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Jughead fué mucho más rápido y por suerte era muy hábil, por lo que esquivó el puñetazo, tomó a aquel hombre, lo sujetó y lo pegó contra el suelo a una velocidad increíble.

—Piénsalo muy bien antes de meterte conmigo, aprendí artes marciales de niño— Avisó Jughead, aún con el hombre contra el suelo.

—Descuide señor Jones, no es el primer caso que tenemos— Aseguró la directora, acercándose con dos policías escolares tras ella. —Saquen a este hombre de aquí. En cuanto al caso de Diego tomaremos cartas en el asunto cuánto antes—

—Acompáñenos señor— Le dijo uno de los policías al hombre rubio, atrapándolo de ambas manos y levantándolo del suelo con ayuda del otro policía.

—Eres un inútil papá— Le dijo el niño rubio a su padre mientras la policía lo sacaba del colegio.

—Lamentamos mucho éste episodio señor Jones— Se disculpó la directora, acercándose. —Este señor tiene conductas violentas y su hijo ya nos ha traído problemas. A su hijo lo golpeó porque Diego quiso defender a la señorita Lili Cooper—

—Lili Jones Cooper, directora— La corrigió Jughead. —Lili es mi hija. Pero gracias por todo, pase buenas tardes—

—Cierto, pase buenas tardes señor Jones— Respondió la mayor.

—Estás loco— Regañó Betty a su esposo, acercándose y fulminándolo con la mirada. —Ese psicópata pudo hacerte daño—

—Pero no pasó amor— Respondió Jughead, rodeándola con su brazo y besando su mejilla. —Ese tipo es un idiota mi vida. Ya vámonos a casa—

—Papi eso fue increíble— Admitió Lili, aún dentro del auto con sus hermanos.

Jughead le abrió la puerta del auto a su esposa y cuando ella entró, el dió la vuelta y también entró al auto. —La violencia no es buena, niños. En este caso yo solo me defendí y por eso la policía no me llevó a mi—

—Pero papá...— Le habló Diego desde el asiento trasero junto a sus hermanas, mirándolo. —Si yo supiera hacer esas cosas... Hubiera podido defender a Lili y no me hubieran golpeado—

—Mi amor, era un niño más grande que tu— Le recordó Betty, girándose a mirarlo desde el asiento del copiloto. —Cuando lleguemos a casa voy a ponerte algo frío en tu ojito para que no te duela—

—En casa hablaremos, pequeños— Les dijo Jughead mientras conducía.

Eso hizo el ojiazul mayor; Condujo hasta la mansión y allá Lili se fue a cambiar a su habitación, Jughead fué a llevar a la bebé a la cuna porque se había quedado dormida y Betty estaba con Diego en la sala, poniéndole una compresa fría en su hinchado ojo morado.

—Ay...— Se quejó el niño mientras Betty le aplicaba frío en el ojo.

—Se que duele mi vida, pero se te pasará, confía en mí— Aseguró Betty, besando su frente para seguir aplicando la compresa fría en su ojo.

—Samantha está durmiendo, pero se durmió con hambre, no tardará en despertar— Dijo Jughead, acercándose y sentandose al lado de su hijo en el sofá y besando su cabeza. —¿Te sientes mejor, campeón?—

—Si— Respondió desanimado el niño.

Jughead suspiró, tomando a su hijo y sentándolo en su regazo. —Quiero hablar contigo hijo. ¿Qué pasó? ¿Por qué te golpeó ese niño? Tú no eres así—

Diego bajó la mirada, jugando con sus dedos. —Estaba molestando a Lili, la estaba tirando del cabello y yo solo la quería defender. Entonces él me golpeó en el ojo y me dolió mucho—

—Fue mi culpa papá— Admitió Lili, acercándose, con la mirada baja. —Él se peleó por mi culpa—

—Princesa no digas eso, no es culpa de nadie— Habló Betty.

—Su madre tiene razón, niños— La apoyó Jughead, mirando a los menores. —No fue culpa de nadie. Está muy bien que quieras defender a Lili, hijo. Pero hubiese sido más seguro que hablaran con un adulto—

—Si, para la próxima mejor hablen con algún maestro, con la directora y si no les hacen caso hablen conmigo o con su padre— Sugirió Betty.

—Niños, ustedes saben que pueden confiar en nosotros, somos sus padres— Les recordó Jughead, sonriéndoles. —Vengan a abrazar a su papá—

Los dos pequeños abrazaron a Jughead mientras éste los llenaba de cariñosos besos y Betty los miraba con una sonrisa. No se cansaba de admitir que su esposo era un padre ejemplar.

—Mami ven a unirte al abrazo— Pidió Lili, mirándola.

—Ven mami— Suplicó Diego.

Betty sonrió, acercándose a su esposo e hijos a unirse a aquel abrazo; así de simple era, ellos se esforzaban todos los días en que las relaciones en su familia sean de amor y comunicación.

Luego cenaron y después llegó la hora de dormir. Betty y Jughead fueron a desearle las buenas noches a sus hijos mayores, dejaron a la bebé en su habitación y luego se encontraron en la cama, ambos abrazados y dándose cariñosos besos mutuamente.

—Tuve mucho miedo de que te lastimaran hoy, Juggie— Admitió Betty, acariciando el rostro de su esposo.

Jughead besó su frente, abrazándola más. —Eso no va a pasar, me enseñaron a pelear de pequeño, pero es para defenderme. Creo que le enseñaré a Diego para que también sea capaz de defenderse—

Betty sonrió, besándolo. —Eso fue muy sexy—

—Tu eres sexy— Contestó Jughead, colocándose encima de ella para besarla con fuego.

No fue necesario decir nada más, ya ellos sabían a lo que iban. Se besaron con pasión y lujuria y dentro de poco ya ninguno de los dos tenía ropa. Jughead metió sus dedos entre la feminidad de su mujer y movió sus dedos en su interior para preparar terreno y luego entrar en ella, entrar en lo más profundo de su piel, empezando a penetrarla lento para aumentar de a poco la velocidad mientras ella gemía del placer y enterraba sus dedos entre su abundante cabello negro.

—Demonios, bebé... Cómo me encantas...— Gruñó Jughead, elevando una de las piernas de su esposa para darle más duro.

—Juggie... Más...— Gimió la ojiverde, cerrando los ojos con fuerza ante el inminente orgasmo que se acercaba.

Esa solo fue la primera parte de una noche en la que lo hicieron tres veces seguidas, demostrando su amor juntos en la cama.










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Feliz Año Nuevo por adelantado mis amores 😍🥳

Samy ❤️

Mi Otra Mitad "Bughead"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora