Al día siguiente, Daisy caminaba inquieta por el salón del palacio.
Daisy: ¿Todavía no ha regresado Noah de su misión?
Rey Lowell: No, y ¿para qué lo quieres?
Daisy: Pues me preocupo por él, es mi hermano. No sé qué hacer, me siento muy sola...
El Rey Lowell la observaba con una mirada fría y calculadora, evaluando cada palabra.
Rey Lowell: Daisy, ven aquí, a mi lado. Ahora.
Daisy vaciló. Una extraña sensación la invadió, como si estuviera atrapada en un ciclo del que no podía salir. No entendía por qué, pero algo en su interior la impulsaba a obedecer. La sensación era inconfundible, como si estuviera reviviendo los momentos de su vida anterior, cuestionando su propia libertad, pero atrapada en una dinámica que no podía romper.
Daisy: No, no voy a caer en tu trampa otra vez...
Rey Lowell: Es una orden.
Aunque quería resistir, algo la empujó a acercarse. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, el Rey Lowell la agarró rápidamente del brazo y le colocó un objeto en la muñeca.
Daisy: ¿Qué es esto?
Rey Lowell: Una especie de pulsera... pero en realidad es un rastreador.
Daisy intentó liberarse, pero su fuerza no fue suficiente. Mientras forcejeaban, sentía la frialdad del metal asegurarse en su muñeca. La frustración crecía dentro de ella, mezclándose con una ira impotente. ¿Por qué había cedido en primer lugar? Sabía que era una trampa, pero no pudo evitar caer.
Daisy: ¡Me quieres controlar otra vez, como con el collar!
El Rey Lowell la soltó, retrocediendo con una sonrisa satisfecha, orgulloso de su manipulación exitosa.
Rey Lowell: Ahora podré saber dónde estás en todo momento. No podrás escapar de mí tan fácilmente.
Daisy respiraba con dificultad, tratando de controlar su ira. Estaba furiosa consigo misma por haberse dejado arrastrar, pero más aún con su padre por haberla engañado de nuevo.
Daisy: ¡Esto es una violación a mi privacidad! ¿Cómo te atreves?
Rey Lowell: Soy el Rey, Daisy. Y puedo hacer lo que considere necesario para mantenerte bajo control. No necesito tu consentimiento.
Daisy sentía una mezcla de rabia y desesperación. Quería gritar, quería pelear, pero sabía que no podía ceder a la emoción. Había caído antes en las trampas de Lowell y no podía permitirse caer otra vez. Debía ser más astuta esta vez.
Daisy: Está bien. Pero no esperes que me quede aquí por mucho tiempo.
El Rey Lowell sonrió triunfante, creyendo que su control sobre ella estaba completo.
Rey Lowell: No te preocupes, Daisy. Tarde o temprano te darás cuenta de que no tienes otro lugar al que ir. Y cuando lo hagas, estarás deseando quedarte conmigo.
Daisy lo miró con determinación, su resolución reforzada. Sabía que tenía que escapar. No dejaría que Lowell la mantuviera cautiva de nuevo.
Daisy: Veremos eso, Sr. Lowell. Por ahora, obedeceré, pero eso no significa que me haya rendido.
Con esas palabras, Daisy decidió mantenerse fuerte y buscar oportunidades para liberarse. Sabía que no podía permitirse rendirse ni perder la esperanza. Mientras tanto, esperaba con ansias el regreso de Noah.
Rey Lowell: Bueno querida hija mía, si dices que no tienes nada que hacer barre todo el palacio y lava los trates.
En ese momento Daisy se llena de rabia y empieza a respirar más rápido y su corazón se le acelera.
ESTÁS LEYENDO
~Daisy~
De TodoEra una chica común y corriente, hasta que unos recuerdos vienen hacia ella, y descrube quien es ella en realidad. Es mi primera historia que hago espero que les guste, lo siento por la mala ortografía o la narración. Ésto es la ante secuela de Las...