Después de trabajar solo por la mañana, llegó la hora del almuerzo y luego Betty y Jughead se fueron a casa. Pero lidiar con tu esposa embarazada nunca era fácil cuando los cambios de humor estaban de por medio.
—Mi amor...— Llamó Jughead a su esposa, tocando la puerta de la habitación con insistencia en donde su esposa estaba encerrada. —¿De verdad te vas a poner así por una película?—
—¡Imbécil, no es solo una película!— Le gritó Betty, enojada mientras sollozaba dentro de la habitación.
—Pero preciosa... Sí lo es, es sólo una película. No es la primera vez que vemos juntos El Titanic— Le recordó.
—Es que... Es que Rose y Jack se amaban y ella no pudo salvarlo. Era el amor de su vida y ella lo vió morir...— Lloró. —Es tan injusto...
Jughead suspiró, pegado a la puerta de la habitación que compartía con su esposa. —No volveremos a ver una película de amor hasta que tengas a la bebé—
—¡No me hables así, pedazo de idiota, te odio!— Le gritó, estallando en llanto dentro de la habitación.
—Bebé... Podemos hablarlo— Sugirió Jughead.
—¡No quiero hablar nada contigo! ¡Vete al diablo Jughead Jones!— Le volvió a gritar.
Jughead suspiró, alejándose de la puerta de la habitación. —Cuando te sientas mejor hablaremos—
Betty siempre se enojaba o lloraba de la nada después de que había quedado embarazada, pero esa situación no le agradaba mucho a Jughead, quien lo tenía que aguantar todo.
Fue a la sala de estar, tomó su celular y se sentó a hacer una llamada, tomando a su perro Milo y sentándolo en su regazo.
En la llamada...
—Buenas tardes señor Jones— Lo saludó la obstetra.
—Buenas tardes doctora, que gusto oírla. Le llamo porque tengo un problema con mi esposa— Expresó.
—¿Algo anda mal con el embarazo?— Preguntó la doctora.
—No, no es eso. Es que estoy preocupado. Estábamos viendo El Titanic y de repente ella se deprimió mucho, se encerró en nuestra habitación llorando y me mandó al diablo. Me tuve que ir, no quiere verme, no quiere saber nada de mí— Dijo Jughead, frustrado mientras acariciaba al perro para calmarse.
—Es complicado señor Jones. No es el primer esposo y padre que pasa por esto. Es más común de lo que cree que esos cambios de humor se den así. Es completamente normal— Aseguró la doctora.
Jughead suspiró. —Lo se, pero estoy preocupado porque quiero hacer algo por ella. No me gusta verla así—
—Si sigue insistiendo se pondrá peor. Mejor dele su espacio y le aseguro que ella misma lo buscará cuando se sienta mejor. Pero si ve que algo anda mal con ella o la bebé en cuanto a su salud me hace saber— Pidió la doctora.
—Perfecto, gracias doc. Nos vemos en la próxima cita— Se despidió el ojiazul.
Fin de la llamada.
—Juggie...— Lo llamó Betty, bajando las escaleras con la cara empapada de lágrimas, con los ojos rojos.
Jughead se giró a mirarla, aún sentado con Milo en el sofá y sonrió. —Amor... ¿Te sientes mejor?—
Betty asintió, acercándose a él y sentándose a su lado, dejando caer su cabeza sobre el hombro de su esposo y acariciando a Milo. —Perdóname Juggie. No quería tratarme mal otra vez—
—Mi vida, no te disculpes, entiendo que no es tu culpa y eso es totalmente normal— Aseguró Jughead, besando su cabeza y rodeándola con su brazo.
—Lo sé y aprecio que lo entiendas pero no es justo que siempre termines pagando mis estúpidos berrinches cuando has sido tan bueno conmigo. Solo me cuidas y cumples todos mis caprichos y no es justo que recibas ese trato— Explicó Betty, mirándolo. —Lo siento—
Jughead sonrió y besó su frente, limpiando también las lágrimas que tenía en sus rojas mejillas. —Te perdonaré todas las veces porque te amo y amo demasiado a la bebé que llevas dentro de ti. Estaré aquí para consentirte siempre mi amor—
Betty sonrió y cuando fue a besar los labios de su esposo, Milo se interpuso entre los dos, lamiendo sus caras y sacándoles una sonrisa.
Más tarde fueron a buscar a los niños al colegio y los dos morían por saber el sexo del nuevo integrante de la familia.
—Mami mami, dinos por favor— Suplicaron ambos niños, dando saltitos frente a Betty.
—Paciencia niños, paciencia— Pidió Betty, mirándolos con diversión y luego mirando a su esposo. —¿Me haces los honores?—
Jughead asintió con una sonrisa y miró a los niños. —Tendrán una hermanita, es niña—
—¿Una niña? Oh...— Se lamentó Diego. —Bueno... Tener dos hermanas no será tan malo— Admitió, encogiéndose de hombros.
Lili no decía nada y sus padres estaban esperando una reacción o una respuesta de su parte, pero ella permanecía neutra.
—Mi amor... ¿Todo bien?— Le preguntó Betty, mirándola con preocupación.
Lili asintió, con los ojos cristalizados. —Voy a mi habitación...— Avisó, largándose a correr a las escaleras.
—Yo me encargo amor, tranquila— Dijo Jughead, besando su mejilla y despeinando la cabellera de Diego para entonces subir las escaleras tras su hija.
Lili fue corriendo a su habitación, pero antes de que pudiera cerrar la puerta, Jughead la sujetó y no se lo permitió.
—Chiquita... ¿Que te pasa?— Le preguntó Jughead a Lili, arrodillándose frente a ella y mirándola.
Lili negó, limpiandose las lágrimas. —Nada...
—Lili— La llamó Jughead en advertencia. —Confia en mi, soy tu papá. ¿Qué pasa?—
Lili sollozó. —Es que tengo miedo de que me dejes de querer porque mami ahora va a tener una niña y ella sí es tu hija de verdad—
—Pero Lili... Tu también eres mi hija de verdad, no lo olvides— Le recordó Jughead, besando su frente. —Mi niña... El hecho de que no tengas mi sangre no significa nada para mí. Te amo como mi hija que eres, tienes mi apellido y eres una Jones. Eres mi hija y te amo sobre todas las cosas. No dejaré de quererte cuando nazca tu hermana porque los amo a todos por igual—
Lili sonrió levemente, abrazándolo. —Te amo mucho papito—
—Y yo a ti mi hermosa princesa— Contestó Jughead, abrazándola y besando su cabeza.
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Amamos a Jug como papá y esposo ❤️
Chicos y chicas, es que es una locura, sin darme cuenta pasaron dos años y ya terminé la carrera, porque solo era de dos años y siento que ustedes fueron parte importante de eso, siento que ustedes me acompañaron en cierta forma en ese proceso y los amo por eso ❤️😊🫂
