69

161 17 36
                                    

—No lo puedo creer... Estás embarazada mi amor. ¡Vamos a tener un bebé!— Exclamó contento Jughead, dando vueltas por toda la sala, sin saber qué hacer con tanta felicidad.

Betty sonrió, mirándolo. Él parecía un niño pequeño que estaba entusiasmado con algún juguete nuevo. Realmente Jughead se moría por tener un bebé con ella y ella deseaba tener más hijos con el.

Por eso ésta noticia los ponía tan contentos que no sabían qué hacer con toda esa felicidad.

—Son tantas cosas qué procesar, que pensar... — Admitió Jughead, acercándose a su esposa y sentandose a su lado en el sofá en el que ella estaba. —Lo primero es que debes ir con una obstetra ya. Tengo el contacto de una obstetra muy buena y puedes apartar tu cita para mañana mismo. Es muy importante que tú y mi nuevo bebé estén bien cuidados mi amor. ¿Entiendes?—

—Claro Jug, pásame el contacto— Pidió Betty con una sonrisa que de momento se borró. —Hay que decirle a los niños—

—Los niños serán los primeros en saberlo— Aseguró Jughead, besando su frente. —Después hay que comprarle ropa, decorar su habitación... Cuando sepamos si es un niño o una niña, claro—

—Jug... Relájate— Pidió Betty, divertida, acariciando su mejilla. —Amo tu entusiasmo con nuestro o nuestra bebé, pero seguramente tengo muy pocas semanas, falta bastante para todo eso—

Jughead asintió. —Por cierto... ¿Hace cuánto no te tomas las pastillas?—

—Bueno... Es que no me llevé suficientes pastillas a París y allá se me terminaron— Confesó.

Jughead soltó una risa. —Valla... Nunca habíamos tenido tanto sexo como en esa Luna de Miel. Era seguro que ibas a quedar embarazada—

Betty soltó una risa, sonrojada, pero algo le preocupaba y Jughead lo sabía.

—¿Ahora que tienes amor?— Preguntó, tomándola del mentón para que lo mire a los ojos.

Betty suspiró, con la mirada baja. —Me preocupa Dieguito—

—¿Por qué te preocupa Diego amor? ¿Pasa algo malo con el?— Preguntó Jughead, preocupado.

—No, no es eso— Negó Betty. —Es que creo que a él no le agrada mucho la idea de un hermanito. A Lili le hace mucha ilusión, pero no a él—

Jughead alzó una ceja. —¿Y eso por qué, preciosa? ¿Por qué a Diego no le agrada la idea?—

—No lo sé. Pero... ¿Y si piensa que ya no lo voy a querer?— Preguntó, preocupada.

Jughead suspiró y tomó su mano, besándola. —No dejaremos de amarlos por la llegada de un nuevo bebé y es bueno que ellos lo sepan. Ésta nueva etapa suele ser difícil para muchos niños— 

—Amo a mis niños con todo lo que soy, no dejaré de amarlos aunque tengamos diez niños mas— Aseguró Betty.

Jughead sonrió y besó su mejilla. —Tampoco yo mi amor, hay que tomar muy en cuenta no dejar de prestarles atención en ningún momento para que no se sientan desplazados—

—Estoy de acuerdo con eso— Aceptó Betty con una sonrisa.

—Perfecto. Entonces... ¿Quieres salir a comer algo en lo que llega la hora de recoger a nuestros pequeños?— Preguntó Jughead. —Podemos llevar a Milo—

Betty negó. —No lo sé, es que si llevo algo a mi estómago mi organismo lo saca inmediatamente—

Jughead suspiró. —Amor... Las náuseas son normales las primeras semanas del embarazo. Pero no puedes dejar de...

Mi Otra Mitad "Bughead"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora