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Jughead estaba dispuesto a arreglar las cosas con su hijo y justo hoy iba a empezar a ponerlo a él en primer lugar en vez de poner al trabajo en primer lugar.

Él estaba en su oficina guardando algunos papeles para entonces irse a recoger a su hijo al colegio; Ésta noche había una pequeña fiesta a la que él iba a asistir junto a Betty, pero primero iba a pasar tiempo con su hijo.

—Jughead...— Lo llamó Fangs, entrando a su oficina con el iPad.

Jughead lo miró, poniéndose de pie y acercándose. —Hola Fangs. Lo que sea, que sea rápido. Debo ir a buscar a mi hijo—

—Solo venía a avisarte que la demanda de los usuarios ha crecido. Aman el diseño nuevo de nuestros programas, páginas web y aplicaciones. Están locos por ver mas— Avisó Fangs.

Jughead sonrió. —Todo eso es obra de Betty. Ese es otro motivo para celebrar. No quiero que ninguno falte a la actividad de ésta noche—

—No faltaremos— Aseguró Fangs. —Oye... ¿Tu con quién vas?—

—La pregunta ofende, Fangs— Habló la pelirroja, entrando a la oficina. —Ya sabemos con quién va—

Jughead se sonrojó. —De acuerdo, voy por mi hijo, nos vemos esta noche chicos— Dijo, retirándose.

El ojiazul salió del edificio y subió a su auto para conducir al colegio de Diego. Cuando llegó, bajó del auto y vió que Betty también estaba apoyada en su auto, esperando a su hija.

Entonces cruzaron miradas y se regalaron una sonrisa sincera.

—Hola— Saludó Jughead, sonrojado.

—Hola— Respondió la ojiverde, también sonrojada.

—¿Lista para la fiesta?— Preguntó Jughead.

Betty asintió. —Me imagino que tú también—

—Voy a pasar por ti a las siete y media, Betts— Avisó. —¿Estás de acuerdo?—

—Claro, mis padres pasarán a buscar a Lili temprano— Dijo la rubia.

En ese momento se acercaron Lili y Diego tomados de la mano, pero corrieron en sentidos contrarios. Diego fue con Betty en lugar de ir con su padre y Lili fue con Jughead en lugar de ir con su madre.

—¡Betty!— Chilló Diego, abrazándola.

—Hola muñeco hermoso— Lo saludó Betty, besando su cabeza y abrazándolo.

—¡Jughead!— Chilló entonces Lili, corriendo hacia el mencionado.

Jughead se arrodilló ante ella y tomó su mano, besándola. —Hola princesa, me da mucho gusto verte—

Luego los niños hicieron el intercambio y Lili regresó con su madre y Diego con su padre.

—Hola papi. Ya podemos irnos— Avisó Diego.

—Mami ya vámonos— Pidió Lili, mirándola.

Betty soltó una risa y le abrió la puerta trasera del auto a su hija, no sin antes mirar a Jughead. —Nos vemos ésta noche Jug—

—Esta noche— Afirmó Jughead mientras ayudaba a su hijo a subir al auto.

Así ambos se despidieron y tomó cada quien su camino, pero Diego en particular quería hacerle una pregunta a su padre mientras éste conducía.

—Papi...— Lo llamó el niño mientras miraba por la ventana del auto.

—Dime, campeón— Pidió Jughead mientras conducía.

—¿Qué van a hacer tu y Betty en la noche?— Preguntó, curioso.

Los colores volvieron a subir a las mejillas de Jughead mientras éste conducía. —Yo... Betty... Nosotros vamos a una actividad aburrida de adultos hijo—

Diego soltó un suspiro. —Los adultos son tan raros...

Jughead sonrió con diversión. —Hijo... En lo que tus abuelos llegan a casa por tí tu y yo vamos a pasar tiempo juntos de papá e hijo—

—¿De verdad?— Preguntó Diego, abriendo bien grandes los ojos.

—Si— Afirmó Jughead con una sonrisa. —¿Qué quieres que hagamos?—

—¿Podemos jugar baloncesto papi?— Propuso el niño, emocionado.

—Claro que sí pequeño— Aseguró Jughead.

Diego hizo un pequeño gesto de victoria y cuando llegaron a casa, lo primero que el niño hizo fue buscar su balón de baloncesto y esperar a Jughead en ese pequeño espacio del jardín en el que estaba el tablero.

Era un tablero pequeño, pues Diego sólo tenia cuatro años.

—Estoy listo hijo— Avisó Jughead, saliendo a su encuentro y agachándose frente a él. —Pero antes quiero decirte algo—

—¿Qué me quieres decir?— Preguntó el pelinegro menor, curioso.

Jughead suspiró, mirándolo. —Se que últimamente no te he prestado atención, que no te he dado el lugar que te mereces. Pero quiero que sepas que eres mi hijo, mi sangre, eres mío, Diego. Eres mi responsabilidad y eres lo más importante en el mundo para mí. A partir de hoy, te haré saber todos los días lo importante que eres para mí porque lo eres, Diego. Te amo, hijo mío—

Diego sonrió y abrazó a su padre. —Te quiero mucho papi. Te necesitaba mucho, me sentía muy sólo porque no tengo mamá—

Eso quebró a Jughead. Si... Diego no tenía mamá, la perdió cuando apenas era un bebé y se notaba que hacía falta una influencia femenina en su vida.

Bueno... En la de ambos.

—De acuerdo, basta de sentimientos. Ahora a jugar— Exigió Jughead, poniéndose de pie y llevándose el balón.

—Papi espera— Pidió Diego, corriendo tras el.

Empezaron a jugar baloncesto como pudieron, o más bien Jughead le enseñó a su hijo a jugar. Diego aún era un niño bastante pequeño y no tenía mucho dominio del deporte.

Pero estaban divirtiéndose padre e hijo y eso era lo que importaba.

Igual se estaba llegando la hora en la que los Jones irían por su nieto y Jughead iría por Betty para ir a la actividad de ésta noche.

Jughead y su hijo entraron a la casa sudados, entre risas. Entonces el ojiazul mayor tomó a su hijo en brazos y besó su mejilla.

—¿Te divertiste?— Le preguntó Jughead al niño, dejándolo sobre el piso nuevamente.

Diego asintió. —Si papi. Pero te prometo que voy a mejorar—

—Recuerda que es para divertirte. Desde ahora te prometo que haremos muchas cosas juntos. Seré el padre que merecías que yo fuera desde un principio— Prometió.

Diego sonrió. —Eso me gusta papi—

Jughead sonrió y besó su cabeza. —Te amo hijo, ahora vete a bañar pequeño sudoroso—

—Báñate tu también— Exigió Diego, divertido, subiendo las escaleras con su padre tras el.










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Amamos a Jug en su faceta de papá 🛐❤️





Samy ❤️

Mi Otra Mitad "Bughead"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora