Vikinga

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—Iris, tenemos que hablar a solas. 

Dejamos a la pequeña con Sigyn y mi madre. Salimos hasta llegar al establo de la Volkyr. 

—¿LA REINA, LOKI? —estoy tan confundida que no puedo pensar. 

—Thor no está bien, y, es consciente de cómo está el Reino. Él mismo ha tomado esa decisión, es la heredera. 

—Pero es una niña… Es una condena para ella. 

—Es su legado, Iris. Cada uno tiene una carga. —mira mi vientre y con cuidado lo acaricia. —Cada uno tiene su carga… —vuelve a repetir más bajo como consolándose. 

—No te preocupes ahora por nuestro hijo.

—No es por él por quién me preocupo, me preocupas tú, necesito que te cuides y estés bien. 

—Escúchame bien, Laufeyson. —cojo su rostro para obligarle a mirarme. —Haré todo lo que tenga que hacer para que tanto tu hijo como yo, lleguemos sanos y salvos hasta el final. —sus ojos se llenan de lágrimas.

—¿De verdad? —qué tierno.

—Cariño, te lo prometo. Aún te queda esposa para largo. 

—Te amo, Iris. 

—Bésame. —nuestros labios se encuentran desesperados el uno por el otro. Sus manos rodean mi cintura y me atrae todo lo que puede hasta su cuerpo.

—Eres la constelación que me guía. 

—Tus ojos son mi constelación, Loki. 

Nos abrazamos disfrutando de esos segundos a solas en medio de tanta locura. Su mano pasa por mi cabeza, me siento tan recogida entre sus brazos que no quiero salir. 

—Iris… Tenemos un problema. 

—Si sólo fuera uno… —respondo mientras me separo un poco de él, lo siguiente como para verle la cara. 

—Me temo que tu hermana ha sucumbido a todo lo relacionado con el poder de las sombras. —miles de cristales me paralizan.

—¿Crees que la hemos perdido? 

—Es difícil saberlo, lo que sí sé, es que mientras siga así, Thor jamás se recuperará. Está bajo su influencia oscura. —noto su odio. 

—Lo siento, Loki. 

—No pidas disculpas por algo que no es de tu responsabilidad. Ahora tenemos que ir al campo de batalla, los Guerreros nos esperan. Hay que dar la noticia, ahora tienen una nueva Reina por la que luchar. 

—Cómo decidas, dame órdenes. 

—Pues cómete esa bolsita de nueces que te ha dado Sigyn mientras vamos de camino. 

—Sí, mi Rey. 

Sonríe.

Sobre Sleipnir, avanzamos hacia el campo de batalla donde los guerreros aguardan. El viento acaricia mi cabello, y Loki, me rodea en un abrazo que es más que un simple gesto de cariño. Sus manos encuentran las mías, entrelazándose con ternura, mientras disfrutamos del trayecto.

El suave balanceo del paso de Sleipnir se convierte en una danza compartida, y siento el calor reconfortante de Loki a mi lado. La luz del sol se filtra entre las nubes, pintando de tonos dorados el paisaje que se despliega ante nosotros.

—Te amo, Iris. —murmura Loki, y su voz, como un susurro, se mezcla con el viento. Cierro los ojos por un instante, absorbiendo la melodía de sus palabras.

💚𝑺𝒂𝒍𝒗𝒂𝒋𝒆 𝑨𝒎𝒂𝒛𝒐𝒏𝒂💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora