Betty sonrió, con los ojos levemente cristalizados. —Jug... Yo ... No sé qué decir—
—No tienes que decir nada Betty— Negó Jughead, posando una mano en su mejilla. —Te repito que no te quiero lastimar, todo lo que quiero es tu bienestar y el de Lili también, porque ella es parte de ti, es tuya—
—Jug...— Murmuró Betty, mirándolo. —Tengo que confesar que yo también siento cosas... Siento cosas por ti. Te veo y mi corazón se acelera, mi respiración no es la misma y siento que pierdo el control de mis sentidos. Me gustas Juggie—
Jughead sonrió. —Entonces si yo te gusto y tú me gustas... Eso puede abrir una posibilidad a una... Relación— Propuso.
—¿Una relación?— Preguntó Betty, algo asustada. —Es que... Es que tengo tanto miedo Juggie...
—No debes tener miedo Betts, no voy a herirte, lo juro— Aseguró Jughead, sonriéndole y apretando levemente su mano. —Quisiera algo serio contigo—
—Es que no se trata sólo de nosotros Jughead— Le recordó. —Tengo una hija y tú tienes un hijo—
—Pero los niños son lo de menos preciosa. Ellos aman pasar tiempo juntos. Yo te juro que adoro a Lili y Diego te adora a ti. Podemos hacerlo funcionar Betty, de verdad— Aseguró. —Los cuatro juntos—
Ella no dijo nada más y ambos solo se miraron fijamente. Jughead podía ver el miedo en los ojos de la rubia, pero también la atracción de ella hacia el.
Y se acercaron lentamente, juntando sus frentes. Cerraron los ojos y entonces sus labios se unieron en un apasionado pero lento beso. Se besaron así, ambos aún sobre esas tumbonas, pero sincronizando sus lenguas en un ritmo perfecto.
Uno estaba disfrutando tanto los labios del otro, que sólo se separaron porque el aire les faltó. Mantuvieron sus frentes unidas y sus ojos cerrados.
—¿A qué le temes, Betty?— Preguntó Jughead, acariciando suavemente su mejilla.
Betty abrió los ojos y se separó un poco. —No creo que mi corazón valla a aguantar mas—
—Podemos intentarlo— Aseguró Jughead, sonriéndole y aun acariciando su mejilla. —Solo si quieres. Sabes que no deseo presionarte o hacerte sentir incómoda de ninguna manera—
Betty tomó aire, mirándolo a los ojos. —Si quiero, quiero intentarlo Jug—
—¿Segura?— Le preguntó, buscando su mirada. —Lo primero es que estés cómoda con esto, no quiero que te sientas incómoda o presionada—
—No estoy incómoda— Avisó la ojiverde, sonriéndole levemente. —No contigo—
Jughead sonrió y una vez más se besaron, pero fue un beso menos tímido que el anterior, fue un beso más seguro, más sólido. Betty tomó el rostro del chico entre sus manos, profundizando el beso y haciéndolo más especial.
La manera de besar que él tenía la volvía loca y él enloquecía con sus labios, no querían parar. Pero lo tenian que hacer, se les acababa el aire.
Al separarse, se miraron y soltaron una pequeña risa, ambos sonrojados.
—Entonces somos... ¿Novios?— Preguntó Jughead con ilusión y las mejillas rojas.
Betty asintió, aún más roja que él. —Somos novios... No lo puedo creer... Tu y yo... Novios—
Jughead sonrió. —Yo tampoco lo creo. Eres mi novia—
—Y tú eres mi novio— Contestó Betty, aún sonriendo, pero esa sonrisa se borró de inmediato. —Bueno... Ahora hay otra situación—
—¿Cuál? ¿Qué pasa?— Preguntó Jughead, atento.
—Si vamos a tener una relación formal... Nuestros hijos deben ser los primeros en saberlo. Hay que decirles— Le recordó Betty, preocupada.
—Claro... ¿Y si les decimos mañana mismo? Mañana es sábado, yo no tengo trabajo, tu tampoco... Podemos pasar una linda tarde los cuatro, juntos— Propuso Jughead.
Betty asintió. —Tengo una idea. Mañana tengo que ir a recoger a mi hija a casa de mis padres. La última vez que fuimos ellos dijeron que querían conocer a Diego—
Jughead abrió bien grandes los ojos. —¿De verdad desean conocer a mi hijo?—
—Jug... Si somos novios entonces Diego también está involucrado. Además... Ellos mueren por conocer a Diego, nunca tuvieron un niño— Aseguró Betty.
Jughead suspiró. —Está bien... Aunque el hecho de presentarme oficialmente como tú novio me pone nervioso. Betts... Entonces mañana iré por tí a tu casa en la tarde, recogemos a Diego y luego vamos por Lili—
Betty asintió. —Está bien, perfecto. Después pasamos un rato los cuatro—
—Claro preciosa— Aceptó Jughead, sonriéndole.
Y como si la timidez de repente se fuera, Betty atrapó los labios de Jughead una vez más en un beso potente, pero también cálido y tierno. Ella tomó el rostro de Jughead entre sus manos y lo profundizó, ambos perdiendose en el ritmo perfectamente coordinado de sus labios, sus lenguas acariciándose.
Pero el aire se les acabó y cuando se separaron volvieron a soltar una pequeña risa coqueta.
—¿Y ahora qué?— Preguntó Betty, con sus brillantes ojos verdes observando a Jughead.
Jughead se puso de pie y le tendió la mano a la rubia. —Vamos adentro y bailemos una pieza—
Betty sonrió y tomó la mano de Jughead, ambos poniéndose de pie para regresar al interior del hotel. Allí estaban todos dispersos. Archie y Verónica estaban bailando muy pegados, Cheryl y Toni por igual y Fangs y Kevin estaban tomando y conversando. ¿Sweet pea y Josie? ¿Quien sabía?
—Hey... Hasta que aparecen— Habló Toni, acercándose con Cheryl al lado.
—Pensábamos que se habían ido a una de las habitaciones del hotel— Admitió Cheryl, recibiendo una mala mirada de Jughead. —¿Qué, vago?—
—Nada— Respondió Jughead, aún tomando la mano de Betty. —¿Y Sweet pea?—
—No van a querer saberlo— Contestó la morena, divertida.
Jughead hizo una mueca y miró a Betty. —¿Bailamos?—
—Claro— Aceptó Betty, dirigiéndose a la pista de baile con el.
Toni miró a Cheryl y la pelirroja hizo lo mismo, ambas sabían que pensaban igual.
—Esos dos están enamorados— Aseguró Toni, mirando a la pelirroja.
—¿Recién te das cuenta? Por favor... Esos se comen con la mirada— Respondió Cheryl con diversión, tomando la mano de la morena. —¿Bailas?—
Toni se encogió de hombros. —Vamos—
Todos en su propio mundo, muy lejos de la realidad y Betty y Jughead no eran la excepción. Habían dado un paso, ya eran novios.
Estaban oficialmente en una relación.
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