Capítulo 154
--Acompaño a Ángel--
"Esperaba algo más relacionado con el calendario o con mis nuevos propósitos del mes. ¿Lo acompaño a dónde?"
Repaso el calendario una y otra vez. Tengo la esperanza de que Lydia aparezca de la nada y se ponga a comentar las predicciones conmigo, pero hoy tampoco podrá ser. Ahora mismo, las personas que saben lo del calendario son: Lydia, con la que todavía estoy distanciado; Frank, que está en la cárcel... Y, bueno, los VDLS, pero no creo que quede con ninguno de ellos ahora para comentar mi vida, si no saben ni quiénes son mis amigos ni los detalles sobre mi vida. Parece que mañana consigo resolver lo de Oliver y Hugo. Es un buen triunfo para comenzar el mes. Después veo muchas predicciones que involucran a Alex, y entiendo que le voy a contar lo del calendario el día cuatro. No me vendrá mal. Luego hay problemas con Aurora y con Liam por lo que veo... Y también un robo en el edificio. Es muy extraño eso. ¿Y qué es esto de que Ignacio todavía sale alguna vez más? Parece que también voy a tener un encuentro más personal con los VDLS... Interesante.
No sé, hay predicciones muy extrañas, como lo de ir al pueblo de Anna o lo del héroe que me rescata de la muerte. Al final, todo llevará al momento que más temo: Flora desaparece.
Salgo a dar una vuelta y a reflexionar con calma sobre las predicciones. De paso, me compraré una bebida energética o algo, porque no he podido dormir nada de nada.
A los pocos minutos de salir, me encuentro con Ángel, el sintecho, y su perro Pancho. Sus caras son tan sosegadas y felices como siempre. Ahora que no tengo empleo, tal vez me deba plantear lo de aprender algunos trucos sobre la forma de vivir de estos dos.
—¡Hombre, Izan! ¿Cómo tú por aquí? ¿No trabajas hoy?
—Hola Ángel —le doy la mano y luego acaricio a Pancho—. Qué va, si me han despedido hace nada.
—¿Qué dices? ¿Por qué te han despedido? Se puede preguntar, ¿no?
—Claro. Sin filtros, es lo que acordamos.
—Eso, eso. Sin filtros. Tú sí me entiendes —Ángel me mira orgulloso de que mantenga los valores aprendidos en nuestra anterior conversación.
—Pues sonará a ficción, pero me sacrifiqué para eliminar a un jefe malvado.
—¿Qué dices? —se ríe—. ¿Eso cómo fue?
—Hice algunas cosas reprobables para encontrar pruebas de todas las cosas malas que hacía nuestro jefe, al que todos odiábamos. Lo despidieron gracias a eso, pero los de arriba dijeron: este héroe es conflictivo y nos podría hacer lo mismo a nosotros.
—¿Sí? Oye, pues siendo ese el caso, te aplaudo mucho —empieza a aplaudir poco a poco y de forma solemne, como el típico miembro del jurado de los Talent Show cuando no les queda más remedio que reconocer que una actuación ha sido de sobresaliente para arriba.
—Sí, todos me aplaudieron también allí, pero ahora estoy desempleado.
Charlamos un poco más sobre mi trabajo, y, al final, terminamos hablando de él y de qué está buscando.
—Estoy buscando por la zona alguna tienda de empeños o tiendas de segunda mano o cosas así —dice—. Una persona vendió algo importante para mí.
—Vaya... ¿Quieres que mire por internet qué lugares así hay por la zona?
—Ah, no, tranquilo. Yo también lo puedo mirar —dice, y me enseña un móvil.
—Oh, perdón. He asumido que no tenías. Ya sabes...
—Sí, ya sé. Por ser un sintecho —dice, riéndose—. No lo he comprado ni tampoco lo he robado. Me lo regaló un amigo que se puso muy pesado. A veces me da algo de dinero también. Yo no quiero, pero él insiste. Es muy buena persona. Yo de todas formas lo uso poco, porque casi nunca tengo oportunidad de cargarlo.
—¿Quieres que te lo cargue en mi casa?
—Tú también eres buena persona, ¿no?
—Ah, bueno... —balbuceo, nervioso—. No sé. Dinero no te puedo dar, pero sí que te puedo cargar el móvil o acompañar a alguna de esas tiendas.
—Pues me vendría genial que me acompañes, la verdad. Alguien tendrá que vigilar a Pancho, que no le dejan entrar. ¡Con lo bueno que es!
No necesito más motivos.
Decido acompañar a Ángel hasta un par de tiendas que encajan con la descripción. Por desgracia para él, no ha sido capaz de encontrar el objeto que buscaba.
—¿Seguro que la persona no lo vendió por internet? —le pregunto.
—Qué va. Ha tenido que ser en una tienda de la zona. Conozco a esa persona.
—¿Pero qué objeto estamos buscando?
—Es un recuerdo. Un amuleto. Tampoco te preocupes demasiado... En realidad, no es tan importante.
Su expresión al decirlo es muy triste. También incómoda. Quiere cambiar de tema, así que no indago mucho más.
Después de despedirme de Ángel y de Pancho, llego a casa y me pongo en contacto con Hugo y con Oliver. Por separado, claro. En el caso de Hugo, acordamos los detalles de mañana. En el caso de Oliver, le hago creer que quiero quedar para que hablemos de algo muy importante.
El plan está listo. La predicción parece optimista, así que me siento confiado. Mañana se encontrarán cara a cara Hugo y Oliver.
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El futuro tiene mi letra
ParanormalImagínate la siguiente situación: 1 de marzo de 2023. Te despiertas un día como cualquier otro y te encuentras en la puerta de tu casa la hoja de un calendario. El calendario es del mes de marzo de 2023, mes que empieza justo el día en que te encuen...