Dos meses más tarde, las cosas se mantuvieron en calma. No hubo ni rastros del padre biológico de Lili y en cuanto al embarazo de Betty, los controles fueron más estrictos para asegurar un embarazo sano. Las relaciones en la familia también estaban estables, pero tal vez eso no sería así por mucho tiempo.
Hoy, una vez más Betty estaba en su cita con la obstetra y su esposo estaba a su lado mientras ésta le tomaba la presión. Tenían el corazón en la mano esperando que todo saliera bien, porque si no, iba a ser muy malo tanto para Betty como para el bebé.
La doctora anotó algo en una libreta y luego le quitó el tensiómetro a la rubia, mirándola con una pequeña sonrisa. —Buenas noticias. Todo está bien en estos resultados—
Betty y Jughead respiraron, aliviados.
—Gracias a Dios— Dijo Jughead, tomando la mano de su esposa y besándola.
—Tenia tanto miedo... Qué bueno que mi bebé esté bien— Habló Betty, con una sonrisa.
—Ahora vamos a ver a tu bebé— Avisó la doctora. —Acuéstate por favor—
Una vez más la ojiverde se acostó sobre la camilla, se subió la remera y dejó su abultado vientre al descubierto mientras la doctora le ponía aquel frío gel y luego pasaba el aparato sobre su vientre para ver la imagen del bebé en la pantalla.
Su bebé ya se veía muy claramente; Sus manitas, sus pequeños piecitos y sus movimientos dentro de su madre.
—Va a ser un chico muy apuesto, estoy seguro— Aseguró Jughead, mirando la pantalla con una sonrisa mientras sostenía la mano de su esposa.
—Si sale a su padre estoy segura de eso— Lo apoyó Betty, mirándolo con una sonrisa y luego a la pantalla con la imagen del bebé.
—Será un bebé grande, ha aumentado mucho su tamaño en éstas semanas, eso es bueno— Admitió la doctora, mirando la pantalla y luego a los padres. —Están haciendo un buen trabajo, pero es importante no descuidarse. Los últimos meses son muy importantes para lograr que todo salga bien—
Al terminar su cita con la doctora, Betty y Jughead salieron del hospital y entraron al auto para irse a la empresa o tal vez a casa, dependiendo.
—Amor... He pensado en el nombre de nuestro bebé— Dijo Jughead mientras se colocaba el cinturón. —Y creo que deberías elegirlo tu. Yo elegí el de Samantha. Te toca a ti—
Betty lo miró con ilusión en sus ojos. —¿De verdad crees eso?—
Jughead asintió, tomando su mano y besándola. —Es lo justo bebé—
Betty tomó aire, con una enorme sonrisa. —Yo siempre quise tener un niño. Pero cuando me embaracé la primera vez supe que iba a tener una niña y fui muy feliz, pero siempre tuve esa ilusión—
—Ahora es tu turno preciosa— Contestó Jughead, besando su mejilla y mirándola con una sonrisa.
—Dylan— Dijo Betty, feliz. —Dylan Jones Cooper. ¿Te gusta?—
Jughead sonrió, dejando repetidos besos en la mejilla de su mujer. —Me encanta bebé. Me encanta—
En la secundaria, Lili, Diego y Katherin estaban listos para practicar deportes en la cancha con los grupos de primero, tercero y cuarto año. Los de primer y segundo año estaban de un lado y los de tercero y cuarto del otro mientras que el entrenador estaba en medio de los cuatro grupos.
Lili intercambiando sonrisas enamoradas con su novio mientras él hacía lo mismo del otro lado. Diego, en cambio, tenía a Katherin justo a un lado y le dedicaba sonrisas con más facilidad.
—¡Atención muchachos! ¡Quiero que le den diez vueltas a la cancha ahora, corriendo!— Exigió el entrenador moreno y alto, tocando su silbato.
Los chicos empezaron a correr alrededor de la cancha. No eran muy numerosos, habían alrededor de diez a catorce estudiantes por grupo.
Estaban corriendo, estaban dándole vueltas a la cancha, pero era una cancha bastante espaciosa.
Estaba siendo demasiado esfuerzo para alguien con pulmones débiles como hili en épocas frías. Mientras la ojiverde menor corría, sentía sus vías respiratorias cerrarse y se estaba quedando sin aire.
Sabía lo que estaba pasando. Por eso se retiró de la cancha y fue a las gradas a inhalar y exhalar profundo y evitar tener un ataque.
Hasta que el entrenador se dió cuenta.
—¡Lili Jones Cooper!— Le gritó el entrenador, acercándose. —¡No has completado las diez vueltas!—
Diego se detuvo y ahí supo que su hermana se había retirado de la cancha y sabía por qué. Por eso se fue hacia su hermana y le dió una mala mirada al entrenador.
—Oiga, déjela— Le exigió Diego al entrenador, mirándolo mal. —Mi hermana es asmática y no puede respirar— Avisó para luego acercarse a Lili y acariciar su espalda. —Lili por favor mírame, respira Lili. Respira, respira—
Katherin notó de inmediato la ausencia de Diego y cuando vió que Lili en realidad se sentía mal, también fue hacia ella para ayudarla a calmarse.
—Lili... Relajate, no te alteres. Vas a estar bien— Aseguró Katherin, acariciando su mejilla.
Otro que notó lo que ocurría fue Noah y no tardó en correr a Lili, preocupado y asustado. Él no tenía conocimiento de sus ataques de asma.
—Lili... ¿Qué tienes Lili? Háblame— Pidió Noah, acercándose y acariciando su cabello. —¿Por qué no puedes respirar?—
—Lili es asmática— Avisó Diego, mirando a Noah.
—¿Qué?— Preguntó Noah, mirando a Diego y a Katherin. —Pero... Yo no sabía—
—Hablamos después, ahora evitemos que Lili se ahogue— Pidió Katherin, mirando a Lili mientras ésta se asfixiaba. —Lili, nena... ¿Dónde está tu inhalador? Te lo voy a buscar—
—¡Ya les dije que volvieran al entrenamiento!— Exigió el entrenador, acercándose a ellos, enojado. —¡Los voy a sacar de mi clase!—
—¡Ya basta entrenador Fill!— Lo interrumpió la directora, acercándose a él. —La señorita Lili Jones es asmática, su historial médico está en mi oficina— Miró a los chicos. —Busquen el inhalador de Lili cuánto antes y llevenla a la enfermería—
Diego fue al aula a buscar el inhalador de Lili cuánto antes para estabilizarla y después llevarla a la enfermería.
Después llamarían a Betty y a Jughead y ellos no iban a estar contentos.
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