Capítulo 158: 5 de agosto de 2023

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Capítulo 158

--Alex me obliga a salir--

"Anda que ha tardado... Y espérate que conozca a Aaron y compañía. Ahí me mato ya."

    Alex se ha ido por la mañana, creo que a correr o a pasear o no sé, y acaba de volver con una cantidad de energía abrumadora.

    —¡Izan!

    Yo, que estaba sentado mirando a la nada y desconectado de toda realidad, tardo bastante en contestar.

    —¿Eh...?

    —Izan. He conocido a uno de tus vecinos de abajo. Aaron se llama. Nos vamos a ir de fiesta con él, pero ya.

    —Ya me lo imaginaba —digo, temblando por lo que se me viene encima—. ¿Vamos a salir todos esta noche?

    —¡Por supuesto! —ahí está, su aportación a la predicción.

    —Pues venga, no se diga más. Contrólame, por favor. Que, por lo visto, no sé beber.

    Alex se ríe un poco de mí. Creo que le encantaría verme borracho, así que no tiene mucha intención de detenerme.

    El día lo pasamos bastante tranquilos. Alex lleva toda la mañana jugando con Espino y haciéndole fotos y vídeos. Creo que ahora le está obligando a hacer un recorrido de obstáculos por la casa. Se lo pasa bien con él.

    —Este gato tiene infinitas posibilidades, Izan.

    —Pero si es muy tranquilo, suele estar quieto siempre.

    —Es como tú, pero en gato. Tú pareces así, y luego fíjate todo lo que tenías guardado. A saber qué hace este gato cuando nadie lo mira.

    —No por favor. Lo que me faltaba, que hasta mi gato me oculte cosas.

    Llega la hora de irnos de fiesta. Como la otra vez, Pol y Gemma se toman su tiempo para prepararse. Alex ya me ha avisado de que no hacía falta llegar tan puntuales, pero yo no lo he podido evitar.

    —Míralo el Izan qué callado se tenía a un amigo así —dice Aaron—. Yo pensaba que te juntabas con gente más tranquilita. Más como tú, vaya.

    —Bueno, un poco de todo... —digo, como una de mis respuestas para salir del paso y luego sentir vergüenza.

    A Alex se le escapa un poco la risa.

    De fiesta, el plan es similar al de la otra vez, pero siento que vamos a sitios como más ruidosos y amenazantes. De nuevo, han venido alguna de las personas del otro día. Rubén y como se llamen los demás. Yo los llamo Rubén rubio, Rubén chica y la de los piercings. No me consigo quedar con sus nombres.

    Empiezan a invitarme a la bebida. Le he pedido a Alex que controle lo que bebo, pero me siento un niño pequeño pidiendo eso. Por otro lado, teniendo en cuenta que le sacamos como diez años a esta gente, Alex se ha mimetizado bastante bien con el entorno.

    Ya empiezo a beber más de la cuenta. No sé si con algún añadido de los amigos de Aaron o no, pero me siento con bastante confianza, porque Alex sabe beber bien y se mantiene responsable. Él aguanta el alcohol y, además, es que ni lo necesita para pasárselo bien. Su vida entera es la previa a una borrachera constante.

    Lo importante es que Alex controle que no hago ninguna tontería y que luego me lleve a casa. Yo me olvido de todo lo demás. Me tengo que olvidar por un rato, porque es que me cuesta mucho afrontar cada principio de mes con tanta nueva información. Es todo un calendario lleno de predicciones que me vuelan la cabeza. Por eso las tacho, joder. Por eso las tacho. Si no las tacho, siento que siempre serán unas treinta frases que me intentan hacer daño y que no puedo con todas. Si las voy tachando, cada día hay una menos, y cada día es más llevadero. Hasta que llega el siguiente mes, y vuelta a empezar. Joder, vaya mierda.

El futuro tiene mi letraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora