—¡Agh, maldición!— Gritó Betty, haciendo su mejor esfuerzo. —¡Te odio Jughead! ¡Tu me hiciste esto!—
Jughead suspiró y besó su cabeza. —Ya casi mi amor, ya casi. Vamos—
—Solo un poco más Elizabeth, ya casi. Vamos, vamos— La animó la doctora.
—¡Ahhh!— Gritó Betty una vez más, tirando su cabeza hacia atrás y con las lágrimas bajando por sus mejillas.
El llanto de la bebé llenó la habitación y Betty sintió un repentino alivio, aunque estaba tan cansada que se quedó inmóvil y con los ojos cerrados, recuperándose.
—Felicidades, acaban de tener a una hermosa niña— Avisó la doctora, tomando en sus brazos a la recién nacida.
La niña lloraba y lloraba, pero Jughead también terminó llorando por la inmensa felicidad que sentía; Cuando vió a ese ser tan pequeño, tan indefenso... Esa delicada piel rosa y esa abundante cabellera negra... Sin duda la bebé era igual a el.
Era su bebé, su hija, sangre de su sangre y que ahora tenía su lugar especial en su corazón.
—¿La quiere sostener primero, señor papá?— Preguntó la doctora con una sonrisa.
—Claro, claro— Aseguró Jughead, llorando de la felicidad y tomando con mucho cuidado a la pequeña que lloraba en sus brazos. —Shh... Mi dulce niña hermosa... — Miró a Betty. —Betts... Amor... Nuestra bebé está aquí—
Después de recuperarse un poco, Betty pudo abrir los ojos y cuando vió a su pequeña en brazos de su esposo también rompió a llorar de la felicidad y la tomó con cuidado y con las pocas fuerzas que le quedaban.
Admiró su carita, su cabellera negra y ese llanto que no iba a salir de su cabeza jamás.
—Mi bebé...— Murmuró llorando la ojiverde, pegando a la pequeña a su cuerpo, arrullándola. —Mi preciosa bebita, mi niña... Te amo tanto mi pequeña...
El llanto de la bebé disminuyó y no había palabras para describir aquel momento. Ya lo habían logrado, lograron tener a ese bebé que tanto soñaron y tanto esperaron y ya estaba ahí con ellos.
—Mi pequeña Samantha Jones Cooper...— Dijo Jughead, besando la cabecita de la bebé y luego la mejilla de su esposa. —Me has hecho tan feliz mi amor... Gracias por ésta bebé tan hermosa, por la familia hermosa que me diste. Te amo—
—Te amo Jug— Respondió Betty, mirándolo con una sonrisa para luego seguir admirando a su bebé.
Las enfermeras se llevaron a la pequeña Samantha para pesarla, revisarla y una vez que supieron que la niña nació totalmente sana, la trasladaron junto a su madre a una habitación más cómoda en la que las dos estaban ahí con Jughead.
La ojiverde le había dado el pecho a su hija recientemente y la pequeña se encontraba dormida en sus brazos mientras sus padres solo la admiraban. Admiraban al pequeño fruto de su amor, de su matrimonio y de una noche apasionada.
Una bebé que tanto quisieron, que tanto desearon... Ahora estaba ahí con ellos y era algo tan maravilloso que resultaba difícil de creer.
—Samantha, mi dulce niña... — Murmuró Betty, admirando a la pequeña dormida en sus brazos.
Jughead sonrió y besó la cabeza de la recién nacida. —Mi pequeñita... No lo puedo creer. Aquí está nuestra bebé con nosotros—
—Deja que sus hermanitos la vean— Dijo Betty, sin desviar su mirada de la bebé, con una sonrisa.
Jughead sonrió, poniéndose de pie. —Los voy a buscar, están con mis padres en la sala de espera—
—¿Qué?— Preguntó Betty, mirándolo con una sonrisa y los ojos abiertos como platos. —¿Mis niños están aquí?—
Jughead sólo le guiñó un ojo y salió de la habitación para ir al pasillo en el que habían dos pequeños que ya no podían esperar más para conocer a su hermanita y dos abuelos que ya no podían esperar más para conocer a su nueva nieta.
—Abuelitos... ¿Cuando veremos a nuestra hermanita?— Preguntó Lili, impaciente.
—Ya la queremos ver— Dijo Diego, desesperado.
Fp soltó una risa, mirando a los niños. —También estamos impacientes, niños—
—Su padre vendrá en cualquier momento— Aseguró Gladys con una sonrisa.
—Hola familia— Saludó Jughead, apareciendo en el pasillo y abriendo sus brazos.
—¡Papi!— Chillaron Lili y Diego, corriendo a abrazarlo.
Jughead se arrodilló para abrazarlos a ambos y besas sus mejillas. —Mis niños preciosos... Ya los extrañaba—
—Papi queremos ver a nuestra hermana— Suplicó Diego.
—Si papi por favor, también extrañamos mucho a mami— Dijo Lili.
Jughead sonrió, poniéndose de pie y mirando a sus padres. —Vamos—
—Que vallan los niños primero, nosotros vamos en un momento— Avisó Gladys.
—Ya los alcanzamos— Aseguró Fp con una sonrisa.
—De acuerdo— Respondió Jughead, mirando entonces a los niños. —Pequeños... Entren en silencio porque la bebé duerme y su madre está cansada. Vamos—
Lili y Diego asintieron y en compañía de su padre entraron a la habitación con los nervios a flor de piel, pero la emoción también.
Entonces cuando entraron a la habitación visualizaron a Betty con la pequeña en sus brazos. Tan pequeña... Betty sonrió ampliamente al verlos y aunque estaba agotada y su cuerpo aún dolía un poco, eso no se comparaba a lo feliz que estaba en ese momento.
—Los extrañé tanto niños... Mis hijos...— Dijo Betty, mirando a los pequeños con una sonrisa. —Vengan a conocer a su hermana—
Lili y Diego se acercaron con algo de timidez, pero al ver a esa bebé tan pequeña y tan tranquila en brazos de su madre no pudieron evitar sonreír.
—Es muy pequeña mamita...— Murmuró Diego, mirándola con una sonrisa.
—Es muy linda, como tú, mami— Dijo Lili, feliz.
—Y como su papi— Aseguró Jughead, acercándose a besar la cabeza de sus hijos y luego a Betty para besar su mejilla. —Tenemos una integrante mas de la familia—
—La vamos a cuidar mucho papi— Dijo Diego.
—Vamos a quererla mucho y a jugar con ella— Aseguró Lili, contenta.
—Samantha tiene a los mejores hermanos mayores— Admitió Betty, mirando a Lili y a Diego con una sonrisa. —Y aunque la bebé es muy pequeña y va a necesitar mucha atención, quiero que sepan que ustedes dos también son mis hijos y los amo a todos igual. Los amo demasiado mis bebés—
—Papi tambien los ama mucho, no lo olviden mis pequeños. Los amo a los tres— Aseguró Jughead, con una sonrisa.
Luego entraron los Jones y poco después llegaron los Cooper, todos muy enamorados de la nueva integrante de la familia. Porque si algo era realmente cierto, es que Samantha iba a estar en un hogar lleno de amor.
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