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Pasó aquella semana y ya tocaba saber el género del nuevo integrante de la familia; Betty y Jughead llevaron a sus niños al colegio temprano y después de ahí fueron directo al hospital, a su cita con la obstetra.

Estaban muy emocionados y muy nerviosos. Ya iban a saber el sexo de su bebé, ese bebé que tanto soñaron y tanto esperaban. La emoción creció cuando Betty estaba sobre esa camilla, con su vientre abultado expuesto mientras una vez más pasaban aquel aparato sobre ella, viendo claramente a su bebé en aquella pantalla.

—Se ve muy sano. Su corazón late correctamente y se está desarrollando satisfactoriamente, los felicito futuros papis— Dijo la doctora con una sonrisa, mirando a la pareja mientras aún pasaba el aparato por el vientre de la rubia.

Betty sonrió, mirando a su esposo. —¿Oíste eso Juggie? Tenemos un bebé perfecto—

Jughead asintió, mirando la pantalla con los ojos cristalizados. Estaba viendo a su bebé. Ya se podía ver claramente que era un bebé. —No puedo creer que nosotros hicimos esto—

—Si, lo hicimos nosotros— Aseguró Betty, mirando la pantalla con los ojos cristalizados. —Nuestro bebito o bebita—

—¿Quieren saber su sexo?— Preguntó la doctora con una sonrisa.

—Sí por favor— Pidió Betty, emocionada.

—No podemos esperar— Expresó Jughead, ansioso, tomando la mano de su esposa.

La doctora sonrió, mirándolos a ambos. —Felicidades, van a tener una niña—

Betty chilló. —Niña... Vamos a tener una niña— Miró a su esposo.

Jughead se puso de pie y les dió la espalda a su esposa y a la doctora, llorando de la felicidad que le causaba ese momento, sin poder contenerse. —Perdón... Perdón... Es que estoy tan feliz...

—Descuide señor Jones, no es el primer padre que reacciona así al saber el sexo de su bebé— Aseguró la doctora.

Jughead se limpió las lágrimas y se acercó a Betty, llenándole la cara de besos. —Mi amor tendremos niña. Soy tan feliz... Siempre quise tener dos hijas y las voy a tener gracias a ti, te amo mi amor—

—Te amo Juggie— Respondió Betty, sonriéndole, también con los ojos cristalizados.

Ese momento los llenó de una emoción que no fueron capaces de describir; Iban a tener una hija, una niña. Otra pequeña princesita llegaría a sus vidas para llenarlos de amor y felicidad, completar la felicidad de su hogar junto a sus hermanos mayores.

Al salir del hospital, Jughead tomó la mano de Betty y la estaba ayudando a llegar al auto a su paso para no cansarla. En este punto del embarazo ya se cansaba con facilidad.

—Lo siento Juggie... Me canso mucho— Se disculpó la ojiverde, llegando al auto con la ayuda de su esposo.

—Descuida mi amor, no tengo a un ser humano dentro de mi que crece cada vez más para opinar— Dijo Jughead, abriendole la puerta del auto a su esposa. —Ven, entremos—

Betty entró al auto, Jughead le cerró la puerta y luego entró al asiento del conductor, tomando el volante.

—Juggie...— Lo llamó Betty, mirándolo.

—¿Sí, preciosa?— Respondió Jughead, mirándola.

—Tengo hambre— Contestó Betty, mirándolo con un puchero.

Jughead sonrió, encendiendo el auto. —No sabes cómo me encanta escucharte decir eso después de haberte obligado a comer los meses anteriores—

—Es que mi bebé está creciendo y parece que va a tener tu apetito— Admitió Betty, divertida.

Mi Otra Mitad "Bughead"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora