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Lo que él mismo había provocado con sus palabras, con sus acciones.

Betty estaba acostada en la cama de espaldas hacia el, sollozando mientras abrazaba una almohada. Realmente sus palabras le habían afectado y más aún por lo sensible que estaba gracias al embarazo.

Jughead suspiró y se acercó a ella, sentandose al borde de la cama y acariciando su espalda. —Bebé... Perdóname, lo que dije fue...

—Quiero estar sola, Jughead— Respondió Betty con la voz entrecortada.

—Amor por favor perdóname, no quise decir todo eso— Aseguró Jughead, aún acariciando su espalda. —Yo...

—Jughead por favor vete— Suplicó Betty en un sollozo. —Vete, vete por favor quiero estar sola. Vete—

—Amor...

—¡Vete, vete!— Le gritó Betty, rompiendo a llorar más fuerte. —Solo déjame en paz...

Jughead suspiró y besó su mejilla para entonces ponerse de pie. —Si eso es lo que quieres entonces te dejaré sola. Te amo...

Eso fue lo último que dijo antes de salir de la habitación y no recibir ninguna respuesta, ella no le respondió con otro "te amo" pero el entendía por qué.

La había lastimado y ahora tenía que pensar en qué hacer para enmendar el error que había cometido.

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Al día siguiente, Betty despertó con los ojos algo hinchados de tanto haber llorado la noche anterior y con algo de migraña. Cuando se sentó sobre la cama, esperaba encontrarse con su esposo.

Pero el no estaba ahí.

Entonces recordó todo el drama que habían tenido la noche anterior y sus ojos se cristalizaron otra vez solo por el recuerdo.

Mientras tanto, abajo estaba Jughead, tratando de leer un libro en lo que su esposa bajaba, pero no se concentraba. Deseaba verla ya, pero tampoco quería subir a la habitación y tal vez molestarla.

Jughead levantó la mirada al oír un ruido en las escaleras y se encontró con su hijo, quien iba bajando ya listo, aunque no tenían escuela ese día.

—Hijo... Buenos días— Lo saludó Jughead, mirándolo. —No pensé que fueras a levantarte tan temprano hoy—

—¿Y mamá?— Preguntó el menor, acercándose.

—Si no ha bajado supongo que sigue descansando. Hoy tiene su cita con la obstetra para saber el género del bebé y si no despierta tendré que levantarla— Contestó Jughead, tomando aire y poniéndose de pie frente a su hijo. —Diego... Se que anoche actué muy mal, no debí hacerlo pero te juro que estoy muy arrepentido. Intenté hablar con tu madre, no quiere oírme pero no la culpo, la trate muy mal y estoy muy arrepentido, te lo juro—

Diego bajó la mirada y luego volvió a mirar a su padre. —Entonces... ¿Es cierto que volvió el papá biológico de Lili?—

Jughead suspiró. —Al parecer si, eso dijo tu madre y ella no miente. Según lo que Betty me dijo el exige ver a Lili—

—Por suerte a Lili pareció no importarle lo que dijo ese hombre ayer— Opinó Diego. —Pero... ¿Ustedes ya le dijeron la verdad sobre su papá?—

Jughead negó. —Betty no le ha dicho y yo tampoco. Pero ese hombre no es su papá. Su papá soy yo, hijo. Tiene mi apellido, tiene mi amor y yo fui quien la crió y estuvo siempre con ella—

—Hola— Saludó Betty, bajando las escaleras con un sencillo vestido floral y algo de maquillaje.

—Mamá...— Contestó Diego, corriendo a ella al final de las escaleras para besar su mejilla. —¿Cómo estás?—

Betty sonrió, tomando el rostro de Diego entre sus manos. —Mi niño hermoso... Estoy muy bien ahora que te veo. Tus hermanas siguen durmiendo—

—Ya las conoces— Respondió Diego, divertido.

—Buenos días amor, el desayuno está listo— Avisó Jughead. —Y tu cita con la obstetra es en media hora—

—Si, puedo ir sola si eso quieres— Dijo Betty.

—¿Que? No amor, necesito estar ahí para cuando nos digan si nuestro bebé es niño o niña. Por favor...— Suplicó Jughead, acercándose a ella con ojos suplicantes. —Preciosa, es nuestro bebé, de los dos. Por favor...

Betty suspiró. —Está bien, tienes razón. También es tu bebé—

Jughead sonrió y luego miró a Diego. —Hijo... Cata vendrá en media hora para estar contigo y tus hermanas. Hay desayuno en la cocina para todos—

—Entendido— Aceptó Diego. —Pero... Pero ya tengo quince, soy un hombre. Puedo cuidarme solo y cuidar a mis hermanas—

—Nene, no es bueno que unos adolescentes y una niña estén sin un adulto. Nosotros regresaremos más pronto de lo que creen— Aseguró Betty, besando su mejilla. —Te amo hijo mio—

—Te amo mamá. Pero antes desayuna algo, mi hermano o hermana debe tener hambre— Dijo Diego.

—Escucha a tu hijo, Betts— Pidió Jughead.

Betty rodó los ojos. —Veré si al menos lo pruebo—

Eso hizo, intentó degustar el desayuno que había hecho su esposo, pero apenas lo probó. Luego los dos subieron al auto para ir a la cita con la obstetra y ahí reinaba un silencio intenso.

Jughead suspiró, mirando a su esposa. —Bebé... Antes de encender el auto debo pedirte disculpas, enserio. Te podré pedir perdón un millón de veces y se que eso no compensará todo lo que te dije anoche—

Betty tomó aire, acariciando su vientre y luego mirando a su esposo. —Juggie... Sé que yo también estuve mal. Te oculté cosas muy serias y no te dije la verdad. Ni siquiera le he dicho la verdad a mi hija—

—Pero eso ni nada va a justificar la manera en la que me comporté contigo. Por favor... Estás en embarazo y aún así fui una bestia contigo. Te juro que voy a compensarte esos malos ratos. Te amo mucho y lo sabes. A ti y a este hermoso regalo que me diste mi amor— Aseguró Jughead, poniendo una mano sobre el vientre de la rubia. —Tu, mis hijos y éste bebé son mi prioridad—

Betty sonrió y lo miró. —Se que no lo hiciste con malas intenciones Juggie. Te amo y nada de lo que pase podrá cambiar eso. Ahora enciende ese auto, se nos hará tarde—

—Cierto— Admitió Jughead, encendiendo el auto y agarrando el volante. —A saber el sexo de nuestro cuarto hijo—


















 —A saber el sexo de nuestro cuarto hijo—

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¿Ustedes perdonarían a Jughead?






Samy ❤️

Mi Otra Mitad "Bughead"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora