El licor Asgardiano

75 16 4
                                    

Es casi la hora de mi quedada con Volkyr

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Es casi la hora de mi quedada con Volkyr. Tras el baño, me pongo un bonito traje que Aria ha seleccionado para mí.

Salgo hacia los jardines, mi amigo no debe tardar en llegar. Sentada en un bordillo, una mano se posa en el hombro.

—Querida…

Es Frigga, su aspecto es cansado pero tan amable y dulce como siempre.

—Alteza… —me levantó rápido para hacerle la reverencia.

—He querido dejar pasar el tiempo suficiente para que estuvieras algo más recuperada. —ella también está sufriendo, Frigga daría su vida por Loki.

—Gracias Frigga. Es un detalle muy generoso por su parte permitirme estar en Palacio. —digo sincera.

—Eres parte de la familia, y la próxima Reina llevará tu nombre.

—Ha sido un detalle precioso, estoy muy agradecida.

—Aria es inteligente, sabe lo que debe hacer.

La conversación se vuelve algo incómoda, quiero irme de aquí ya.

—Ha sido un placer verla, Alteza. Ahora sí me permite, me esperan para la cena. —me giro rápido.

—Iris… —me llama con la voz rota. Cuando la miro a los ojos están llenos de dolor y lágrimas.

—Alteza…—susurro rota por el dolor que ambas compartimos en secreto. Ella coge mis manos con dulzura.

—No lo olvides, él te ama, lo sé. —sus palabras me duelen tanto o más que las propias palabras de Loki.

—Fué su hijo el que olvidó todas las promesas que grabó en mi corazón noche tras noche. —mis lágrimas se unen a las suyas. —Por desgracia, no puedo olvidarlo, pero espero que algún día la vida me recompense, pues he tenido bastante aplomo y educación con la situación.

—Está sufriendo mucho allí encerrado.

—No es culpa mía, cada uno es dueño de sus actos.

—Gracias por escucharme, Iris. Estoy segura que en tu corazón, hay un rincón para perdonar a mi hijo.

Podría ser más dura en mis contestaciones, pero esta mujer no se lo merece. Siempre ha cuidado de Loki, y justificado cada acto que ha realizado.

—Gracias a usted por sus amables palabras.

Salgo de allí a velocidad ultrasónica. Me escondo en un rincón dónde no ser vista, el pulso lo tengo acelerado.

—¿De quién te escondes?

Doy un salto del susto.

—¡Volkyr! —me abrazo a él.

—Eyyy bichejo, ni que hubieras visto un fantasma.

💚𝑺𝒂𝒍𝒗𝒂𝒋𝒆 𝑨𝒎𝒂𝒛𝒐𝒏𝒂💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora