Las hermanas Iris y Aria acuden a la coronación del nuevo Rey de Asgard: Thor. Iris, conoce a alguien que pondrá toda su vida en jaque.
Descubre ésta corta pero bonita historia sobre el amor, la pasión y la familia.
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Loki sabe llevar a Sleipnir muy bien, parece que están conectados, eso es lo que más admiro de ellos dos.
Cabalgamos sin descanso hasta llegar al Arroyo, Sleipnir se para frente a él, quiero bajar pero Loki me lo impide.
-¡Espera!
Sus manos recorren mis antebrazos hasta coger mis manos.
-Antes quiero saber qué te pasó anoche. -¡Pufff! No tengo ganas de darle explicaciones y mucho menos que sepa que me puse celosa.
-No tiene importancia, me agobié un poco. -digo intentando convencerlo.
-Pues me has hecho pasar una noche horrorosa, no me dormido nada pensando en ello. No vuelvas a hacerme algo así. -¿El Príncipe de Asgard preocupado? Ésto sí que es una novedad.
-Lo siento. -murmuro.
Toma mi rostro con ternura, nuestros ojos se devoran.
-A tí, te perdonaría cualquier cosa. Me has hechizado. -Sus palabras me hacen erizar, deseo sus labios pero no quiero parecer desesperada.
-¿Loki el Hechizado? Ahora te conocerán por ese mote, ten cuidado, las viejas del pueblo adoran crear nuevos rumores sobre la familia real. -me está sonriendo cómo un completo idiota.
-¿Ahhh si? -se hace el interesante. -Cuéntame los chismes del Reino. -Cruza sus brazos.
-No creo que quieras saberlos, créeme. -digo sonrojada, he escuchado cientos de historias de la vida sexual de Loki.
-Bueno, puedes ahorrarte todos aquellos sobre Thor, no me interesan, quiero saber qué dicen sobre mí. Aunque para tu información, sé bastantes, así que puedes saltarte todos aquellos que hablan mis traiciones y sediciones, quiero escuchar de tus labios aquellos que son morbosos.
Bajo de un salto de Sleipnir para su sorpresa.
-Si los sabes... ¿Para qué demonios quieres que te los cuente? -Estoy molesta, sabe provocarme.
Baja él también y me acorrala en un árbol en el borde del arroyo. Nuestras respiraciones son agitadas, el deseo nos invade.
-Porque me encanta ver cómo los celos te comen cuando lo piensas. Igual que anoche cuando guiñé el ojo a tu hermana... Estás coladita por mí. -Sus labios están fruncidos, respira sólo por la nariz haciendo que su profunda respiración llegue a mis labios.
-No sé de qué hablas, no eres tanto para mí. Baja tu ego, Príncipe Hechizado. -Salgo por debajo de sus brazos pero me atrapa por la cintura y me gira hasta que nuestros rostros se vuelven a encontrar.
-Si me sigues desafiando así... no respondo.
-¿Es una amenaza? -Levanto mi ceja preguntando a pocos centímetros de sus labios.
-Es una advertencia. -se acerca para besarme pero me agacho rápidamente. Le hago una zancadilla cayendo de espaldas y me pongo a horcajadas sobre él llevando sus manos por encima de su cabeza.
