Capítulo 169: 16 de agosto de 2023

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Capítulo 169

--Todavía quiero intentarlo...--

"Tú lo has dicho, amigo calendario que escribe con mi letra... Tú lo has dicho."

    Por la mañana me preparo junto a Alex la posible charla con Abril.

    Me voy a llevar la muñequera que le compré en Madrid. La muñequera que le tenía que devolver si alguna vez lo solucionábamos todo. Hoy tiene que ser el día. Todavía quiero intentarlo...

    Quedamos a primera hora de la tarde. Me da un buen abrazo, uno con sentimiento. Eso me hace ver las cosas de forma más positiva.

    Al principio hablamos de tonterías, pero hay una expresión que me sorprende. Cuando le cuento todo lo que he hecho con el tema del robo del edificio y la familia de Ángel... A ella se le ilumina la cara.

    —¿Qué pasa...? ¿Por qué me miras así...?

    —Izan, ¿tú te oyes? —dice con una sonrisa—. Hablas con muchísima confianza. Has tomado mucho la iniciativa, has sido valiente y has confiado mucho en ti. Y eso es lo que me transmites cuando me lo cuentas. ¿Te das cuenta?

    —¿Qué? Ah... ¿Sí?

    —Hoy estás que irradias luz, Izan...

    Al decir eso, me da otro abrazo. Yo siento esperanzas, no solo en que podamos recuperar lo que teníamos... Esperanzas en mí mismo. En que de verdad yo esté mejorando. Abrazo fuerte a Abril. Noto que las cosas empiezan a encajar. Noto que es el momento de darle la muñequera y decirle que, ya sea como amigos o como algo más, quiero que estemos bien el uno con el otro. Que volvamos a hacer planes juntos. Que podamos sonreír siempre que nos vemos. Quiero decirle todo eso, pero...

    —¿Izan? ¿Estás bien? —dice. No me he dado cuenta del gesto que debo de estar mostrando hasta que me ha preguntado eso. Es un gesto de dolor.

    —No... No sé. Sí, no es nada.

    El olor. Es el olor. Pero más fuerte que nunca. El olor dulce y agradable. Un olor que viene acompañado con un dolor inaguantable en el pecho. No he podido ocultarlo. La expresión de mi cara es la de alguien que se retuerce de dolor. También estoy apretando con fuerza mi pecho. Es insoportable.

    —Me ha dado un mareo... —digo.

    —¿Mareo? ¡Si te estás agarrando el pecho! Izan... ¿Qué te pasa?

    Le quiero dar la muñequera. Le quiero decir todo eso... Todavía quiero intentarlo... Por favor, esto ahora no tiene que pasar...

    Saco de mi bolsillo la muñequera, o esa era la intención. Lo que saco en realidad es... Nada. O sea, me creo que saco algo, pero no estoy sacando nada. Me miro la mano. Noto que debería de haber un objeto ahí. Un... Sí, un objeto metálico. Uno pequeño. Creo que tiene forma de algún tipo de flor. Eso creo. No sé ni de qué estoy hablando. ¿Algo pequeño y metálico con forma de flor? ¿Por qué me creo que debería sacar eso de mi bolsillo?

    No es la primera vez que noto algo así. Una vez lo noté. Me miré la mano. Fue... ¿Cuándo fue? Sí... Fue el día que me declaré a Abril. Mi mano buscó todo el rato un objeto pequeño, ligero y metálico. Un objeto que debería estar ahí y ya no está.

    —¿Dónde está...? —digo sin querer en voz alta.

    —¿El qué? —dice Abril—. Oye... Me tienes un poco preocupada. ¿Has perdido algo?

    —Tengo el cuerpo raro. No sé. Para mí que es el calor y que ayer dormí fatal. Es que mis padres se quedaron a dormir en mi casa por sorpresa, y ya te imaginas...

El futuro tiene mi letraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora