—Claro que viene— Aseguró Katherin. —Acabo de llegar, no crean que tengo tanto rato aquí. Además... Siento que será una noche interesante—
—¿Una noche interesante?— Preguntó Diego, alzando una ceja. —¿A qué te refieres?—
—Son cosas que los aburridos como tú no entienden— Respondió con diversión Lili.
—Eso Lili— La felicitó Kat, chocando los cinco con la rubia.
Diego rodó los ojos y en ese momento vió una figura acercarse y cuando la reconoció soltó un largo suspiro.
Era Noah con una camisa blanca, jeans negros y zapatos negros también, con su desordenado cabello negro más brillante que nunca.
Eso dejó cautivada a Lili, la adolescente rubia se quedó como hipnotizada mientras el chico se acercaba a ellos con una gran sonrisa.
—Hola, perdonen la tardanza— Se disculpó Noah. —Estaba ayudando a mi padre con algo, pero aquí estoy—
—Hola Noah, no te preocupes, acabamos de llegar— Contestó Katherin.
Lili sacudió la cabeza un poco para salir del trance. —Ho... Hola Noah. Yo... Yo... Me da gusto verte— Sonrió.
—A mi igual— Respondió el ojimiel, acercándose a Lili y tomando su mano para besarla. —Estás hermosa— Admitió, viéndola con ese vestido rosa suave y sencillo.
—Si, muy lindo— Los interrumpió Diego, acercándose. —Pero ya que Noah está aquí vamos al cine y compremos las boletas para ver una película—
En la playa, las cosas estaban a punto de salirse de control. El grupo de amigos había estado tomando alcohol desde temprano y pronto haría efecto. De hecho... Ya estaba haciendo efecto.
—A ver... Vamos a darle al perreo intenso— Sugirió Cheryl, poniéndose de pie con una botella de tequila en mano, empezando a hacer movimientos sensuales con sus caderas.
—Dejame apoyarte Cher— Pidió Toni, bebiéndose su copa de alcohol hasta el fondo para ir a acompañar a su esposa.
Cheryl y Toni empezaron a hacer movimientos sensuales con sus caderas, las dos juntas y el círculo de amigos ya se estaba calentando.
—Hay que hacerlo— Se propuso Verónica, bebiéndose una botella de whisky hasta el fondo y poniéndose de pie. —Betty, ven—
—¿Que?— Preguntó Betty, mirando a la morocha. —¿A qué?—
—A perrear, chica— Contestó, obvia. —Ven...
—Betty, espera...— La frenó Jughead, tomando su mano y mirándola. —No tienes que hacerlo si no quieres—
—Ella sí quiere, aguafiestas— Aseguró Verónica, mirando a la rubia. —Vamos B, no me dejes sola—
Betty tomó una botella de ron, se la bebió hasta el fondo y se puso de pie, algo tambaleante. —Vamos V, hasta el suelo—
Verónica tomó la mano de Betty y las dos empezaron a moverse sensualmente junto a Toni y Cheryl y el próximo en ponerse de pie y bailar fue Kevin y luego Josie.
Jughead estaba tomando tragos y más tragos al igual que Archie y los dos se miraron.
—¿Realmente nos quedaremos sin hacer nada?— Le preguntó Archie a Jughead.
Jughead se bebió la botella de tequila hasta el fondo y se puso de pie, mirando a Archie. —Vamos—
Archie asintió y miró a Sweet pea y Fangs. —Arriba. O bailan ustedes con ellas o alguien más lo hará—
Oficialmente todos se pusieron de pie y empezaron a bailar, besándose descaradamente con sus parejas cada uno. El alcohol, la música, las luces y el baile se les estaba subiendo a la cabeza.
Pero pasaron del perreo intenso al baile romántico de un momento a otro, ya no tenían tanta energía. Cada uno bailando con lentitud, con su pareja, abrazados.
Betty y Jughead, por ejemplo. Estaban bailando lento, abrazados y luego se miraron a los ojos con una sonrisa. Sus ojos estaban enrojecidos por el alcohol, pero en ese momento no se dieron cuenta.
—Bebé...— La llamó Jughead, acercándose a su oído. —¿Vamos al hotel?—
—Si— Confirmó Betty, besándolo con fuego y descaro.
Tras el fogoso beso, los dos salieron del bar, borrachos y tambaleantes y caminaron hasta el hotel. Aún no habían hecho la reserva, por lo que debían hacerlo. Por eso ambos se acercaron a la recepcionista del hotel.
—Buenas noches señorita— La saludó Jughead, acercándose abrazado de Betty. —Mi mujer y yo queremos reservar una habitación solo por ésta noche—
—Buenas noches señor Jones. Denme sus nombres completos y llenen un pequeño formulario para asignarles una habitación— Pidió la chica, usando la computadora.
Después de hacer los procedimientos que había indicado la chica de la recepción, Betty y Jughead recibieron la llave de su habitación y subieron a la misma entre torpes pasos y risas.
Entraron a la habitación, cerraron la puerta con seguro y empezaron a besarse hambrientamente mientras también reían.
—Te voy a dar como cajón que no cierra, bebé— Murmuró Jughead en su oído, empezando a besar su cuello.
Betty jadeó, cerrando los ojos e inclinando la cabeza para darte un mejor acceso a su esposo. —Eso me gusta. Quiero que me des bien duro—
Jughead sonrió, dejando una mordida en el cuello de su esposa y quitándole la remera a una velocidad impresionante. Ambos empezaron a desvestirse mutuamente, Betty quitando la camisa de su esposo y Jughead quitando la remera de su mujer y la pequeña falda que llevaba.
Una vez que la dejó sin ropa además de sólo sus bragas, la dejó sobre la cama y luego fue hacia la mesita de noche, en donde habían unas esposas.
Betty lo miró con una ceja alzada, casi desnuda y agitada en la cama. —¿Qué haces, Jug? ¿De dónde sacaste esas esposas?—
Jughead tomó las esposas y se acercó a Betty con una sonrisa malévola. —Tu y yo vamos a jugar ésta noche, vamos a hacer algo diferente—
Betty sonrió y se mordió el labio y su esposo empezó a esposarla a la cama, así, sólo con sus bragas frente a él.
—Despues te pondré otras cosas que no serán solo las esposas mi amor— Avisó Jughead, acercándose y empezando a besar su cuello. —Mmm bebé... Me encantas tanto mi amor...
Betty soltó un pequeño gemido y tiró su cabeza hacia atrás, complacida ante los deliciosos besos de su esposo. Empezó a estremecerse aún más cuando él bajó sus besos hasta sus pechos, atrapándolos en su boca.
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