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Tres meses después...

En estos meses las cosas mejoraron en cuanto a la salud de Lili. Estuvo tres días internada porque su caso era delicado y corría el riesgo de contraer una infección en los pulmones, por lo que no podían dejarla ir hasta manejar aquella gripe y controlar sus ataques de asma.

A Betty y a Jughead les quedó más que claro que era importante evitar que Lili se enfermara así otra vez, pero lo importante era que la salud de la pequeña se recuperó y volvió a ser la niña de siempre.

En esos tres meses las cosas estaban en orden, Samantha cumplió seis meses y era el rayo de luz del hogar junto a sus hermanos mayores. Betty y Jughead eran felices en su matrimonio y la crianza de sus hijos, lo cual era muy importante.

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Era sábado y ya que no había trabajo o escuela para los niños, Betty y Jughead jugaban ajedrez con sus hijos en medio de la sala, en el piso.

—¡Jaque Mate!— Exclamó Jughead, mirando a su esposa e hijos con una sonrisa de superioridad. —Ya, gané—

—Oh... Bueno... Pero yo te gané el otro día— Le recordó Diego.

—Seamos buenos perdedores Diego— Pidió Lili, divertida, colocando a Milo en su regazo.

—Me parece que su padre también le pidió al abuelo Hall que le enseñara a jugar— Admitió Betty, mirando a su esposo con diversión, con la bebé en sus brazos.

Jughead soltó una risa y se puso de pie. —En fin... ¿Quien tiene hambre? Preparé unos sandwiches—

—Yo tengo hambre— Admitió Diego, levantando la mano.

—Tu siempre tienes hambre— Le dijo Lili, divertida. —Yo también quiero papi—

—Su padre prepara los mejores sandwiches— Admitió Betty, mirando a su esposo con una sonrisa.

Jughead sonrió, dándoles la espalda para dirigirse a la cocina. —Ya vuelvo—

El ojiazul mayor fue a la cocina y regresó con su familia con una bandeja de sandwiches para todos, también jugo de naranja. Al terminar aquella merienda, los niños fueron al jardín para enseñarle trucos a Milo mientras sus padres estaban sentados sobre una manta en el césped con la bebé de seis meses.

—A ver mi amor, di papá— Pidió Jughead, alzando a la pequeña.

—No amor, di mamá— Le pidió Betty, mirándola.

La bebé los miró a ambos y sólo soltó una sonora carcajada, ella aún no hablaba, solo balbuceaba.

—Ella va a decir mamá— Aseguró Betty, con una sonrisa de superioridad. —Ya es suficiente con que se parezca a ti—

Jughead soltó una risa y empezó a llenarle la mejilla de besos a su bebé, haciéndola reír. —Mi bebé hermosa... Te amo tanto mi niña... ¿Quieres gatear un poco?—

—Suéltala un rato para que tenga más fuerza en sus piernitas— Sugirió Betty.

Jughead soltó a la bebé sobre la manta en la que ellos estaban con una sonrisa de orgullo. —Vamos bebé, gatea—

La pequeña empezó a gatear, pero en ese momento solo quería estar con su padre, por lo que gateó de regreso a Jughead.

—Esa es mi bebé— Presumió Jughead, sentandola en su regazo y dejando un beso en su mejilla. —Te amo—

—Eres nuestra última bebé, te amamos Samantha— Aseguró Betty, acercándose a besar la mejilla de la pequeña.

La bebé sonrió, sujetándose de la camisa de su padre para ponerse de pie. —Pa...

Mi Otra Mitad "Bughead"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora