—Entonces… ¿Seguro que tenemos a Angerboda de nuestra parte, Loki? Tengo miedo.
—Confía en mí, sabes que jamás haría nada que nos pudiera perjudicar. Cada paso que doy es firme, no puedo permitirme fallos. No contigo. —el calor de mi corazón se aviva con sus promesas. Es cierto que no hemos dejado de pasar momentos complicados, pero, es lo que me hace amarlo.
—Te amo, Loki. —no quiero limitarme en decirlo, es lo que siento.
—Iris, creo que lo que siento por tí supera cualquier palabra bonita, aún no hay descripción para lo que provocas en mí, eres una bruja, me tienes hechizado. —sonrío, es muy bonito lo que acaba de decir.
—Soy una Guerrera, la bruja es mi hermana. ¿Recuerdas? —ambos reímos. Estamos pasando un momento tan agradable que es una pena que sea algo fugaz, porque la realidad es que después del rescate, seguramente tenga que volver.
Recojo la mesa con su ayuda, esta vez sin magia, disfrutando de los pequeños y sencillos momentos cotidianos que hacen que nuestra vida tenga sentido, y para mí, este momento es uno de ellos.
—Deberíamos descansar, Loki. En unas horas tengo que partir. —su ceja de arquea.
—Dirás tenemos.
—¿Qué? Te van a descubrir. ¿Crees que Sigyn o Volkyr no se darán cuenta?
—Tienes razón, dejaré el cuerpo de Adell, buscaré uno de los guerreros.
—Loki… Veo lagunas en el plan.
—Confía en mí, testaruda.
—¿Adell no sabrá que algo no encaja?
—Querida, no me ofendas. Por favor. —me sonrojo.
—Esto es muy estresante, Loki. Demasiado.
—Pues debes relajarte, sé lo que tengo que hacer. Además, no pienso dejarte en compañía de Vikingos. ¡Eres la Princesa de Asgard! —eso me hace sentir especial, sólo yo sé lo que necesito tenerlo conmigo en su forma.
—Te echo de menos, amor. —sonríe.
—Lo sé, pero todo llegará. Ahora debemos ser cautos. Vamos a descansar.
—Vamos. —respondo cogiendo cariñosa su mano. A pesar de ser piel de una mujer, reconozco la suavidad de su tacto.
Sobre la cama, sus caricias me dejan adormilada, a pesar de todo el coraje y la preocupación de encontrar con vida a mi madre, el cansancio y la tranquilidad de estar con Loki me hace caer rendida.
—Shhhhh, despierta Princesa, es la hora. —su voz es más nítida, el tacto de su piel es más rudo. Abro los ojos asustada.
—¡Helgar! ¿Qué haces aquí? —pregunto agitada mientras tapo mi cuerpo.
—Tranquila, soy tu esposo en el cuerpo de este montón de músculos y poco cerebro.
Río locamente, jamás hubiera disfrutado tanto de una situación así.
—Helgar es un gran guerrero, no seas cruel.
—Debería ducharse más. —ponemos ambos cara asquerosa, ciertamente Helgar era poco amante del jabón.
—Tienes razón, podrías darte una ducha antes de irnos. —ojalá acepte.
—Si es contigo sí.
—Nada me apetece más.
Salgo de la cama completamente desnuda.
—Espero que Helgar no recuerde nada de esto, o te mataré.
—Nadie mira desnuda a mi mujer.
—¿Sigyn no cuenta, verdad? —lo miro coqueto mientras entro al baño.
—Ella no cuenta. —responde sin pelos en la lengua.
Pocos segundos pasan cuando las manos del rudo Guerrero pasan por mi cintura, el tacto es distinto y me siento incómoda.
—Helgar es demasiado diferente a tí, me gustabas más de chica.
—¿Me estás llamando afeminado? —no puedo aguantar la risa.
—No, Loki. —su entrecejo se frunce.
—Ya hablaremos tú y yo. Ahora vamos a lo que nos compete.
No sé si se refiere a la ducha o a la búsqueda, pero antes de que se de cuenta, recojo mi pelo haciendo que mis pechos estén completamente al aire. Es sorprendente reconocerlo tras esos ojos, las impresiones y los gestos no me dejan lugar a duda, es él.
—Cierra la boca. —digo mientras dejo que la bañera se llene.
—Es que eres tan… hermosa…
—Tus palabras angelicales sé que esconden un propósito.
—Y glorioso.
—Embaucador… —lanzo a su cara un poco de agua y ríe, me da la vida.
—Me gusta coquetear con usted, Señora Laufeyson. —ahora río yo.
Entro en la bañera con su ayuda, apoyo la espalda en la piedra helada mientras observo como se desnuda. El cuerpo es demasiado diferente, y sinceramente, no lo encuentro atractivo, Helgar nunca llamó mi atención. Con cuidado se coloca tras de mí y recoge mi cuerpo entre sus brazos. Sus manos acarician mis hombros y descienden por los brazos.
—Es relajante. —susurro con los ojos cerrados.
—Es lo mejor del mundo. —responde tan bajito que se nota como una brisa.
—Tú eres lo mejor. —intento olvidarme del mundo estoy saturada. Él tampoco dice nada, sólo una canción se reproduce en sus cuerdas vocales. Unos minutos relajantes nos envuelven a ambos.
—Tengo miedo, Loki.
—Yo también, Iris.
—Pienso que si Aria juega con magia oscura, sabrá nuestros planes.
—Es probable, pero ahora mismo está desquiciada buscándome. Ella nota mi presencia, pero mi cuerpo está en Jotunheim con Angerboda. —esas palabras no me gustan y me tenso.
—¿Seguro que no la has besado?
—Te lo prometo. —sus dedos enroscan mis mechones.
No respondo, sólo me acurruco de lado dejándome envolver por sus caricias.
—Te quiero tanto… Princesa.
Sigo sin responder, sólo quiero sentir que todo es como antes.
—Cuando pueda volver, prometo tatuar cada centímetro de tu piel con besos y mordiscos.
—Eso suena demasiado bien, Loki. —digo medio adormilada. —A veces me cuesta creer que vayamos a tener una vida normal.
—JAJAJAJA. —su escandalosa risa me saca del trance. —¿Sabes? A veces, también siento lo mismo pero no me cansaré de intentarlo, y te aseguro que vamos por el buen camino.
—Que los Dioses te oigan, amor. —sus brazos me recogen mientras los aceites aromáticos nos envuelven.
—Iris… Tenemos que salir, Volkyr y Sigyn están listos.
—Qué poco dura la alegría en esta casa. ¡Está maldita! —refunfuño saliendo para alcanzar una capa y secarme.
—¿Me dejas? —intenta acercarse.
—¡No! Déjame.
—Princesa…
—Te espero abajo. —respondo de mala gana mientras comienzo a colocar la ropa. Cojo mi espada y bajo las escaleras malhumorada. Efectivamente, Volkyr y Sigyn están listos, en su portal esperan con algunos de los guerreros.
—¿Se puede saber qué demonios pasa? —pregunta Loki bajando las escaleras.
—¡NADA! —grito haciéndole parar.
—Claro. —sonríe levemente y se acerca hasta dónde me encuentro.
—¿Puedo hacer algo por ti?
—Sí, cállate. —estoy furiosa por todo y por nada. En otro momento él hubiera luchado conmigo, pero esta vez, solo calla mientras me acaricia la mejilla.
—Perdona, Loki. Estoy alterada.
—Tranquila, no tienes que justificarte. Estamos pasando algo realmente complicado. ¿Estás lista para el siguiente paso? —asiento con un par de lágrimas rebeldes cayendo.
—Bien, aunque sé que soy irresistible, procura no llamarme Loki. —su humor es particular, me hace reír.
—De acuerdo, Helgar. —murmullo.
—Bien, debemos salir. Iris, guíate conmigo para ésta batalla. No vayas de líder ni cometas errores, nos va a todos la vida ello. —entiendo.
—Tranquilo, he madurado. —le guiño un ojo.
—Ya… —dice con cierta duda.
—Vamos, solo faltamos nosotros.
Abro la puerta y todos miran. Loki, en el cuerpo Helgar avanza hasta ellos con determinación.
—¿A quién matamos hoy? —el muy cabrón lo ha clavado. Todos ríen con cierta discreción, es de noche y no queremos llamar la atención.
—Alteza… —susurra apenada.
—Hola Sigyn… Gracias por venir. —me abrazo a ella con fuerza y desesperación.
—Sabes que te seguiría hasta el final.
—Lo sé.
Volkyr está con los demás para determinar algunas cuestiones del plan. Mientras voy al patio trasero de casa para salir con Sleipnir.
—Campeón, vamos, hoy ambos estamos contigo. —cuando llegamos hasta los demás, puedo reconocer la sonrisa de mi esposo en el rostro de Helgar.
—¡Desde luego que este caballo es impresionante! —exclama Volkyr.
—Iris tiene una enorme suerte de poder montarlo. —responde emocionada.
—Gracias, Sigyn.
No queremos grandes estruendos, cada caballo porta dos guerreros. Loki se las ha apañado muy bien para ir conmigo, es un maestro. Nos quedamos un poco atrasados, con delicadeza me recoge por la cintura.
—Eres una excelente amazona. —susurra dejando escapar su voz real, cada poro de mi piel se estremece ante sus palabras.
—Te amo. —digo alto y claro.
—Gracias por recordármelo, estoy seguro de que aquello que sentí en el pecho el día de coronación de Thor mientras bailábamos era amor. Pensé que era un tirón muscular.
—JAJAJAJA. Mira que eres idiota.
—El tuyo.
—El mío.
—Yo también te amo, tontorrona.
—Abrázame fuerte. —aprieta cogiendo mi vientre con ternura y algo en mi interior se manifiesta. Me asusto y lo nota.
—Tranquila, nuestro bebé está a salvo, lo estás haciendo genial. —freno en seco y Loki rápidamente crea una ilusión haciéndonos cabalgar junto al resto, pero en realidad hemos parado. Me giro algo brusca para ver su cara, pero Helgar entorpece todo.
—¿Qué? … —pregunto mientras lloro como una idiota tocando mi vientre.
—Dame un momento. —baja de Sleipnir, el cual espera paciente nuestras órdenes.
—No te asustes, voy a ocasionar frente a ti algo que te gustará. Confía en mí. —asiento mientras se materializa una ilusión de Loki. Mis manos tapan mi sorprendida boca, las lágrimas se intensifican al ver sus ojos verdes, su preciosa nariz y su largo pelo azabache. Miro a Helgar, parece que está en un estado de semiinconsciencia.
—Princesa… —la ilusión de Loki es asumida por él. Está tan emocionado como yo. Cojo nuevamente mi vientre.
—¿Cómo es posible?
—No hay día que no me arrepienta de lo que te hice, prometí que encontraría una solución.
—¿Cuándo…?
—Nuestra última noche en el arroyo… Las luces provenían del Reino de las Hadas, las busqué pidiendo ayuda para devolverte la fertilidad. Aquella noche engendramos a nuestro bebé. —estoy en shock.
—¿Por qué no me dijiste nada?
—No quería que tuvieras más sufrimiento. Bastante duro era perderme.
—No hubiera permitido que te fueras si ello me hubiera llevado a matar a mi hermana.
—Lo sé, por eso no lo permití.
—¿De verdad llevo un bebé en mis entrañas? —las lágrimas empapaban mi rostro.
—Lo llevas, y créeme cuando te digo que es la creación más hermosa que jamás haya visto.
—¿Tiene poderes? —asiente sonriendo.
—¿Es niño o niña? —la ilusión me desborda.
—Es un precioso niño, con carácter y mucho poder. —me derrito, siento el corazón bombear a mil por hora.
—¡Un niño Loki! ¡Vamos a tener un hijo!
Reímos y lloramos a partes iguales, la tristeza por no poder abrazarle me inunda.
—¿Cuándo acabará esto? Te necesito. —toco mi vientre. —Ahora más que nunca.
—Por eso estoy aquí, prometo que pronto. Vamos a traer de vuelta a tu madre y después seguiremos con el plan.
—Quisiera que fueras tú de verdad para besarte. —digo compungida.
—Princesa, te prometo que retomaremos el tiempo perdido. He considerado que era el momento de decirte esto para que tengas más cuidado que nunca, debes cuidar de él también. No quiero que en la batalla te expongas, te cuidaré en todo momento, no te alejes de mí. —miro sus cristalinas esmeraldas.
—Tranquilo, seré prudente. No volveré a perder un hijo.
—No lo harás. El pequeño está agarrado a ti con uñas y dientes, te lo aseguro. Si quieres, puedo mostrarte.
—¿En serio, puedes? —asiente.
—Respira lentamente, no te asustes. —poco a poco mis respiraciones quedan en un estado latente mínimo. Observo como mi vientre brilla y sobre las manos de Loki hay un pequeño feto, tiene manitas y pies diminutos, se mueve y parece sonreír. No puedo creer esto.
—¿Es él? —pregunto con apenas un susurro.
—Es él, nuestro hijo, Iris. —Loki está llorando, sé que la paternidad para él es muy importante y este momento es tan bello que será para nosotros uno de nuestros tesoros.
—Está muy desarrollado.
—Es un SemiDios, querida. —asiento comprendiendo algo asustada.
—Hola amor mío, soy mamá. —digo bajando un poco más la voz. El pequeño mueve sus manitas provocando una oleada de amor inmenso.
—¿Me querrás igual cuando nazca nuestro hijo? —su pregunta es tan típica de él…
—Más, porque tendré que agradecerte todos los días por esta preciosa criatura.
Sonríe pleno, relajado, nunca lo había visto así, a pesar de ser una ilusión se ve tan real…
—Te tomo la palabra, Señora Laufeyson.
—Cuanto más te conozco, más claro tengo que eres el amor de mi vida.
—Eso que acabas de decir es muy bonito, Iris.
—Eternamente, siempre. —unos segundos sostenidos en nuestras miradas, culminan con la ilusión de nuestro bebé flotando entre ambos.
—Eternamente, siempre. —responde mientras poco a poco ambos se desvanecen. Agarro mi vientre con la esperanza de que pueda notar todo el amor que siento en este momento. Helgar vuelve en sí, sus ojos son verdes, y se lo agradezco.
—Loki, sube, debemos ir con el resto.
—Voy, dame un segundo. —se coloca frente a Sleipnir. —Me faltará vida para agradecerte el esfuerzo que has puesto para cuidarla. No puedo estar más orgulloso de ti, espero que cuides de tu hermano como se merece. Sé que puedo confiar en ti. —estoy emocionada, Sleipnir se abraza con él y relincha bravo dando una respuesta clara de compromiso. Sube conmigo, pone mi trenza a un lado y toma las riendas por detrás.
—Permite que lleve a mi Princesa y madre de mi heredero. —mi pecho se ensancha.
—Por favor, sería un placer.
Rápidamente, provoca un campo de protección sobre ambos y galopamos hasta alcanzarlos, la ilusión que acompañaba al batallón desaparece y es como si nada hubiera pasado, y, paradójicamente, nuestras vidas acaban de cambiar para siempre, voy a ser madre.
Llegamos al destino, la entrada a la aldea da mala espina.
—Deberíamos parar para tomar fuerzas y prepararnos. —dice Volkyr ayudando a bajar a Sigyn del caballo.
—Me parece bien. Helgar, ayúdame a bajar, por favor.
—Claro. —responde servicial y cariñoso.
—Iris. —llama mi atención Volkyr. —¿Adell te dio más información?
—A ella no, —responde rápido Helgar. —Pero antes de salir hablamos para intentar ajustar todos los detalles. Me explicó todo lo que había escuchado en la taberna y creo que sé dónde se refiere.
—Gracias, Helgar. Iris, tú y yo iremos en primer comando. El resto nos seguirán cubriendo las espaldas. —asentimos.
—Estoy desbordada, Volkyr. Solamente quiero ayudar a mi madre, no quiero perder más tiempo.
—Te entiendo, esperaremos al alba.
—De acuerdo.
Todos juntos nos sentamos escondidos en una pequeña ladera, por las gotas de rocío en mi pelo, puedo saber que el alba no tardará en llegar.
—Iris, haremos todo cuando podamos. Sabes que ella es como una madre para mí.
—Lo sé. —acaricio la mano de Volkyr ante la mirada de todos los presentes.
—Bichejo…
Sigyn mira al suelo incómoda, imagino que, desde su punto de vista, siente que estoy por delante de ella ante los dos hombres que ama.
—Más te vale que salgamos vivos de aquí, tienes una bella dama que desposar. —Sigyn sonríe, realmente lo ama, sé que serán felices.
—En cuanto lleguemos a Asgard, me casaré con ella.
—No creo que a Loki le parezca una buena idea. —respondo mirando a Helgar. —¿Verdad? —Helgar toma la palabra.
—El Príncipe Loki siempre ha tenido un especial aprecio a su doncella Sigyn, mejor esperar, si no es posible que nos haga a todos picadillo. —me río junto a los demás, si supieran lo que está sucediendo…
—¡Tienes razón, Helgar! —exclama Sigyn. —Me gustaría que fuera él quien me entregara. —me remuevo por dentro, necesito a mi esposo ya aquí, todos lo necesitamos.
—Esperemos que vuelva pronto, si no me disfrazaré de él para llevarte yo misma ante Volkyr.
Seguramente ha pasado sobre una hora, el cielo comienza a anunciar el momento.
—Chicos… —susurra Volkyr.
—Ha llegado el momento. —responde Helgar.
—La madre de la Princesa de Asgard y futura Reina de Jotunheim nos espera. —digo mientras elevo mi espada para ponerla en mi espalda, Sleipnir viene hasta mí y el horizonte se colorea de naranja.
—¡Por la Princesa! —gritan todos al unísono.
Helgar sube conmigo nuevamente, con sutileza acaricia mis costados.
—Eres más ególatra que yo. —susurra haciéndome reír.
—Aprendo rápido, amor. —respondo acariciando su mano.
Todos marchamos hacia la aldea, durante el camino solo pienso en todos los escenarios en los que puedo encontrar a mi madre. Estoy aterrada.
Espero que os haya gustado, he sacado un ratito para escribir un poco. Tengo ganas de terminarla y darles a esta pareja su final.
Un abrazo y que terminéis bien el día.Recordad: 💚For All Time. Always💚
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💚𝑺𝒂𝒍𝒗𝒂𝒋𝒆 𝑨𝒎𝒂𝒛𝒐𝒏𝒂💚
FanfictionLas hermanas Iris y Aria acuden a la coronación del nuevo Rey de Asgard: Thor. Iris, conoce a alguien que pondrá toda su vida en jaque. Descubre ésta corta pero bonita historia sobre el amor, la pasión y la familia.