—Maldito infeliz... ¡No te atrevas a hablar así de mi esposo!— Exigió Betty, furiosa. —Lo conocí cuando Lili tenía cuatro años y el también tiene un hijo que ahora también es mi hijo. Mi esposo ha sido el padre que ella no tenía. La ha estado criando desde que tenía cuatro años. Ha estado para ella en todo momento, ha limpiado sus lágrimas, le ha dado seguridad cuando más lo ha necesitado... La ha cuidado cuando se enfermaba... Todo eso lo hace un padre y el la ama, está dispuesto a todo por ella y eso ha sido algo que tú nunca hiciste ni harás porque decidiste abandonarla sin siquiera haber nacido maldito cobarde—
Mike abrió la boca para responder hasta que vió a una niña pelinegra de ojos verdes acercarse a Betty.
—Mami...— La llamó Samantha, mirándola a ella y luego a Mike. —¿Quién es ese señor?—
—Tu hija...— Murmuró Mike, mirando a la niña y luego a Betty. —Tuviste más hijos—
Betty suspiró y miró a su hija. —Nena, por favor regresa con Cata. Mami tiene que resolver algo a solas con éste señor—
—Está bien— Contestó la menor, retirándose de regreso a la sala.
—Es hermana de mi hija— Dijo Mike, mirando a Betty. —¿Cuántos hijos más tuviste?—
—Eso no te importa— Respondió Betty, molesta. —Y Lili no es tu hija, ya te lo dije. No tienes ningún derecho a decir que lo es. Vete de aquí—
—Aun no termino— Avisó Mike.
—¡Vete o voy a llamar a seguridad, Mike!— Amenazó Betty, nerviosa y enojada.
Mike se encogió de hombros. —Bien, bien. Pero cuando tengas la cabeza fría sabrás de mi, Elizabeth— Aseguró, retirándose. —¡Eso será muy pronto!—
Betty bufó, molesta y nerviosa y cerró la puerta de golpe para después tomar aire, limpiarse las lágrimas y dirigirse de regreso hacia su hija como si nada hubiese pasado.
—Mami...— La llamó Samantha, sentada al lado de Cata en el sofá y con Milo al lado. —¿Quien era ese hombre?—
—Nadie mi amor, no era nadie— Contestó Betty, nerviosa, acercándose a su hija y tomándola del mentón. —Princesa, por favor no le digas a papi que este señor estaba aquí o se va a molestar mucho y no quieres ver a papá enojado... ¿Oh sí?—
—No— Negó Samantha. —Está bien, no le voy a decir. Pero... ¿Por qué te pone así ese hombre? ¿Qué quería?—
—Molestar— Respondió Betty. —No has comido casi nada hoy. ¿No tienes hambre? Puedo preparar algo para las dos—
—Mmmm no lo sé. Quiero más puré de papas— Contestó la niña.
Betty sonrió y besó su mejilla. —Espera aquí—
La ojiverde mayor se dirigió a la cocina y mientras el puré de papas de su hija se calentaba un poco en el microondas tenía tantos pensamientos que sus manos temblaban.
¿Por qué el padre biológico de Lili aparecía después de tanto tiempo? Y más misterioso aún... ¿Cómo la había encontrado?
—¿Se encuentra bien, señorita?— Le preguntó Cata, acercándose. —¿Puedo ayudarle en algo?—
Betty la miró y negó. —Está bien. Solo no le digas a mi esposo que ese hombre estaba aquí—
En la secundaria, los chicos recién estaban saliendo a su receso y Lili estaba saliendo del aula junto a su hermano y su amiga, pero algo llamó la atención de Lili.
Era Noah y le estaba haciendo señas a Lili para que lo acompañara un momento.
Lili asintió y luego miró a Kat y a Diego. —Chicos... Voy con ustedes en un momento. Tengo que... Hacer algo—
Diego se giró a mirarla con una ceja alzada. —¿A dónde vas?—
—Ash Diego... ¿Eres el hermano o su padre?— Le preguntó Kat, rodando los ojos.
—Ya, Katherin— Exigió Diego, mirándola mal para luego mirar a Lili. —¿Entonces...?—
—Yo... Yo... Voy al baño— Mintió. —No quise pedir permiso durante las clases y tengo que ir—
—Bueno... Ve, pero no tardes mucho. Te esperamos en el jardín— Avisó Diego.
—No le hagas caso Lili— Dijo Katherin, divertida, retirándose junto a Diego.
Lili soltó una risa y luego fue hacia Noah, quien la esperaba apoyado sobre un casillero de brazos cruzados.
Cuando la vió, una inmensa sonrisa se formó en su rostro y Lili también sonrió, algo sonrojada por la manera en la que él la miraba.
—Hola— Saludó Lili con una sonrisa.
—Hola Lili— La saludó Noah, besando su mejilla. —¿Cómo estás?—
—Muy bien— Contestó la adolescente rubia. —Y tu... ¿Quieres decirme algo o qué?—
—Ah si— Respondió Noah, rascándose la nuca, nervioso. —Primero te quería ver y luego... Luego... Quería proponerte algo—
—¿Proponerme algo?— Preguntó Lili, mirándolo con ilusión. —¿Qué cosa?—
Noah suspiró, mirándola a los ojos. —Yo... Quiero invitarte a salir un día, no se. Quiero que sigamos conociéndonos—
Lili sonrió. —A mi también me gustaría que nos conociéramos. Pero... No puedo salir sin pedirle permiso a mis papás y no sé si me dejen salir con un chico. Ya sabes, no te conocen—
—Oh...— Respondió Noah, mirándola en silencio un momento. —¿Entonces tengo que presentarme ante tus padres?—
—¿Qué?— Preguntó Lili, mirándolo con los ojos abiertos como platos. —¿De verdad harías eso?—
—Si es lo que tengo que hacer para que tengas permiso de salir conmigo estoy dispuesto— Aseguró Noah. —Porque... Porque tú me gustas. Pero... No me quiero apresurar. Quiero que me conozcas y quiero conocerte primero—
Lili sonrió, con las mejillas rojas. —Noah... Creo que tú... Que tú también me gustas y aprecio tu consideración conmigo. Pero... ¿Estás seguro de que quieres que te presente a mis padres? Pueden ser algo intensos—
—Creo que puedo manejarlo— Afirmó Noah, sonriente.
—Voy a hablar con Diego y después hablo con mis padres. Luego te doy una respuesta— Avisó Lili.
