Las hermanas Iris y Aria acuden a la coronación del nuevo Rey de Asgard: Thor. Iris, conoce a alguien que pondrá toda su vida en jaque.
Descubre ésta corta pero bonita historia sobre el amor, la pasión y la familia.
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El aire de Midgard vuelve a contaminar mis pulmones. Recuerdo como Loki me advertía de tal cosa, así que hago lo que me enseñó y en pocos segundos me normalizo.
—¡Vaya… Heimdall… Eres todo un visionario. —estaba justo enfrente del lugar dónde tenía las referencias de mi padre.
Me acerco a la gran entrada, el edificio es enorme, el ruido de la calle me sigue abrumando, pero lo superaré.
Llamo a la gran puerta pero nadie abre. Sigo golpeando asustada y desesperada, hasta que una voz sale de algún lugar.
—¡Oiga! Un poco más de respeto con los bienes ajenos. —era una voz como alienígena.
—¿Quién habla? —pregunto asustada.
—Me llamo Jarvis, soy el sistema de inteligencia artificial que creó el Señor Stark. —vale, no ando desencaminada.
—Necesito hablar con él, por favor.
—Claro, pase.
Las puertas de abren solas, quedo solitaria en aquel rellano de cristales y acero.
—¿Se puede saber quién demonios eres? Pareces sacada de una casa de indigencia.
—Mi padre jamás me dijo que fuera usted tan desagradable. —respondo defendiendome.
—¿Y quién es tu padre? —se cruza de brazos, mi rabia se acumula.
—Mi padre es Zeoden, Guerrero de de la Corte de Asgard. —la boca del señor Stark se hizo una O.
Anda hacia mí incrédulo.
—¿Eres la pequeña Iris Zeodendóttir? —esto me daba más miedo aún.
—Supongo que si. —pongo mi mejor sonrisa incrédula.
—¡¡MADRE MÍA!! —grita. —¡Fíjate, eres toda una mujer! Te pido disculpas por cómo te he hablado.
—¿De qué conoce a mi padre?
—Zeoden siempre ha sido un buen aliado de Los Vengadores.
—¿VENGADORES? —pregunto algo alterada.
—Sí, tu Rey, Thor, es uno de ellos.
Mis ojos grandes no daban crédito.
—No entiendo nada, Señor Stark.
—Tienes pinta de estar cansada, ¿Por qué no te duchas mientras te preparo un delicioso sándwich de pollo? —¿Sandwich?
—Estaría bien.
—Cuando salgas hablamos de todo.
Observo el edificio de acero y alucino con la tecnología que me rodea. Me siento abrumada por todo lo que me han contado y lo que he visto en mi breve estadía en este lugar. No puedo entender cómo es posible que exista un lugar así, con tanta tecnología y recursos a su disposición.
