Betty aún no se había metido a la piscina porque simplemente estaba disfrutando la vista que tenía; Jughead era un gran padre para su hijo y se estaba comportando como un padre hasta para su hijita.
Jughead colocó a ambos niños en el flotador de flamenco y miró a Betty. —Amor... Te estamos esperando a ti para hacer una guerra en el agua—
—Mami ven a jugar con nosotros— Pidió Lili, mirándola.
—Juega con nosotros por favor— Le pidió Diego, juntando ambas manos en súplica.
Betty sonrió y se puso de pie. —Ya voy—
Ella se quitó el sombrero, dejando su cabello rubio libre y luego se quitó la bata de ceda, dejando a Jughead con los ojos clavados a su paradisíaco cuerpo; Ese bikini negro le quedaba tan bien que a Jughead le dolían los ojos solo con mirarla.
—Abran paso, aquí voy— Avisó Betty, retrocediendo para hacer un clavado.
—A un lado niños, aquí viene— Dijo Jughead, apartándose con los niños.
Betty corrió a la piscina e hizo un clavado también, haciendo que Jughead y los niños le aplaudan.
—Eres la mejor mami— Presumió Lili, aplaudiendo.
—Fue mejor que el de mi papá— Admitió Diego, con una sonrisa.
Jughead miró a su hijo con diversión. —Pequeño traidor— Se acercó a su novia, nadando y acercándose a su oído. —Ese clavado fue muy sexy—
Betty se sonrojó y le lanzó un chorro de agua a su novio. —¿Jugamos?—
—Vamos a jugar— Contestó Jughead, dejando un pequeño beso en sus labios y luego mirando a los niños, que estaban aún en el flotador. —Niños... Vamos a hacer una guerra acuática—
—¡Si!— Chillaron los menores, bajando de su flotador.
Betty subió a Lili a sus hombros y Jughead subió a su hijo y entonces los dos pequeños empezaron a forcejear hasta que Lili fue quien tiró a Diego al agua. Continuaron jugando en la piscina entre risas, pero Lili en especial no podía estar hasta tan tarde dentro del agua.
Betty salió de la piscina, se secó con una toalla y aún con la toalla sobre sus hombros se acercó a su hija, quien aún jugaba en la piscina con Jughead y Diego.
—Lili... Se está haciendo tarde y tú sabes que no puedes estar mucho tiempo dentro de la piscina, ven— Pidió la ojiverde mayor.
—Ya voy mami— Contestó Lili, nadando hacia la orilla de la piscina.
—Dejame ayudarte princesa— Pidió Jughead, nadando hacia ella para ayudarla a salir de la piscina.
Jughead llevó a Lili a la orilla de la piscina, en dónde Betty la envolvió en una toalla y la tomó en brazos para ir al interior de la mansión.
El pelinegro mayor también sacó a su hijo Diego de la piscina y lo sentó en una tumbona mientras le secaba el cabello con una toalla pequeña cuando Cata se le acercó.
—Jughead— Lo llamó, mirándolo. —Sus padres me confirmaron que vendrán ésta noche a cenar—
Jughead asintió, poniéndose de pie y tomando a su hijo en brazos. —Perfecto, dile a las cocineras que empiecen con la cena, cualquier cosa háganme saber—
Cata asintió y se retiró de ahí y entonces Jughead iba entrando a la mansión cuando su pequeño le hizo una pregunta.
—Papi... ¿Por qué no me dijiste que los abuelitos venían hoy?— Preguntó el niño.
—Porque les dije apenas anoche campeón— Respondió Jughead, besando su mejilla. —Aproveché que las chicas están aquí hoy porque tus abuelitos están locos por volver a verlas—
—Okey papi— Respondió el niño mientras su padre subía con el en brazos las escaleras.
Jughead se detuvo frente a la puerta de la habitación de su hijo y lo dejó en el piso. —Ve a tomar un baño hijo. Ponte guapo, si necesitas ayuda me avisas—
—Si papá— Aceptó Diego, entrando a su habitación y cerrando la puerta.
Luego Jughead caminó hasta la puerta de la habitación que preparó para Betty y su hija y tocó la puerta suavemente. —Princesas... ¿Se puede?—
—¡Adelante!— Aceptó Betty desde el interior de la habitación.
Jughead abrió la puerta lentamente y vió a Betty peinar a su hija, teniéndola sentada frente al espejo de la habitación.
Se acercó y vió que la pequeña tenía puesto un jumpsuit rosa fucsia y su madre aún tenía el bikini mientras la peinaba.
—Quiero aprender a hacer peinados— Dijo Jughead, divertido.
—Pero no sabes— Aseguró Lili, soltando una risa.
—¿Me estás retando, pequeña?— Preguntó Jughead con diversión. —Betty, dame el peine—
Betty paró de peinar a su hija y miró a Jughead con diversión. —¿Estás seguro?—
—Ustedes me retaron, ahora dame el peine— Pidió Jughead.
Betty negó, divertida y le pasó el peine a Jughead, quien lo tomó y se acercó a la niña para peinarla él mismo.
—¿Qué quieres que te haga en el cabello, princesita?— Preguntó Jughead, mirándola.
—Dos colitas— Pidió, divertida.
—Está bien, dos colitas. Verás que sí sé peinar— Aseguró Jughead, peinando con mucha delicadeza el cabello de la niña.
Betty los miró con una sonrisa y no podía creer la dedicación y el cariño que Jughead le demostraba a su hija sin ser de el.
—Betty...— La llamó Diego, entrando a la habitación con unos Adidas negros con las agujetas desatadas. —¿Me atas las agujetas por favor?—
Betty sonrió, acercándose al niño y agachándose frente a él para atarle las agujetas. Se puso de pie y lo miró con esos pantalones deportivos negros y una camiseta azul oscuro. —Pero qué guapo está mi niño, te hace falta peinarte un poco— Miró a Jughead. —Jug... ¿Te falta mucho para terminar de peinar a Lili?—
—Y terminé— Dijo Jughead, tomando la mano de Lili para ayudarla a ponerse de pie. —¿Que tal?—
Betty miró a Lili con una sonrisa. —Bueno... Están bien para ser hechas por un principiante. Ahora dame— Pidió, arrebatándole el peine para peinar entonces a Diego.
Jughead sonrió con superioridad y miró a Lili. —¿Te gustan las coletas que te hice?—
Lili asintió, mirándolo con una sonrisa. —Estan bonitas—
—Y ya está— Dijo Betty, terminando de peinar a Diego hacia atrás y mirándolo con una sonrisa. —Que lindo mi niño. Mira Juggie—
Jughead sonrió, tomando la mano de Lili y luego la de Diego. —Tan guapo como su papá. Niños... Vamos abajo en lo que Betty también se prepara—
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