Ramera

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Atravieso el largo pasillo que conduce hasta la biblioteca

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Atravieso el largo pasillo que conduce hasta la biblioteca. El recuerdo de aquella noche cuando Loki me acorraló contra la puerta acelera mi corazón.
La puerta, como aquella noche, está abierta. Me asomo con cuidado, vuelvo a quedarme maravillada con la cantidad de libros, pero algo llama mi atención. Es el amor de mi vida leyendo, está concentrado, su look elegante y sencillo es perfecto para él, ese es Loki.

Despacito me acerco, eleva su mirada y sonríe.

-¿Dónde va esta doncella tan hermosa? -las cosquillas están de nuevo.

-Venía buscando a un apuesto Príncipe. ¿Lo ha visto? -La distancia entre ambos es apenas existente.

-Conozco uno, pero no se lo recomiendo. Es frío y poco de fiar, Palacio le teme.

-Me interesa. -roneo en su cuello mientras sus manos rodean mi cintura.

-¿Seguro que la bella doncella quiere convertirse en Princesa? -susurra enloqueciéndome.

-A la bella doncella no le importa ser Princesa, le importa el amor que siente por su Príncipe. Así que, buen hombre, si usted no es mi apuesto caballero le sugiero que se aparte.

-¿O sino qué? -pregunta paseando sus dedos por mi rostro.

-La ira de mi amado caerá sobre cualquier hombre que me ponga un dedo encima.

-Uhhhhhhhh.

-Dígame caballero ¿Es usted a quién ésta doncella busca? -pongo la mano en la entrepierna robándole un jadeo, está duro como una piedra.

-Seré quien usted quiera que sea. A su merced. -se pone de rodillas, su mirada es preciosa a la vez que desprende lujuria.

-Quiero que sea el Príncipe de mis sueños, el que me hace delirar de amor y humedecer de placer. -sonríe, está disfrutando la situación.

-Sus deseos, son órdenes para mí. -no pasa más tiempo y sus manos se posan en uno de mis tobillos, suben lentamente hasta la cara interna de los muslos aparentandolos de placer.

-Abre.

Mis piernas obedecen, aflojan dejando que siga su camino, pasa tímidamente por mi monte de venus y baja discreto hasta el placer de mi ser.

-Iris... No sé qué me haces pero voy a perder la cordura contigo. -Se levanta poco a poco, sus ojos conectan con los míos y nuestros cuerpos se acoplan perfectamente.

-Tengo entendido que ya la habías perdido hace tiempo.

-Deja que te muestre hasta qué punto es cierto. -Cierra la puerta de la biblioteca con un giro de muñeca, coge el lazo verde que decora mi trenza, tira de él hasta deshacerlo por completo.

-Con lo guapa que iba... -me quejo como una niña pequeña.

-Te voy a poner más guapa si cabe. -con mucha sensualidad quita los corchetes de la falda, suelta la cinta de las enaguas y las deja caer al suelo.

💚𝑺𝒂𝒍𝒗𝒂𝒋𝒆 𝑨𝒎𝒂𝒛𝒐𝒏𝒂💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora