El resto de la semana transcurrió bien. Lili ya no tuvo más ataques de asma, estaba totalmente recuperada. Jughead se mantuvo muy pendiente a ella y a Betty. Se veían casi todos los días y se habían vuelto inseparables, los cuatro.
Betty, Jughead, Lili y Diego, inseparables.
Hoy iba a ser el primer día de Betty como colaboradora al lado de Jughead y estaba algo nerviosa, pero también emocionada. Antes, debía dejar a Lili en el colegio, su hija estaba primero que todo para ella.
—Te amo preciosa— Le dijo Betty a su hija, abrazándola y dejando numerosos besos en su mejilla. —Recuerda que los abuelos te van a llevar a pasear hoy después de la escuela mi amor—
Lili asintió, contenta, mirando fijamente a su madre. —Te ves muy bonita mami— Admitió, viéndola con ese fino pantalón negro y una remera blanca y de mangas. Su cabello ondulado y rubio caía con libertad sobre sus hombros y tenía un maquillaje sencillo con un labial rosa suave.
Betty sonrió y besó su frente una última vez. —Gracias mi vida, ahora ve, estoy segura de que Dieguito vendrá en un momento—
—Está bien, te amo mami— Respondió Lili, retirándose al colegio, corriendo.
—¡No corras, te amo!— Le gritó Betty con una sonrisa.
Se aseguró de que su hija entrara al interior del colegio para entonces subir a su auto y retirarse a la empresa del ojiazul, nerviosa y contenta a la vez. Cuando llegó, estacionó el auto, bajó y entró al edificio.
Saludó a todos y todos la saludaron a ella, para entonces subir al ascensor y encontrarse con Jughead.
Jughead quedó como hipnotizado cuando la vió. Tan bella, tan elegante y tan segura de si misma... Una combinación irresistible, simplemente irresistible.
—Buenos días Jug— Saludó Betty, sonriéndole y sacándolo de su trance.
Jughead la miró a los ojos. —Hola, perdón— Se disculpó, acercándose a besar su mejilla y mirándola con una sonrisa. —Te ves hermosa, como siempre—
Betty sonrió, sonrojada. —Gracias, tu igual— Admitió, viendo a Jughead de traje. —Entonces... Vamos a la acción—
—Claro, claro. Primero te presentaré a mi equipo de confianza— Dijo Jughead, tomando su mano.
Y ahí estaba otra vez ese choque de energías y sensaciones raras que aparecía cuando se tomaban de las manos o siquiera rozaban.
Entonces él la guió hasta un salón grande que tenía grandes pantallas, computadoras, controles y en las paredes se proyectaban imágenes de paisajes o videos musicales.
Betty abrió los ojos como platos, maravillada y junto a Jughead se acercó a dónde estaba Cheryl sentada junto a dos chicos de pelo negro, los tres usando computadoras.
Jughead aclaró su garganta y miró a los chicos. —Chicos, ella es Betty Cooper y a partir de hoy es mi colaboradora para ayudarnos con el diseño de nuestros programas, páginas y todo eso. Betty... Ya conoces a Cheryl y ellos son Sweet pea y Fangs—
—Hola Betty— La saludó Fangs, girándose a mirarla. —Fangs Fogarty—
—Sweet pea, a tu servicio— Saludó, mirándola. —Pero hemos escuchado tanto sobre ti que hasta siento que te conozco—
—¿De verdad?— Preguntó Betty con diversión, mirando a Jughead.
Jughead se sonrojó. —De acuerdo, bueno... Ya conociste a una parte de mi equipo técnico, ahora lo primero que haremos será hacerles unas modificaciones al logo de la empresa—
—Te dije que ese logo era muy anticuado— Opinó Cheryl, mirándolo. —Le hace falta un toque... Femenino—
—No te preocupes, Betty está aquí para salvarnos— Aseguró Jughead, mirando a la ojiverde con una sonrisa.
Betty sonrió y miró a todos los presentes. —Bueno... A trabajar—
Empezaron a trabajar en el nuevo logo de la empresa bajo las órdenes de Betty, todos. Se pasaron toda la mañana en eso y luego tomaron una pausa para almorzar todos juntos en la cafetería de la empresa. Después del almuerzo, entonces trabajaron en la modificación de la página web oficial de la empresa y eso ya era todo por ese día.
Fue un día muy productivo que ya estaba llegando a su fin. Finalmente estaban sólo Betty y Jughead en aquel salón hasta que llegó el pequeño Diego.
—¡Papá!— Lo llamó Diego, corriendo a él.
Jughead se agachó hasta quedar a su altura y besó su frente. —¿Cómo te fue, pequeño?—
—Bien— Contestó Diego hasta que miró a Betty y entonces corrió a ella. —¡Betty!—
Betty sonrió, agachándose frente a él para darle un tierno abrazo y besar su mejilla. —Chiquitito... ¿Cómo estás? ¿Te fue bien?— Preguntó, separándose.
—Si, Lili y yo sacamos las mejores notas del salón— Presumió Diego, con una radiante sonrisa.
—Mi amor... Eso es maravilloso mi vida, se lo merecen. Eres un niño muy inteligente— Aseguró Betty.
—Para algo tenían que servir tantas maquetas y tareas— Opinó Jughead, divertido. —Hijo... ¿Tienes hambre?—
Diego asintió. —¿Puedo ir a la cafetería a buscar hamburguesas?—
Jughead negó. —Ya comiste muchas, te harán daño. Mejor consigue unas nutritivas galletas de avena—
Diego suspiró. —Está bien, ya vuelvo— Avisó, retirándose.
Betty soltó una pequeña risa, viendo al niño alejarse. —No puede negar que es tu hijo— Lo miró. —Jug...
Jughead estaba extraño, estaba distante, pensativo. Evidentemente algo le pasaba.
Betty se acercó a él y posó una mano en su mejilla, haciendo que él la mirara. —Juggie... ¿Qué tienes?—
Jughead se separó y le dió la espalda. —Hay unos extranjeros en la playa. Se van mañana y quieren que me junte con ellos hoy, pero no tengo con quien dejar al niño. Cata está en su día libre y mis padres no están disponibles. Tendré que...
—Oye— Lo interrumpió Betty, acercándose a él y tomando su mano, haciendo que él se girara a mirarla. —Yo no haré nada, puedo llevarlo conmigo—
Jughead negó. —No, no es necesario. Solo les diré que...
—Jughead— Lo interrumpió de nuevo Betty, sonriéndole. —Dejame hacer algo por ti y por Diego. Ustedes ya han hecho mucho por nosotras. Lili está con mis padres de paseo y me la regresan en la noche, ve tranquilo—
—Papá, no me gustan las galletas de avena— Se quejó Diego, acercándose.
—Bebé... ¿Te gustaría venir conmigo en lo que papi trabajo?— Le preguntó la rubia al niño.
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Betty y Diego 🛐❤️ y en el próximo verán algo que yo sé que querían mucho....
