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Betty suspiró, mirando a su hija mayor mientras aún sostenía a la bebé. —Mi pequeña... No puedes irte, pero papi y yo estamos aquí, tranquila—

Jughead se sentó junto a ella en la camilla y dejó un beso en su frente. —Mi niña... Eres muy, muy fuerte. Quédate tranquila mi amor, verás que pronto vas a sentirte mejor. Ten paciencia, mami y papi están aquí— Limpió las lágrimas que la niña había derramado. —No quiero que mi niña llore—

Lili se acercó y se abrazó a Jughead con las pocas fuerzas que tenía, pero sus padres seguían mirándola con preocupación. Nunca habían visto a Lili tan mal.

La bebé empezó a llorar en los brazos de Betty y ésta suspiró, sentandose en un asiento que estaba un poco más lejos de la camilla. —Debe tener hambre otra vez, le voy a dar el pecho—

—Yo no quiero que la bebé esté aquí, deberíamos llamar a tus padres o a los míos para que se queden con ella mientras tanto— Sugirió Jughead.

Betty suspiró mientras empezaba a darle pecho a su hija más chica. —No lo sé, pero tienes razón. Samantha no debería estar aquí—

—Buenos días padres de Lili— Saludó el pediatra, entrando a la habitación con una sonrisa para animar un poco a la niña. —¿Cómo está la paciente más fuerte de todas?—

—Esa es Lili— Aseguró Jughead, mirando a su hija con una sonrisa. —Es nuestro amigo el pediatra mi amor—

—Hola...— Saludó apenas audible la niña.

—Buenos días doctor— Saludó Betty, terminando de amamantar a su bebé.

—Acérquense, tengo que hablar algo con ustedes— Pidió el pediatra, de pie en la puerta de la habitación.

Betty y Jughead se acercaron, un poco asustados mientras Lili solo observaba desde la camilla.

—¿Pasa algo malo doctor?— Preguntó con terror Betty mientras colocaba a la bebé contra su pecho.

—Ella se pondrá mejor... ¿Verdad?— Preguntó asustado Jughead, rodeando a su esposa con su brazo.

El pediatra suspiró. —Es complicado. Verán... La niña tiene una especie de gripe y eso le provocó fiebre y dolores musculares. Pero si fuera una niña totalmente sana no importara tanto, fuera una simple gripe. Pero lamentablemente no es así. La pequeña tuvo un ataque severo de asma por esa razón. Si no se trata esa "simple gripe" puede desencadenar una seria neumonía y no quieren saber qué pasaría después—

Jughead se pasó una mano sobre el cabello, frustrado. —No... Tiene que hacer algo. Lili es solo una niña—

—Haga lo que tenga que hacer doctor por favor, nunca había visto a mi hija tan enferma— Suplicó Betty, nerviosa.

—Estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance— Aseguró el pediatra. —Es más complicado porque su hija es pequeña. Pero le estaremos pasando un medicamento para abrir las vías respiratorias a través de la máscara de oxígeno y de manera intravenosa le estamos pasando medicamentos y analgésicos para controlar los síntomas de la gripe. ¿Ya la vacunaron contra la gripe este año?—

Jughead miró a Betty y negó. —Aún no—

—Tendremos que ponerle esa inyección. Pero no se preocupen, lo peor que podría pasar es que le dé neumonía, pero estamos haciendo todo lo posible por evitarlo— Explicó el mayor.

—Entendemos, gracias doc— Agradeció Betty, sonriéndole.

—Gracias doctor— Dijo Jughead.

En pocos minutos dos enfermeras estaban en la habitación para ponerle la inyección a Lili, pero la niña ya estaba cansada de las inyecciones y no deseaba ni una más.

—No... ¡No! ¡No quiero!— Gritó Lili, abrazándose a Jughead mientras lloraba, aun sin poder respirar bien.

—Lili, ya basta princesa. Si no te la ponen no podemos irnos a casa— Le recordó Betty mientras intentaba dormir a la bebé, sentada en un asiento con ella en sus brazos.

—Chiquita, mírame— Pidió Jughead, tomando el rostro de la pequeña entre sus manos y mirándola fijamente. —Mirame a mi y olvida que vas a recibir una inyección. ¿Entendido?—

Lili negó, con las mejillas empapadas de lágrimas. —Es que duele papá—

—No, no va a dolerte, lo prometo— Aseguró Jughead, sonriéndole y abrazándola. —Cierra los ojos y no vas a sentir nada—

—Respira pequeña, ya vamos a ponerte la inyección— Avisó la enfermera, cargando la jeringa del líquido.

Lili cerró los ojos con fuerza, abrazando a Jughead y así los tuvo hasta que sintió un ligero pinchazo en la parte superior del brazo izquierdo.

—¿Ya?— Preguntó Lili, temblorosa, aún con los ojos cerrados, sujetando a Jughead.

Jughead soltó una risa y besó su cabeza. —Ya pasó mi amor, abre los ojos. Estoy orgulloso, eres muy valiente—

—Eso fue todo, te portaste muy bien— La felicitó la enfermera, colocando un pequeño parche sobre la zona de la inyección.

—Esa es mi niña— La felicitó también Betty con una sonrisa.

Las enfermeras se retiraron y dejaron a Lili con la máscara de oxígeno una vez más y con la vía intravenosa. Hasta que no le bajara la fiebre o los demás síntomas no la dejarían irse y sus padres se iban a quedar con ella.

—¿Ya se durmió?— Preguntó Jughead, acercándose a su esposa y tomando en sus brazos a la bebé con mucho cuidado. —Pesa más cuando está dormida, mi bebé... No me gusta traerla aquí—

—Lili también se durmió, está cansada de tantos medicamentos— Admitió Betty, bajando la mirada. —Soy la peor madre del mundo, no puedo con mis tres hijos. ¿Cómo la estará pasando Diego en el colegio?—

—Betts, no digas eso— Pidió Jughead, mirándola mientras aún sostenía a la bebé dormida en sus brazos. —Eres la mejor madre del mundo. Los niños se enferman incluso de la nada, sólo que el caso de Lili es especial—

—Odio esto, Juggie. Odio que los niños se enfermen. Odio traer a mi bebé de tres meses a un hospital— Expresó frustrada Betty.

—Son cosas que nosotros no controlamos Betty— Le recordó el ojiazul, besando su frente. —Está bien, estamos con nuestras hijas en un hospital pero estamos juntos. Lili se va a mejorar, yo lo sé—

Betty sonrió, besando rápidamente sus labios. —Prefiero creer en eso—














Juntos en las buenas y en las malas 🥺

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Samy ❤️

Mi Otra Mitad "Bughead"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora