Habían pasado sólo un par de semanas desde que las cosas cambiaron un poco; Betty y Jughead estaban llevándose todo por delante como colaboradores, trabajando en proyectos que estaban siendo muy exitosos.
Estaban llevando una hermosa y sana relación de noviazgo, juntandose siempre con los niños, sin los niños o con sus familias o amigos.
Estaban felices, pero los dos habían tenido un pasado difícil y tal vez eso representaría un obstáculo en su relación.
Jughead estaba como loco buscando a su novia por los pasillos de la empresa. Ya la había buscado en su oficina, en el salón de conferencias, en el salón de control y no la encontraba en ese piso.
Vió a Sweet pea y quiso acercarse para preguntarle. —Hey Sweet pea... ¿Has visto a Betty?—
Sweet pea se encogió de hombros. —Es tu novia, no la mía—
Jughead rodó los ojos. —Idiota... De verdad necesito encontrarla—
—La última vez que la vi estaba con Cheryl hace unos pocos minutos— Contestó Sweet pea.
Jughead suspiró. —Seguiré buscando—
—Suerte— Respondió Sweet pea, dejando varias palmadas en su espalda para luego retirarse.
Jughead continuó buscando y cuando regresó al salón de control escuchó a Betty y a Cheryl, pero parecían estar discutiendo.
—Se lo diré a Jughead, de verdad— Amenazó la pelirroja, seria.
Betty suspiró, mirándola. —Cheryl, no. Hay mucho trabajo y no lo quiero preocupar—
—Linda... Hay algo que debes entender— Habló Cheryl. —Hay cosas más importantes que el trabajo y tú lo sabes... ¿Verdad?—
—Chicas...— Las saludó Jughead, entrando a aquel salón, mirandolas. —Aqui están. ¿Qué ocurre?—
—Que bueno que llegas vago— Admitió Cheryl, sonriéndole. —Tu linda novia quiere decirte algo—
Jughead miró a Cheryl, confundido y luego se acercó a Betty. —Preciosa... ¿Qué pasa?— Preguntó, posando una mano en su mejilla. —Estás... Pálida y fria—
Betty negó, apartando la mano de su novio de su rostro. —Estoy bien... — Aseguró, dándole la espalda, con la respiración forzosa. —Solo quiero ir a...
En ese momento Betty se desvaneció y justo antes de que tocara el piso, Jughead la atrapó entre sus brazos, asustado.
—Le dije que no estaba bien— Advirtió Cheryl, acercándose a Betty en brazos de Jughead. —Tu novia es tan terca...
Jughead maldijo por lo bajo, con Betty inconsciente en sus brazos. —Maldición... Betts... Betty...
Betty despertó y la luz le molestó de inmediato. Estaba en una habitación que parecía ser de hospital y estaba un poco confundida. Enfrente tenía a una mujer de bata blanca que la miraba con una pequeña sonrisa.
—Hola Elizabeth, soy la doctora Díaz— Se presentó. —¿Cómo se siente?—
—No lo sé, estoy algo mareada pero... ¿Qué hago en una habitación de hospital?— Preguntó.
—Usted sufrió un desmayo y según sus exámenes de sangre fue la consecuencia de una concentración muy baja de glóbulos rojos en su sangre, posiblemente a causa de la falta de vitaminas y hierro en su organismo— Explicó la doctora. —Digame una cosa. ¿Usted ha estado alimentándose bien últimamente?—
Betty suspiró, con la mirada baja. —Mas o menos—
—Señorita Cooper...— La llamó la doctora en advertencia. —Le voy a recomendar una nutricionista para que le ayude a llevar una alimentación rica en vitaminas y hierro... También tendrá que tomarse unos medicamentos que van a subir el número de glóbulos rojos en su sangre. Usted tiene anemia y es importante que suba su concentración de glóbulos rojos ya—
Betty asintió. —De acuerdo pero necesito irme ya, tengo una hija y en un rato debo ir por ella al colegio—
—Es que no puede irse aún. Tenemos que hacer un mejor diagnóstico para definir su tratamiento y controlar los niveles bajos de glóbulos rojos en su sangre o podría empeorar— Advirtió la doctora. —Hay dos personas esperándola allá afuera—
—¿Un chico de pelo negro y una pelirroja?— Preguntó. —Es mi novio y ella es mi amiga—
—¿Les digo que pasen?— Preguntó la doctora.
Betty asintió, pero cuando Jughead y Cheryl entraron a aquella habitación empezaron a regañarla.
—Te lo dije. Te lo dije y no me hiciste caso. No sabía que eras tan terca Betty por favor— Reprochó Cheryl.
—Betty... Escúchame— Pidió Jughead, tomando su mano y mirandola fijamente, sentado al borde de la camilla con ella. —¿Por qué no me habías dicho que te sentías mal?—
—No quería preocuparte, teníamos muchas cosas que hacer y...
—Detente— La interrumpió Jughead. —Si algo he aprendido es que el trabajo nunca puede estar por encima de la familia y mucho menos por encima de la salud, preciosa—
—Tampoco es correcto que te mates trabajando así. Ni siquiera Jughead lo hace y él es un verdadero adicto al trabajo. Te pones frente a esa computadora horas y horas y no te detienes ni a tomar agua— La regañó Cheryl.
—Está bien ya entendí— Admitió Betty, rodando los ojos. —Pero tengo que irme de aquí, realmente necesito irme, tengo que ir por mi hija—
—Es que no puedes irte linda— Le recordó Cheryl. —Aun no han llegado los resultados de tus exámenes y no se te ha terminado la vía— Dijo, señalando la vía en su muñeca.
—Pero Cheryl... ¿Qué hay de mi hija?— Preguntó Betty, angustiada.
—Yo la busco— Avisó Jughead, mirándola. —Tengo que ir por Diego. También me llevaré a Lili, tu no te preocupes—
Betty negó. —Pero Jug...
—Betty, yo me quedo contigo, tranquila— Aseguró Cheryl, tomando su mano y sonriéndole. —En este momento lo que importa es que te sientas mejor—
Jughead besó su frente. —Voy a ir por los niños, ellos van a estar bien, Lili va a estar bien. No te preocupes—
Betty lo dudó un momento pero luego asintió. —Está bien, cuídate y dale a mis niños un beso de mi parte—
Jughead sonrió y luego miró a Cheryl. —Cuidala—
Cheryl rodó los ojos. —La cuido mejor de lo que tú la has cuidado toda tu vida paupérrimo—
Jughead dejó otro beso en la frente de su novia y salió del hospital y subió a su camioneta para recoger a los niños al colegio. Betty en ese momento no estaba en condiciones de salir del hospital aún, pero el se iba a encargar de todo.
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