Capítulo 40: 9 de abril de 2023

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Capítulo 40

--Liam habla de su pasado--

"Mira que me extraña... ¿Lo hará mientras juega o querrá hablar más en serio?"

    No puedo pensar en otra cosa que no sea lo de ayer. Cuando Liam me quiera hablar, que me hable. Yo ahora solo puedo estar tumbado en la cama mirando el techo y pensando en lo mágico que fue el día de ayer.

    Siendo domingo, debería de estar más preocupado por si me hablan los chalados del VDLS, pero es que me da igual. Que me hablen si quieren y si no, pues no.

    Abril me habla poco porque hoy tenía plan, pero me ha mandado una foto delante de un espejo con el puño frente a su cara para mostrarme como ha salido a la calle con la muñequera puesta.

    Con Liam paso algún rato jugando, como cada domingo. También hablamos con la gente de la cueva. Yo le he contado por privado lo de mi cita de ayer, y su respuesta ha sido:

[Liam. 12:32]

Cita significa... ¿Jugar menos?

    Él siempre con lo suyo. Los videojuegos por encima de todo. El problema que tiene Liam es que quiere jugar demasiado, y llega incluso a mostrarse cabreado si no respeto nuestro horario de domingo.

    Conocí a Liam jugando online, en una partida memorable por equipos en la que los dos íbamos con gente bastante mala o que no se tomaba en serio el juego pese a que esa partida definiría una gran cantidad de recompensas. Liam y yo nos coordinamos como dos profesionales y le dimos la vuelta a una batalla que parecía perdida hasta el último segundo. La emoción del momento hizo que hablásemos por mensaje privado dentro del juego, sin muchas esperanzas de que eso fuese más allá, pero al final terminó siendo mi compañero de juegos de los domingos. No lo conozco en persona ni sé casi nada de su vida, pero es mi amigo y nos entendemos muy bien. Y es tan bueno como yo en casi todos los juegos.

    Después de prepararme la comida, veo que he hecho mucha cantidad. Cuando eso pasa, suelo compartirla con mi profesor. Él vive solo y a veces le pasa lo mismo. Lo hizo una vez por mí, yo lo hice por él, y se convirtió en una especie de tradición. Los de la cueva están charlando y enviando memes indiscriminadamente, así que ahora mismo tampoco soy imprescindible ahí.

    Al darle la comida al profesor, me pide que coma con él. Yo acepto.

    —Pues resulta que el otro día la vecina de abajo le echó la charla a los LuLu —me dice en voz baja como si protegiera un secreto de estado.

    —¿La vecina de abajo? Espera, espera... ¿Te refieres a la señora Ángela?

    —Así es. La persona más tranquila y afable que conocemos también ha terminado hasta la coronilla de esos dos.

    —¿Qué les dijo?

    —Sin ánimo de ser un cotilla...

    —... No, por supuesto, usted no es nada cotilla —le miro con una sonrisa cómplice que él me devuelve.

    —Le dijo a su marido que les dijera algo, que con esos gritos no se podía vivir, y que qué vergüenza que traten así a una niña pequeña.

    —Y el señor Santiago no le hizo ni caso a su mujer, ¿no?

    —Parece que no. Lo de ese hombre no lo entiendo... No habla, no hace nada, no quiere nada.

    —¿Entonces fue la señora Ángela a hablar con ellos? ¿Y cómo se lo tomaron los LuLu?

    —No me enteré mucho, pero, por lo que sé, al principio parecían avergonzados por los gritos y, cuando salió el tema de la hija, entonces Lucía se puso echa una furia. Que qué tenía ella que decir de su hija, que si la volvía a insultar así tendrían problemas...

El futuro tiene mi letraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora