Dos meses más y el vientre de Betty estaba creciendo, ya tenía alrededor de cinco meses de embarazo. Ya todos lo sabían y aunque estaban un tanto sorprendidos eso no quitaba la felicidad que sentían por la pareja y por el hecho de que hicieran más grande su familia.
Y otra cosa que estaba ocurriendo era que Lili y Diego ya iban a cumplir quince; En las últimas semanas Betty y Jughead estuvieron ocupados con preparativos para una fiesta en grande y ya el día había llegado.
Hoy era la celebración de los quince años de Lili y Diego. Ya que cumplían años el mismo día, la celebración era doble. El cumpleaños sería en la mansión de Jughead y todo era tan lujoso y extravagante que parecía más otro tipo de evento y no sólo un cumpleaños.
Pero Betty y Jughead querían lo mejor para sus hijos y eso les iban a dar.
Habían luces por todas partes, luces blancas e iluminación de colores múltiples pero neutros. Habían mesas con flores en el centro para los invitados, el pastel era enorme y con glaseado blanco con flores azules y rosas, el número quince estaba sobre un escenario que mandaron a montar y en números romanos rodeado de luces y de un tamaño gigantesco. Había una larga mesa con bocadillos de todo tipo y bebidas sin alcohol a base de fruta natural.
El nombre de Lili y el de Diego estaban representados también con luces, bien grandes en medio de todo el espacio de la mansión. Los invitados ya estaban ahí y eran los abuelos, los tíos, los hijos de sus tíos y los amigos más cercanos de los cumpleañeros.
Y sus padres y hermana, por supuesto. La pequeña Samantha tenía un vestido azul claro, Jughead tenía un traje azul y Betty tenía un sencillo vestido color lila y su vientre ya se notaba bastante.
Lili ya estaba lista para salir, estaba en su habitación y se estaba colocando una tiara sobre su cabello rubio y libre, ondulado. Tenia un largo vestido rosa fucsia y un ligero maquillaje que le quedaba increíble.
—Lili ya vamos a salir— Avisó Diego, tocando la puerta de su habitación. —Nos están esperando—
—Ya voy— Contestó Lili, tomando aire y acercándose a la puerta para abrirla y mirar a su hermano. —Hoy sí que te bañaste—
Diego rodó los ojos. —Tontita— Él tenía un traje negro y el cabello peinado hacia atrás, sus ojos azules e intensos como los de su padre más profundos que nunca.
—¿Estás listo?— Le preguntó Lili, desafiante.
—Mas que listo— Afirmó Diego, guiñándole un ojo.
Los dos se tomaron las manos, dispuestos a ir a su fiesta de quince años mientras sus familias y amigos los esperaban abajo, impacientes.
Betty se acercó a su esposo, quien se estaba comiendo un sándwich de pollo. —Amor... ¿No crees que deberíamos subir a ver qué están haciendo nuestros hijos?—
Jughead la miró, terminándose su sándwich. —Mi amor, ellos bajan en un momento— Aseguró, agachándose a besar su vientre. —Mi bebito o bebita... Papi también te ama a ti. Ya estoy ansioso por saber si serás niño o niña—
Betty sonrió, acariciando el cabello de su esposo mientras éste besaba su vientre. —Quiero un niñito. Pero si es otra niña estará bien para mí. Es nuestro o nuestra bebé y lo amaremos como sea—
Jughead sonrió, poniéndose de pie y dejando un beso en la frente de su mujer. —Te amo preciosa. Gracias por ese regalo tan bonito—
Betty se sonrojó y en ese momento se escucharon los gritos de emoción de los invitados. Cuando la pareja levantó la mirada, ya sus hijos iban bajando las escaleras tomados de las manos y ya listos para su celebración.
—¡Feliz cumpleaños!— Les gritaron todos al unísono mientras los dos cumpleañeros terminaban de bajar las escaleras.
Betty y Jughead se miraron con una sonrisa y se acercaron a sus dos hijos mayores para felicitarlos una vez más y demostrar lo orgullosos que estaban de ellos.
—Aun recuerdo su primer cumpleaños juntos. Cumplían cinco años— Recordó Betty con una sonrisa de nostalgia, llorando.
—Mamá no quiero que llores— Pidió Lili, abrazándola.
—Llora lo que necesites mamá. Sabemos que el bebé te provoca ganas de llorar—Aseguró Diego, también abrazándola .
—Yo también quiero ser parte de éste abrazo— Pidió Jughead, uniéndose.
—Dejen de abrazarse y vallan a partir el pastel— Exigió Samantha, acercándose.
Lili y Diego soltaron una risa y bombardearon a su hermanita con besos y abrazos. Después de eso todos les cantaron feliz cumpleaños y luego llegó el momento en el que Jughead iba a bailar con su hija.
La hija que la vida le había regalado y aunque no tenía una pizca de su sangre, él la amaba con todo lo que era.
En la pista de baile, en medio de todos los que estaban ahí, Jughead estaba bailando con Lili por sus quince años, bajo la atenta mirada de todos los presentes.
—No pensé que supieras bailar tan bien papi— Admitió Lili, divertida.
Jughead soltó una risa mientras bailaba con ella. —Para algo fueron los ensayos mi amor. Además, haría cualquier cosa por ti y lo sabes—
Lili sonrió, abrazándolo mientras aún bailaban. —Te amo, papá. Eres el mejor papá del mundo. No tengo como agradecerte tanto—
—Es que no tienes que agradecerme nada princesa— Negó Jughead, besando su cabeza. —El que tiene que agradecer el simple hecho de haber llegado a mi vida soy yo. Eres mi hija, te amo—
Mientras ellos dos seguían bailando, Betty era lágrimas y más lágrimas mientras Diego la abrazaba y la contenía al igual que Samantha. La rubia mayor estaba extremadamente sensible y el cumpleaños de sus hijos era algo que la emocionaba mucho.
Al terminar el baile, Diego subió al escenario para decir algunas palabras por el día de su cumpleaños.
Y tal vez algo más.
—Atencion todos— Habló Diego, tomando el micrófono. —Primero que nada gracias por venir. A mis tíos, tías, a los pequeñitos, a mis abuelos y a mis amigos. Gracias por estar aquí. Solo quiero decir que si unos años atrás me hubiesen dicho que...
—¡Alto!— Habló Mike, entrando a la mansión. —¡Alto, paren todo ahora!—
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