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La noche iba muy bien y Jughead se iba a asegurar de que así mismo terminara.

—Si... Diego empezó a caminar antes de tener un año— Admitió Jughead, con una sonrisa ante ese recuerdo mientras caminaba por la playa al lado de Betty.

Betty sonrió, mirándolo. —Eres un gran padre, Jug—

Jughead suspiró, dejando de caminar y mirando a la ojiverde. —No lo sé... Pero... Siento que tú y Lili son más especiales de lo que creen—

Betty se detuvo y lo miró fijamente, confundida. —¿A qué te refieres?—

Jughead aclaró su garganta, nervioso. —Mi hijo no se había comportado tan bien hasta que conoció a Lili. Y yo... Pues... No sé. Me siento diferente desde que te conocí—

Betty sonrió, con sus mejillas rojas una vez más. —Me alegra saber que mi hija y yo tuvimos esa influencia tan positiva en ustedes. Diego es un gran niño y tú un gran hombre—

Jughead sonrió y se hizo un silencio entre los dos; Un silencio que dió lugar a una tensión que empezó a acercar sus rostros otra vez. Se acercaron tanto que una vez más sus respiraciones estaban mezclándose y la verdad es que ya no podían más.

Unieron sus labios con dulzura, suavemente y unieron también sus lenguas, dando lugar a un pacífico y mágico beso entre los dos. Uno tomó el rostro del otro entre sus manos mientras se besaban con delicadeza hasta que la falta de aire los obligó a separarse.

Tras separarse de ese beso, se miraron con muchos nervios, ambos como tomates.

—Ay por favor... ¿Qué... Qué fue eso?— Preguntó Betty, nerviosa.

Jughead suspiró, bajando la mirada. —Lo siento... Es mi culpa. No debí...

—Shh...— Lo cayó la rubia, colocando un dedo sobre sus labios y sonriéndole. —No dejemos que eso arruine nuestra noche—

—Nuestra noche...— Repitió Jughead, con una sonrisa. —Tienes razón. Eso me gusta—

Betty sonrió y le tomó la mano, algo que sorprendió mucho a Jughead. Entonces ambos empezaron a caminar por las orillas de la playa otra vez, pero tomados de las manos, entrelazadas.

Tratando de olvidar por completo el beso de hace rato.

—La noche está tan hermosa... Ésta es mi parte favorita de vivir en Miami— Admitió Betty, caminando al lado de Jughead y mirándolo con una sonrisa.

Jughead sonrió, mirándola, aún tomados de manos, ambos. —Si... Pero la noche no está tan hermosa como tu—

Betty lo miró, sonrojada y sorprendida y Jughead automáticamente volvió a ponerse nervioso por milésima vez esa sola noche.

—Lo siento— Se disculpó el, con la mirada baja. —Eso fue tan atrevido... Yo...

Betty soltó una risa y lo miró, tomando su rostro entre sus manos, dejando de caminar. —Jughead... Deja de disculparte por cada cosa linda que dices. No me molesta que me hagas cumplidos. Eso es lindo—

Jughead sonrió, mirándola a los ojos. —Es que quiero tratarte como lo que eres... Una reina. Y Lili es la princesa—

—Ay Jug...— Contestó Betty, soltando una risa y abrazándolo.

El la rodeó con sus brazos y se dieron un abrazo tan especial que podría ser de lo que sea, menos de amigos. Pero en ese abrazo, Betty vió la hora en su reloj Apple y abrió los ojos como platos, separándose de golpe.

—Ay por Dios Jug... Es tarde...— Murmuró, mirándolo.

Jughead también miró su reloj y abrió bien grandes los ojos. —Si... Es bastante tarde. Ven, vamos al auto— Tomó su mano.

Si, fueron hasta el auto tomados de manos, Jughead le abrió la puerta a ella para que entrara y luego entró él para empezar a conducir a casa de la ojiverde.

En el camino, se miraron y soltaron una pequeña risa.

—No lo puedo creer, ya es media noche. ¿En qué se nos fue todo ese tiempo?— Preguntó Betty, divertida, mirando a Jughead mientras éste conducía.

Jughead soltó una risa. —No lo sé. Pero... La pasé muy bien— Admitió, mirándola de reojo.

Betty sonrió y el resto del camino fué silencioso, hasta que llegaron a casa de la rubia.

El se apresuró a bajar primero del auto y abrirle la puerta y entonces ella le dió un pequeño beso en la mejilla, mirándolo con una sonrisa.

—Esta noche fue increíble, Jug— Admitió la ojiverde, mirándolo fijamente. —No recuerdo la última vez que la pasé tan bien con nadie, además de mis amigos—

Jughead sonrió, mirándola también. —Yo tampoco la había pasado tan bien como hoy. Tu y yo deberíamos salir así mas seguido—

—Siempre que podamos, Jug. Recuerda que los dos tenemos hijos— Le recordó.

—Y también podemos salir juntos y con ellos— Aclaró Jughead. —Lili y Diego aman pasar tiempo juntos—

—Si... Esos pequeños...— Murmuró Betty, bajando la mirada para volver a mirarlo, sonrojada.

Jughead sonrió y otra vez apareció esa tensión. Esa tensión, esa fuerza invisible que los obligaba a acercarse cada vez más hasta juntar sus labios otra vez en un beso calmado y dulce.

Ella tomó el rostro del chico entre sus manos y  el hizo lo mismo, haciendo de ese beso uno más profundo, más intenso, pero no demasiado.

Y no se querían separar, no querían dejar de besarse; Era tan rica y tan exquisita la sensación de probar los labios del otro que se separaron solo cuando el aire les faltó, pero eso no fué todo.

Mantuvieron sus frentes unidas y sus ojos cerrados, aún con el rostro de uno entre las manos del otro. Se acariciaron, pero cuando Betty abrió los ojos y el abrió los suyos, ella se separó de golpe, asustada.

—No... No...— Negó Betty, con la respiración agitada y los ojos cristalizados, dando unos pasos mas lejos de Jughead.

Jughead la miró, preocupado. —Betts... ¿Qué pasa? ¿Qué tienes?—

—Esto es un error, nada de esto debió pasar— Se lamentó, con las lágrimas bajando por sus mejillas.

—Betty... ¿Te sientes bien?— Le preguntó Jughead, acercándose.

—¡Aléjate, no quiero verte! ¡No vas a herirme!— Negó Betty, corriendo hacia la puerta principal de su casa.

—Pero Betty... ¡Betty!— La llamó el ojiazul, sin obtener respuesta, viendo cómo ella se encerraba en la casa.















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Lo último fue bastante preocupante 😳

¿Teorías?

¿Dónde andan? 🥺😭😔

Samy ❤️

Mi Otra Mitad "Bughead"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora