Capítulo 51: 20 de abril de 2023

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Capítulo 51

--Paso el día en el tanatorio--

"Es mi culpa. Nos queda grande. No sé qué me creí al intentar utilizar el calendario a mi favor..."

    Nos despertamos pronto. Lydia ha dormido en mi cama y pasaremos todo el día juntos. Me acompañará tanto al hospital como al tanatorio.

    Gracias al doctor Gabriel, nos enteramos del lugar del tanatorio y a qué hora se podía entrar. El hospital de Eric nos queda más cerca y a medio camino, así que pasamos por ahí primero.

    Al parecer, no hay ningún problema con las visitas que pueden entrar en la habitación. Su seguro es privado, así que tiene una habitación grande y cómoda para él solo.

    —Vaya, pero si ha venido Lydia también —dice Eric en mejor estado de salud de lo esperado—. ¿Has venido para que Izan no se pierda?

    —¡Pues claro! —contesta Lydia fingiendo algo más de alegría de la que en realidad tiene—. Se pierde por su propio barrio, imagínate en este hospital de lujo lleno de pasillos.

    —Haces bien. No queremos que Izan se pierda en un lugar como este, no lo podría soportar.

    —¿Me voy y así podéis burlaros de mí sin que esté yo delante? —digo, lanzando la idea al aire con toda humildad.

    Eric y Lydia no tienen mucha relación, pero su energía se vuelve una sola cuando se trata de burlarse de mí.

    —Que no, hombre —dice Eric, ya con un tono más maduro y sosegado—. Gracias por venir. A los dos. Pensaba que vendríais por la tarde. ¿No habéis ido al trabajo?

    —Tenemos la baja —digo—. Hoy queríamos venir aquí y luego tenemos que ir a otro sitio. Al tanatorio.

    —¿Al tanatorio? ¿Qué ha pasado? —dice Eric, incorporándose un poco.

    —¿Te acuerdas de mi profesor Rafael? ¿Mi vecino? Murió antes de ayer de un derrame cerebral. No lo encontraron hasta ayer.

    —Hostia... Lo siento muchísimo.

    —Es una mierda. Por eso ha venido Lydia, para animarme un poco a pasar el mal trago, y también para verte cuando le conté lo tuyo.

    No es mentira del todo. Es la mejor verdad que le puedo dar si quitamos todo lo relacionado con el calendario.

    —Muchas gracias por venir, de verdad. Pero ahora id al tanatorio. Despídete de tu profesor, Izan.

    —Sí, eso tendré que hacer. Tenía poca familia, no podría soportar que esté vacío y nadie se despida de una de las mejores personas que he conocido.

    Con Eric estamos cinco minutos más. Nos ha contado un poco mejor sobre lo que le ha pasado. Dice que le están haciendo pruebas y todavía está en observación. Que mañana sabrán algo mejor qué ha pasado, pero que podría ser una arritmia. No sabemos la causa, porque dice que puede venir de muchas cosas. Es posible que mañana visite a Eric de nuevo.

    Después de otros veinte minutos a pie, llegamos al tanatorio. Mi miedo era que no hubiese nadie, pero lo que me encuentro en su lugar es muy distinto.

    El lugar está a rebosar. Un hombre que vivió solo durante casi toda su vida, con muy poca familia, sin pareja ni hijos... Ha conseguido que su tanatorio esté lleno de gente. Alumnos de muchos años que lo tuvieron en secundaria, como yo. Todos faltando a su trabajo y haciendo un hueco en su agenda desde cualquier lugar donde se encontrasen para estar hoy aquí y darle un último adiós a una persona que solo compartió con ellos un breve tramo de sus vidas. Pero están aquí por la misma razón: todos recordarán a aquel profesor que era mejor que todos los demás. Todos querrán darle un último adiós al profesor Rafael porque saben que es lo que se merece. Porque a las buenas personas no las puedes dejar ir sin concederles por lo menos esto.

El futuro tiene mi letraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora