problema.
Me quedo paralizado y no contesto. Ella sigue hablando, mientras yo deseo golpearme en la cara para poder reaccionar.
—Para jugar un partido lo ideal es cinco contra cinco, ¿verdad? Y si encima un equipo apoya a los Diávolos y el otro a los Crimsons... ¿No es perfecto? Es decir, tal y como estamos, necesitamos a un fan de los Crimsons —dice mientras intensifica su mirada de complicidad y ansias por jugar—. ¿A que jugarás con nosotros?
—Ah, pues...
—¡Uy! ¡Perdona! No sé si estarás muy ocupado o si...
—No. No te preocupes. Juego.
Ni me lo he pensado. No he podido decirle que no a Abril. A su energía y a su ilusión. No ha sido hasta decir que juego, o incluso medio minuto después de eso, que me he acordado de la predicción del calendario.
Juego haciendo equipo con Abril. Soy muy malo, pero ella se mueve de una forma increíble. No es ningún secreto que Abril es buena deportista, su actitud, temas de conversación y forma de vestir ya daban pistas, y el baloncesto en concreto lo domina a la perfección. En cuanto a los demás jugadores, había un poco de todo. Al final son los Diávolos los que ganan, y siento que ha sido mi culpa. Pero al mirar a Abril, veo que se lo ha pasado muy bien de todas formas.
—¡Esto es lo que tenía que haber pasado ayer! —grita uno de los Diávolos.
Abril se burla de él, se gira hacia mí y me dedica una sonrisa.
—Un día de estos entrenamos tú y yo, y así los Crimsons nos podremos vengar.
Al volver a casa, usando el ascensor esta vez, porque no me puedo ni mover, pienso en lo especial que ha sido este momento, y en como el calendario es el que me ha llevado a esto. Aunque odio el deporte, debo admitir que me lo he pasado bien. Lo malo es que ha sido día de derrotas. Hemos perdido contra el otro equipo, y yo he perdido contra el calendario. No me he atrevido a llevarle la contraria. Tú ganas, calendario. ¿Qué toca mañana?
—Trabajo todo el día... —digo en voz alta, leyendo la predicción.
Bueno. Vendrán días mejores, ¿verdad?
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El Twitter de Izan durante el día de hoy: https://twitter.com/IzanSecreto/status/1633504223286501388
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El futuro tiene mi letra
ParanormalImagínate la siguiente situación: 1 de marzo de 2023. Te despiertas un día como cualquier otro y te encuentras en la puerta de tu casa la hoja de un calendario. El calendario es del mes de marzo de 2023, mes que empieza justo el día en que te encuen...