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En la empresa, Jughead estaba en su oficina y estaba esperando a nadie más ni nadie menos que a Amelie. Antes de juntarse con los franceses, lamentablemente debía juntarse con ella aunque no quisiera.

La chica francesa entró a la oficina del ojiazul con una falda negra y muy corta, con sus piernas al descubierto y con una remera que casi dejaba ver sus pechos.

Ella era realmente hermosa, pero lamentablemente a Jughead no le interesaba en lo más mínimo aunque su mirada se haya desviado un poco.

—Buenas tardes señor Jones— Lo saludó Amelie, entrando a su oficina y acercándose a él.

Jughead la miró y suspiró. —Buenas tardes Amelie. Mira... Ya tengo que irme a casa. Así que siéntate y vamos a hablar de lo que tenemos que hablar—

Amelie pareció pensarlo y lo miró con una sonrisa traviesa. —Creo que olvidé el tema del que queríamos hablar. Es necesario que me lo... Recuerdes—

Jughead rodó los ojos. —Amelie, deja el juego por favor. Esto es enserio—

—Esto también es enserio, Forsythe— Aseguró Amelie, mordiéndose el labio y dándole la vuelta al escritorio del ojiazul para sentarse encima de él.

—Oh... Espera Amelie, alto ahí— Exigió Jughead, poniéndose rápidamente de pie y apartándose. —¿Qué diablos te pasa hoy?—

—Te deseo, Jughead Jones— Admitió Amelie, caminando hacia él.

Lo que ninguno de los dos sabía, era que Betty estaba acercándose a la oficina de su esposo y se detuvo en seco cuando escuchó esas voces, sintiendo una presión en su pecho.

—¿Por qué no aceptas?— Le preguntó Amelie a Jughead, acercándose un poco más. —Te deseo y estoy segura de que tú me deseas a mi—

—No, Amelie— Negó Jughead, apartándose un poco más hasta quedar pegado a una pared. —Tengo esposa, tengo hijos—

—Tu esposa no tiene por qué enterarse de lo nuestro— Aseguró la chica, acercándose tanto que tomó el rostro del ojiazul entre sus manos. —Tómame, Jughead. Es tu oportunidad de probar algo diferente. Tal vez te guste—

Jughead la miró un momento y suspiró. —Amelie, eres una chica hermosa, lo reconozco. Pero no quiero ni puedo serle infiel a mi esposa. Ella es mi compañera, mi consejera, mi novia, mi esposa, mi amante y más importante aun... Es la madre de mis hijos. Ella nos cuida a todos y es tan maravillosa que quiero ponerla en un pedestal. Lo siento, pero amo a mi mujer y no le seré infiel—

Betty aún estaba escuchando fuera de la oficina y sintió su corazón derretirse de amor; Aún en una situación en la que cualquier hombre podría fracasar, su esposo seguía siendo fiel a ella hasta a sus espaldas.

Pero Amelie no pensaba lo mismo. Miró a Jughead con desagrado y se separó. —Eres un blandito que se deja dominar de su mujer. Pensé que eras un verdadero hombre—

—Pues déjame decirte que un verdadero hombre no le falla a la mujer que realmente vale la pena. Deberías respetarte un poco más a tí misma— Aconsejó Jughead, firme.

Amelie bufó, molesta y se retiró de la oficina tan rápido y tan enojada que no notó ahí la presencia de Betty.

Jughead suspiró y cuando salió de la oficina se encontró con su esposa y sonrió. —Amor... Hola. Yo...

Betty lo interrumpió con un potente beso. Atrapó los labios de su esposo en un beso tan feroz que les quitó a ambos el aliento.

Al separarse, se miraron a los ojos con una sonrisa.

—Bebé... ¿Qué fue eso preciosa?— Le preguntó Jughead a ella, perdido en sus ojos verdes.

Betty se acercó a su oído. —No hables más y llévame a tu oficina para que me hagas el amor—

Jughead sonrió y la miró con maldad. —Eso sí me gusta. ¿Quien soy yo para no complacer a mi bella esposa?—

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Ya en la tarde, Jughead y Betty quisieron fingir que nunca tuvieron sexo salvaje en una oficina y fueron a casa a ducharse rápidamente y después ir por sus hijos a sus escuelas.

Al estar en casa, Lili daba vueltas y más vueltas en la sala cuando su padre se le acercó.

—Hola mi amor— La saludó Jughead, acercándose y besando su frente. —¿Qué pasa? Te noto muy nerviosa—

Lili suspiró, mirando a su padre. —Papi...  Yo... Yo... ¿Me dejas salir con Noah el viernes en la noche?—

Jughead suspiró, mirándola. —Mi niña... Ya sabes lo que pienso sobre eso—

—Pero papá... No será la primera vez que salgamos juntos— Le recordó Lili.

—Chiquita... ¿Además de tu novio quien más irá a esa cita?— Le preguntó Jughead, serio.

—Nadie más, solo nosotros— Aclaró Lili.

—Ahí está el problema— Contestó Jughead. —No me agrada que tú y ese muchacho salgan solos Lili. Ya te lo dije—

—Pero pa... No será la primera vez, ya te lo dije. Si él quisiera hacerme algo, ya lo habría hecho— Aseguró Lili.

—Es que tú no entiendes— Respondió Jughead. —Eres una niña y yo soy el adulto. Déjame explicarte—

—¿Explicarme qué?— Preguntó Lili, enojada, mirándolo. —¿Explicarme el hecho de que haga lo que haga Noah no te cae bien?—

—Nena, no es eso— Negó Jughead. —Yo...

—Papá, ya no tengo cuatro años— Le recordó Lili, seria. —Ya no tienes que cuidarme tanto. Noah es un buen chico y nunca me haría nada. Papá por favor déjame salir con él el viernes—

—Lo siento Lili, no puedo aceptar eso, no puedo arriesgarme— Se negó Jughead una vez más.

—¿Arriesgarte a qué?— Preguntó Lili, dando dos pasos mas cerca de él. —¿Arriesgarte a qué?—

—Lili, basta. Ya te dije que no— Exigió Jughead, firme. —Si él quiere verte, que venga aquí a la casa—

—¡Papá ya basta!— Gritó Lili, enojada. —¡Ya no soy una niña, algún día seré mayor y me voy a casar y a tener una...!

—¡No quiero que cometas el mismo error que tú madre Lili!— Contestó Jughead, mirándola fijamente y tomando aire para  calmarse. —Tu madre quedó embarazada de tí cuando tenía sólo dieciséis años. Lo único que quiero impedir es que cometas un error con ese muchacho—

Lili hizo un silencio, mirándolo con los ojos cristalizados. —Ya sé que mi mamá me tuvo a los dieciséis. Pero no olvides que aunque me hayas dado tu apellido, no eres mi padre— Le recordó, dándole la espalda para entonces irse.
















Eso dolió 💔

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Samy ❤️

Mi Otra Mitad "Bughead"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora