Capítulo 189: 5 de septiembre de 2023

6 1 2
                                    

Capítulo 189

--Hablo de todo con Gabriel--

"Depende de lo que me diga, a lo mejor me pongo violento y todo. No creo que nadie me pueda juzgar por eso."

    Me sabe mal recurrir tanto a él, porque sé que suele estar ocupado en sus viajes y que busca muchos huecos solo para mí por el tema del calendario, pero, una vez más, estoy recurriendo a Alex para encontrar algo de guía.

    —Te lo digo yo, Izan. Si somos listos, podemos surfear también la predicción de Flora. Si lo hacemos bien, Flora estará bien.

    —¿Y si ya vamos tarde? ¿Y si le ha pasado algo?

    —Le puede haber pasado algo, o no, dependiendo de lo que hagas mañana. ¿Todavía no te has enterado de cómo funciona?

    —Sí, si entiendo lo que dices. Lo del gato de Schrödinger y tal. Flora siempre estuvo bien o siempre estuvo mal dependiendo de lo que pase mañana cuando abra la caja, o sea, según la forma en que la encuentre o lo que yo haga para conseguirlo. Pero... Hay muchas posibilidades de que la termine cagando y no sepa cómo hacerlo. Porque es eso, no sé cómo aprovechar estos truquitos.

    —Mira, tú déjame pensar a mí, y antes de que termine el día te tiro tremenda estrategia que vas a aplaudirme con las orejas. Ahora céntrate en la predicción de hoy, que tienes que hablar con el doctor pedófilo, y eso también requiere su mal trago.

    —Esa es otra. No sé cómo voy a hablar con esa persona...

    —¿Sabes cómo? Siendo el Izan chungo. El que se ve, de repente, en una posición de poder, y empieza a maltratar verbalmente a sus víctimas. Como hacías con la abogada y con el compañero de trabajo ese que ahora es tu amigo.

    —Es verdad, tengo ese poder...

    —Pues con ese sujeto, más todavía. ¡Venga, atízale con tu sarcasmo más mordaz! ¡Iiiizan! ¡Iiiizan!

    Con esos vítores de mi parte, me armo de valor y llamo a la puerta de Gabriel.

    Sí, en parte lo hago porque el calendario dice que lo haré, y no estoy en condiciones de llevarle la contraria después de ver cómo se cumplen incluso cuando no muevo ni un dedo. Lo hago porque es mi última oportunidad de hablar con él, ya que es muy posible que mañana Flora vuelva a casa cuando la encuentre. Cuando eso pase, Gabriel se irá. Creo que me sentiré mal si nunca escucho su versión de los hechos.

    Gabriel abre la puerta. Está mal afeitado, con ojeras, despeinado y oliendo a alcohol.

    —¿Por qué me miras así? —pregunta Gabriel, con la mirada casi ida.

    —Tienes un aspecto horrible... —digo. No se me ha ocurrido otra cosa que decir.

    —¿Qué quieres...? —dice, cansado, dejándome la puerta abierta para que pase si quiero.

    Yo le sigo y cierro la puerta a mi espalda.

    —Hoy no te puedo ayudar. El presidente de las sonrisas ya se ha acabado. No puedo más.

    —Voy a ser claro, ¿vale? —digo—. Gemma me lo ha contado todo.

    —Ah. ¿Y vienes a buscar a Flora ahora que sabes lo que ella piensa de mí?

    —No. Bueno, a lo mejor busco, depende de lo que me digas.

    —Mira, Izan... No tengo ganas de hablar. Quiero que Flora aparezca de una puta vez y me dejéis irme de aquí.

El futuro tiene mi letraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora