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La semana estuvo muy ocupada. Mucho trabajo tanto para Betty como para Jughead; Apenas sí se veían cuando iban por sus hijos al colegio, pero ya al día siguiente sería sábado e iban a poder tener un momento de recreación.

Hoy viernes estaban ambos esperando a sus hijos fuera del colegio y se miraron con una sonrisa en sus rostros.

—Mañana paso por ti a las siete de la noche, Betty. Ya todo está listo— Aseguró Jughead con una sonrisa.

Betty sonrió, emocionada. —De acuerdo, mis padres recogerán a Lili temprano, estaré esperándote en casa—

—Perfecto— Respondió Jughead, con la misma emoción que ella.

—¡Mami!— Chilló Lili, corriendo hacia ella.

—¡Papi!— Chilló también Diego, corriendo hacia su padre.

Ambos padres se agacharon y recibieron a sus hijos con un cariñoso abrazo y un beso en la mejilla.

—Hola Jughead— Saludó Lili al papá de su amigo, sonriéndole.

—Hola princesa— Contestó Jughead, sonriéndole también.

—Hola Betty— Saludó Diego a la rubia, acercándose y tendiéndole una rosa blanca de papel. —Para ti—

—Yo le enseñé a hacerla mami— Presumió Lili.

—Oh cariño...— Contestó Betty, tomando la rosa con una sonrisa y besando la cabeza del niño. —Es hermosa, me encanta. Gracias—

—De nada. Papá me dijo que sea un caballero— Respondió Diego, mirando a su padre.

Jughead sonrió y tomó a su hijo en sus brazos. —Ese es mi hijo. Bueno... Hasta mañana Betty—

—Hasta mañana Jug— Se despidió también Betty, tomando la mano de su hija.

Los niños se despidieron con un gesto con la mano y Jughead subió a su auto con su hijo y Betty al suyo con su hija, ambos tomando caminos separados a sus casas.

Con muchos pensamientos en sus cabezas.

En casa, Betty trabajaba en su computadora mientras su hija pintaba sobre un lienzo a su lado.

—Mami...— La llamó Lili mientras pintaba a su lado.

—¿Si amor?— Preguntó la ojiverde mayor, sin dejar su computadora.

—¿Puedo hacerte una pregunta?—

—La que quieras bebita— Aceptó Betty mientras aún trabajaba en su computadora.

—¿Te gusta el papá de Diego?— Preguntó inocentemente.

Betty dejó lo que hacía en su computadora y miró a su hija. —¿Por qué preguntas eso mi amor?—

Lili se encogió de hombros, aún pintando. —Ustedes siempre están juntos y se miran y se toman las manos como en las películas de amor—

Betty soltó una risa nerviosa. —El papi de Diego y yo somos amigos mi vida—

Lili asintió con una sonrisa. —Si... Tengo hambre mami—

Betty la miró. —Yo también— Admitió, divertida. —Vamos a comernos el resto del pastel—

—¡Si!— Chilló Lili, contenta.

En la mansión Jones, una vez más Diego estaba muriendo del aburrimiento y se acercó a su padre, el cuál estaba usando su computadora en un sofá grande de la sala de estar.

Diego se sentó a su lado y lo miró. —Hola papá—

—Hola hijo mio— Respondió Jughead, sin dejar su computadora. —¿Qué ocurre?—

Mi Otra Mitad "Bughead"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora