Betty sonrió, acariciando su mejilla. —¿Podemos irnos a la cama ahora?—
Jughead asintió, besando su frente y luego ambos fueron a la cama, precisamente a la cama de la habitación de Jughead. Y los dos estaban ahí, abrazados, con sus pijamas puestas. Cuerpo contra cuerpo, el rodeándola a ella con sus brazos.
Jughead podía sentir una vibra diferente de ella, la sentía extraña, distante y aún pensativa.
—Bebé... ¿Qué tienes?— Le preguntó Jughead a su novia, acariciando su mejilla mientras aún la abrazaba.
Betty tomó aire, cerrando los ojos con fuerza. —Es que temo que todo esto sea solo un sueño. Estar aquí contigo... Que me ames, que yo te ame... Que amemos al hijo del otro como si fuera propio... No se—
Jughead suspiró y la pegó más a él, besando su frente. —Esto es real, Betty. Y nunca ha habido algo más real para mí que mi amor por ti—
Betty sonrió, apegándose a él. —Te amo demasiado Juggie—
—Y yo a ti, nunca lo dudes preciosa— Pidió, dejando numerosos besos en su rostro.
Betty soltó una risa y lo besó en los labios, como lo había besado las otras veces. Pero éste era diferente y ambos se dieron cuenta cuando aquel beso empezó a tomar una intensidad que no había tomado antes.
Jughead se colocó casi encima de Betty mientras la besaba y ella tenía el rostro de su novio entre sus manos, haciendo de aquel beso uno más intenso y... Caliente.
Pronto se tuvieron que separar por la falta de aire y se miraron a los ojos, reflejando deseo. La única luz que había era la de una lámpara que estaba encendida y era ténue.
De repente, con sus respiraciones agitadas, ambos se sonrojaron.
Jughead suspiró, alejándose. —Betty... Perdón... Ese beso fue demasiado intenso, más que los demás y yo no quiero apresurarme, no quiero asustarte—
—Jug...— Lo llamó Betty, colocando una mano en su mejilla, acariciándola. —Eres el único hombre al que he dejado entrar a mi corazón después del papá biológico de Lili. Entonces también serás el único al que le voy a permitir... Tocarme—
—No lo haras— Negó la ojiverde, besando rápidamente sus labios. —Te estoy dando el permiso de tocarme—
—Y no sabes cuánto lo deseo, pero me importan más tus sentimientos. Que lo disfrutes, que te sientas cómoda y segura conmigo. Por eso necesito saber si realmente te sientes lista para dar se paso conmigo— Pidió Jughead, mirándola fijamente mientras detallaba su rostro con la mirada.
Betty besó su mejilla y se acercó a su oído. —Estoy lista para entregarme a ti. Hazme tuya—
Jughead tomó aire y la miró, besándola y colocándose encima de ella sin dejar caer todo su peso. —Si en algún momento estás incomoda o quieres que pare sólo dime y te juro que voy a parar—
Betty asintió, un poquito nerviosa y soltó una profunda respiración cuando sintió los besos mojados de su novio en su cuello mientras el le levantaba la remera que componía su pijama de cerezas. Ella levantó los brazos para facilitarle a él ese trabajo y entonces sus pechos quedaron al descubierto.
Esos duros y firmes pechos... Jughead los miró como si tuviera un tesoro frente a él, pero antes buscó la mirada de su novia para saber si ella estaba de acuerdo.
El la miró, ella estaba sonrojada, agitada... Pero él veía el deseo en sus ojos y esa fue la señal que necesitó para seguir con lo suyo. Volvió a besar y a chupar su cuello, haciéndola jadear y después bajó a sus pechos, llevándose uno a la boca, pasando su lengua por sus pezones erectos.
Él continuó trabajando sus pechos con su lengua y lentamente bajó su mano hasta la feminidad de su novia, metiendo primero un dedo con mucho cuidado, haciéndola arquear la espalda y soltar lo que parecía ser un gemido ahogado.
—¿Estas bien? ¿Sigo?— Preguntó Jughead, mirándola con preocupación.
Betty asintió, agitada y entonces Jughead metió el otro dedo, empezando a hacer movimientos circulares dentro de ella, haciéndola jadear, pero parecía estar ahogando sus gemidos.
—Gime mi amor... No seas tímida, te quiero oír— Pidió Jughead con voz ronca, moviendo sus dedos más rápido dentro de ella.
Ella empezó a gemir y abrió más las piernas. Cuando Jughead la sintió mojada, apartó sus dedos de la feminidad de su novia y lentamente le bajó los pantalones de la pijama y también las bragas.
Él tiró esas prendas a algún sitio de la habitación y estiró su mano al cajón de la mesita de noche para sacar un condón. Ella le quitó la camiseta a él y luego él se quitó los pantalones de la pijama, la ropa interior y colocó el condón sobre su gruesa y firme erección.
Le abrió las piernas, se posicionó en su entrada y se deslizó lentamente y con cuidado en su interior, provocándole un gemido profundo que le indicó a él que ella lo estaba disfrutando, que estaba sintiendo placer y nada más.
Entonces él empezó a moverse dentro de ella, entrando y saliendo cada vez más rápido y profundo en su interior, besando también su cuello y mordiendo con cuidado el lóbulo de su oreja, suspirando del placer que le causaba estar dentro de ella.
Ella ya estaba tan excitada que gemía y enterraba sus dedos entre el negro y abundante cabello de su novio mientras él seguía penetrándola hasta que la sintió correrse cuando sus paredes lo apretaron y sus gemidos lo hicieron venirse a él también, soltándolo todo en el condón que había usado.
Cuando terminaron de ser golpeados por aquel increíble orgasmo, Jughead se deshizo del condón que usó y se abrazó a Betty, ambos totalmente desnudos y abrazados mientras sus respiraciones volvían a normalizarse.
Una vez que sus respiraciones se regularizaron, se besaron esta vez con dulzura y cariño y luego se miraron a los ojos con una sonrisa.
—¿Estás bien?— Le preguntó Jughead a Betty en voz baja, mirándola.
Betty sonrió, sonrojada. —Fue Increíble Jug—
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Primera noche de sexo entre los dos 🔥🔥🔥🔥🔥🔥 sé que ya lo querían pequeñas mentesitas perversas 😈
