Asgard... ¿dónde está?

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La guardia espera, aún no entiendo qué pretende Aria con esto, pero no pienso esperar más tiempo.

Me retraso hasta donde Sigyn está con mi madre.

—Sigyn… debes protegerla. Ve a casa de Volkyr, allí estaréis a salvo.

Sus ojos vidriosos esperan para responder.

—De ese demonio que tienes como hermana, no estaremos a salvo en ningún lugar. Loki debió matarla cuando tuvo la oportunidad.

—¡Sigyn! —Volkyr, con cierto enfado le reprende por detrás.

—¡Tú ponte de su parte! Todos lo hacéis…

—No digas eso, por favor, te pido que no me abandones en el último momento. Te necesitamos, Loki te necesita. —imploro con toda la humildad que puedo. No responde, pero sé que mis palabras la han ablandado.

—Disculpa… —susurra mirando al suelo.

—Sigyn, gracias.

Con tranquilidad, y despidiéndose antes de Volkyr, se va separando del grupo, pero mi querido amigo, que la adora, envía a un guerrero con ella. Realmente, él no lo reconoce, pero está enamorado.

Me adentro por las calles empedradas de Asgard, el eco de Sleipnir resuena en la quietud sepulcral que envuelve la ciudad. El aire, antes vibrante con la esencia divina, ahora es denso y está cargado de una melancolía que se posa como un velo sobre cada rincón. El gris de las piedras y el cielo cerrado crean una paleta sombría que refleja la decadencia que ha consumido este reino celestial. A mi lado, Volkyr conserva su presencia firme, pero su mirada refleja la misma desazón que siento.

—Esta oscuridad es asfixiante. Hasta la luz parece haber abandonado Asgard.

Asiente con solemnidad, su mirada está perdida en la desolación.

—La soledad aquí es como un eco vacío.

Suspiro, dejando que el temor se deslice en mis palabras.

—Siento un miedo profundo. Como si la oscuridad que nos envuelve estuviera lista para tragarnos por completo.

Con una pizca de melancolía en su voz, confiesa.

—Ese mismo temor late en mí, Iris.

Mis ojos revelan la vulnerabilidad que guardo.

—No quiero enfrentar esta oscuridad sola, Volkyr. Pero tampoco quiero perderte.

Con un atisbo de esperanza, responde.

—Quizás juntos podamos encontrar una luz en esta oscuridad. Pero si hoy es nuestro último día, al menos enfrentemoslo juntos. Desde pequeños nos hemos preparado para algo así. Eres nuestra mejor guerrera.

Me quedo unos segundos pensando en sus palabras. Recuerdo como efectivamente, desde pequeños, hemos soñado con una gran batalla. Pero claro, no era Aria quién controlaba el bando contrario, ni tampoco estaba casada con el Príncipe del Caos ni mucho menos embarazada de él.

—Cierto, estamos preparados. Habla con los chicos, entramos a las murallas de Palacio.

Asiente y se aleja, dejándome sola ante la imponente estructura que alguna vez albergó la grandeza de Asgard. Mi mirada se pierde, y una marea de sentimientos me inunda. Acaricio mi vientre con un nudo en la garganta y susurro, —Amor, no me dejes sola. Dame fuerzas para lo que viene.

Sleipnir, gira su cuello para mirarme con ojos verdes, vidriosos. Es como si entendiera, como si la conexión entre nosotros trascendiera lo imaginable. Siento que Loki, de alguna manera, está presente, escuchando mis pensamientos más íntimos.

💚𝑺𝒂𝒍𝒗𝒂𝒋𝒆 𝑨𝒎𝒂𝒛𝒐𝒏𝒂💚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora