De vuelta

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Me despierto sobresaltada al sentir la fría y viscosa babosa de Sleipnir en mi rostro. Con cuidado, me libero de entre sus patas y me deslizo fuera, procurando no perturbar al imponente ser que duerme plácidamente.

Me acerco sigilosa hacia donde reposan los demás. Sigyn está junto a mi madre, cuyos sueños parecen tumultuosos, sus ojos están moviéndose inquietos. El miedo se apodera de mí, retrocedo, instintivamente sosteniendo mi vientre en un gesto ansioso.

—Es la influencia de tu hermana, está bajo su hechizo. —observo la proyección de Loki en la llanura empedrada. Me vuelvo, y sus palabras perforan mi corazón, provocando que mis ojos se llenen de lágrimas. —Te necesito, no puedo más.—respondo, mi voz está quebrándose ante la magnitud del desafío que enfrentamos.

Loki revela la urgencia de volver a Jotunheim, la conexión con Angerboda, y la búsqueda de Aria. Angustiada, le insto a despistar mientras nosotros regresamos a Asgard. 

—Sigue lo marcado, estaré contigo pronto. —asegura Loki. 

—Amor... No nos dejes solos mucho tiempo. —ruega mi corazón, y sostengo mi vientre con fuerza como si pudiera protegerlo de todo mal. 

—Cuando menos lo esperes, estaré junto a ti

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—Cuando menos lo esperes, estaré junto a ti. —promete, su voz termina resonando en mi alma y sus ojos se humedecen en la proyección, y en ese instante, me siento sola. Veo cómo desaparece, dejándome en la vastedad de la llanura. Entonces, Sleipnir se acerca, su hocico acaricia mi espalda. Me abrazo a su potente cuello, dejando salir la amargura del momento, buscando consuelo en su ser reconfortante.

No soy consciente del tiempo que ha transcurrido, pero los tonos naranjas del amanecer comienzan a deslizarse sobre el negro de Asgard, pintando el cielo con la promesa de un nuevo día.

No soy consciente del tiempo que ha transcurrido, pero los tonos naranjas del amanecer comienzan a deslizarse sobre el negro de Asgard, pintando el cielo con la promesa de un nuevo día

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—Bichejo… —escucho la voz de Volkyr, y siento su mano tocar la mía.

—Lo necesito, necesito a mi marido. —respondo, acercándome a él en busca de su abrazo reconfortante.

—Lo sé, pero volverá. Ese cabrón te ama, te lo aseguro.

Guardo silencio, porque sé que tiene razón. Lo miro y descubro una herida fea en su rostro.

💚𝑺𝒂𝒍𝒗𝒂𝒋𝒆 𝑨𝒎𝒂𝒛𝒐𝒏𝒂💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora