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Betty ya estaba atravesando el séptimo mes de embarazo y su vientre creció considerablemente, así como la obsesión de su esposo con cuidarla, protegerla de cualquier cosa que él pensara que la dañaría a ella o a la bebé que venía en camino.

Eso sí, la emoción y las ganas de por fin tener a esa bebé en sus brazos no había cambiado nada y de alguna manera Lili y Diego también estaban emocionados.

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Era sábado y ese día todos se estaban dedicando a pintar la habitación de la futura bebé; Lili, Diego y sus padres estaban pintando cosas bonitas en las paredes de la habitación de la bebé.

Jughead ya había pintado la habitación de un color azul celeste, un color fresco. Ya en la habitación había un pequeño sofá individual azul celeste también, el clóset con algunas prendas que ya le habían comprado, una mesita de noche con una lámpara en forma de mariposa y la cuna estaba en la habitación de Betty y Jughead, porque ambos decidieron que al menos el primer mes la bebé debía estar cerca de ellos.

—Listo, ya pinte un arcoíris— Dijo Lili con una sonrisa y la carita llena de pintura, mirando a sus padres.

—Yo estoy pintando un osito— Habló Diego, concentrado, pintando un oso panda.

—Yo ya terminé ésta mariposa— Avisó Betty con una sonrisa, poniendo una mano sobre su abultado vientre. —¿Te gusta bebita? Oh... Me pateó, parece que le gusta—

—Y su papi está terminando de pintar el sol para que la ilumine todos los días— Dijo Jughead con una sonrisa, pintando un sol con mucho amor.

—Papito, agrégale nubes al sol para que no esté solito— Sugirió Lili, acercándose. —Pero no demasiadas—

—Creo que necesitaré ayuda con eso princesa— Admitió Jughead, mirando a la niña.

—Es que eres lento papi— Se burló Lili, acercándose a él. —Pero voy a ayudarte—

Betty tomó aire y se sentó sobre el pequeño sofá que estaba en la habitación. Había estado de pie un rato largo y con el embarazo se cansaba demasiado.

—Mami...— La llamó Diego, acercándose. —¿Estás bien?—

—Claro príncipe— Aseguró Betty, acariciando su mejilla. —¿Por qué preguntas?—

—Porque papi nos dijo que te cuidaramos porque la bebé te cansa mucho— Contestó Diego.

—No le hagas caso a papi— Pidió Betty, divertida.

—Escuché eso— Advirtió Jughead mientras pintaba nubes con Lili. —Pintaremos esto y ya después seguimos—

Pintaron un par de cosas más para la habitación de la bebé y Lili se acercó a Diego, contenta. —Vamos a jugar afuera—

—Vamos a jugar baloncesto— Sugirió Diego.

Lili se encogió de hombros. —Está bien, pero después jugamos con Milo— Pidió, largándose a correr por el pasillo.

—¡Espérame!— Pidió Diego, corriendo detrás de ella.

—¡No corran por las escaleras niños!— Advirtió Betty, saliendo al pasillo.

Los dos pequeños salieron corriendo al jardín y empezaron a jugar entre risas y Betty y Jughead aún seguían dentro de casa cuando el ojiazul se le acercó a su esposa.

—Hiciste demasiadas cosas hoy, es hora de que descanses— Exigió Jughead, abrazándola por detrás y dejando un beso en su hombro.

Betty suspiró, girándose a mirarlo. —No lo sé, los niños—

—De los niños me ocupo yo— Contestó Jughead, firme. —Tu ocúpate de ti y de la bebé—

Betty sonrió y besó su mejilla. —Voy a tomar un baño, si ocurre algo avísame—

—Está bien, te amo preciosa— Dijo Jughead, besando sus labios para entonces retirarse.

—Te amo— Respondió Betty, dándole la espalda para retirarse al baño.

Jughead aprovechó para salir a ver qué hacían sus hijos y lo que vió lo hizo sonreír. Los dos pequeños estaban jugando baloncesto con el pequeño tablero que estaba en el jardín, pero Lili no sabía mucho de ese juego.

No sabía mucho, pero Diego le estaba enseñando. Cada vez crecían más y también se volvían más unidos e inteligentes.

—Ya casi lo logras Lili, no te preocupes— Dijo Diego, pasándole el balón. —Otra vez—

Lili tomó el balón, miró fijamente el tablero y cuando lanzó el balón anotó. —¡Si! ¡Lo hice Diego!—

—¡Si!— Celebró Diego, dando saltitos y mirando a Milo a su lado. —¿Viste eso Milo?—

—Hey, esa es mi niña— Presumió Jughead, acercándose a Lili y tomándola en sus brazos. —Valla... Estás pesada, pronto no podré cargarte mas—

—No soy bebé— Negó Lili, sonrojada.

—Yo le enseñé papá— Dijo Diego, acercándose, contento.

—Ustedes dos serán los mejores hermanos mayores— Aseguró Jughead, tomando también a Diego en sus brazos y besando la mejilla de ambos. —Mis hijos, mis niños... Los amo—

—Papi...— Lo llamó Lili, mirándolo. —¿Cuando va a nacer nuestra hermana?—

—En tres meses aproximadamente, falta muy poco— Dijo Jughead, dejándolos a ambos en el suelo y arrodillándose. —Necesito un favor, pequeños. Aunque a mami no le guste y ella se enoje, necesito que cuiden de ella y la obedezcan. La bebé está creciendo mucho, está pesada y eso la cansa. ¿Bien?—

Ambos asintieron inmediatamente con una sonrisa.

Jughead sonrió y besó la frente de los dos. —Esos son mis hijos. Vuelvo enseguida, iré a ver qué hace su mamá—

Los pequeños continuaron practicando baloncesto y entonces Jughead entró a la habitación que compartía con su esposa para ver si ya había terminado de tomar un baño y sonrió con diversión al verla sentada sobre la cama. Ya tenía un vestido de flores puesto, pero no alcanzaba los zapatos que quería ponerse.

Betty soltó un suspiro y miró a Jughead con un puchero. —¿Me pasas los zapatos por favor?—

Jughead sonrió y se le acercó. —Voy a ponértelos, tu quédate tranquila— Pidió, arrodillándose frente a ella para tomar sus zapatos y ponérselos. —¿Ya te dije que tienes unos pies muy lindos?—

Betty soltó una risa. —Están hinchados, estoy hinchada de todas partes. Estoy gorda—

—No amor, sólo tienes a nuestra bebé dentro de tí, es todo— Le recordó Jughead, sin poder ponerle los zapatos. —Lo siento amor, tendrás que olvidarte de estos zapatos hasta que des a luz—

Betty suspiró, con la mirada baja. —Te lo dije—

—Amor, mírame— Pidió Jughead, tomándola del mentón. —Eres la chica embarazada más hermosa que he visto mi vida—

Betty sonrió, mirándolo. —No sé qué haría sin ti—







 —No sé qué haría sin ti—

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Samy ❤️

Mi Otra Mitad "Bughead"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora