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Llegó, estacionó su auto y bajó para dar la cara por su hijo en lo que sea que se haya metido.

Entró al colegio y los maestros y empleados con los que se encontró lo saludaron, pues casi toda la ciudad de Miami lo conocía.

Hasta que llegó a la oficina de la directora y tocó la puerta antes de entrar.

—Adelante señor Jones— Autorizó la directora.

Jughead entró a la oficina, visualizando a su hijo sentado al lado de una pequeña niña rubia y luego miró a la directora. —Buenas tardes directora—

—Buenas tardes señor Jones — Saludó la señora de algunos cincuenta. —Estoy esperando a la madre de la niña para proceder—

En eso alguien tocó la puerta y cuando la directora dió la orden para que pase, Jughead se sintió desconectado por un momento; Una hermosa rubia de ojos verdes vivos como dos diamantes, cabello dorado, libre y ondulado y una remera rosa suave de flores entró a la oficina con una dulce sonrisa.

—Buenas tardes directora— Saludó Betty, mirando a la mayor y luego al ojiazul, observándolo en silencio un momento. —Hola—

—Ho... Hola— Saludó Jughead, un poco nervioso.

—Muy bien— Habló la directora, mirando a los niños que solo guardaban silencio y luego a los padres. —Ahora que ambos están aquí, les hago saber que sus hijos estaban peleando en el parque infantil de la escuela por una palita de arena—

—¿Por una palita de arena?— Preguntó Betty, con una ceja alzada. —Pero mi hija no acostumbra a hacer esas cosas—

Jughead suspiró, mirando a su hijo. —Lo lamento, directora. Hablaré con el y me voy a asegurar de que no vuelva a pasar—

—Yo también hablaré con mi hija, le pido una disculpa por su comportamiento, no volverá a pasar— Aseguró Betty.

La directora asintió. —Muy bien, pero como consecuencia de los actos de los pequeños estarán expulsados, solo por el día de hoy. Mañana pueden volver a clases con normalidad—

Betty asintió. —Entiendo. Gracias directora—

—De acuerdo, gracias directora— Contestó Jughead. —Vámonos Diego—

—Vámonos Lili— Le dijo Betty.

Tomaron a sus hijos de la mano y salieron de la oficina de la directora, pero ambos padres querían que sus hijos se disculparan entre ellos.

Betty y Jughead estuvieron frente a frente, cruzaron miradas y se sonrieron. Sí, sus hijos habían tenido un conflicto, pero después de todo aún eran niños y los niños suelen tener conflictos por tonterías a veces.

—Lamento todo este inconveniente, de verdad. Mi hija no acostumbra a hacer éstas cosas— Dijo Betty, con su hija tomada de manos.

—Disculpame a mi. Mi hijo tiene un carácter complicado, pero no se volverá a repetir— Aseguró Jughead, mirando a su hijo. —Diego, discúlpate con tu compañera—

—Lili, discúlpate con tu compañero— Exigió Betty.

Los niños miraron a sus padres y soltaron un suspiro, pero debían hacer lo que se les pidió. Por eso, se separaron de sus padres y se acercaron uno al otro.

—Lo siento Lili. No lo volveré a hacer— Se disculpó el niño.

—Yo también lo siento Diego. No lo volveré a hacer— Se disculpó la niña.

—Muy bien— Lo felicitó Jughead, mirándolo, serio.

—Bien hecho princesa, ven— La llamó Betty.

Ambos volvieron con sus padres y éstos se miraron con una sonrisa sincera.

—Olvidé presentarme. Soy Forsythe Pendelton Jones III, pero me llaman Jughead— Se presentó, estrechando su mano con la de la rubia.

Betty sonrió, estrechando su mano con la del ojiazul. —Soy Elizabeth Cooper, pero me llaman Betty. Y ella es mi hija Lili—

Jughead asintió con una pequeña sonrisa. —Mucho gusto Betty y Lili. Él es mi hijo Diego. Saluda Diego—

Diego se acercó un poco más a las dos rubias, estrechando su mano con ambas. —Mucho gusto—

—El gusto es nuestro pequeño Diego— Aseguró Betty, sonriéndole. —Lili, saluda— Le dijo a su hija.

Lili se ocultó detrás de su madre y sacó la cabeza tímidamente. —Hola...

—Hola pequeña, mucho gusto— Contestó Jughead, sonriéndole.

—Es muy tímida— Avisó Betty, divertida. —Jughead, Diego, un placer. Tenemos que irnos—

—El placer es todo nuestro, espero que podamos vernos pronto, pero en otra situación— Admitió Jughead, divertido.

Betty sonrió y les dió la espalda con su hija para irse. —Bye—

—Adiós— Contestó Jughead, también alejándose.

Tomaron cada uno su camino con sus hijos y Betty subió a su auto, con su hija en el asiento trasero.

—Ponte el cinturón mi amor— Le pidió Betty, encendiendo el auto. —Entonces... ¿Pelearon por una palita?—

—Yo llegué primero y el la tomó y quería jugar solo— Se justificó la niña, colocándose el cinturón. —Ya tengo el cinturón mami—

Betty soltó una pequeña risa, saliendo del parqueo del colegio para conducir a casa. —Estoy segura de que Diego es un buen niño, no se volverá a repetir. Te amo pequeña—

Lili sonrió. —Yo te amo más, mami— Contestó con una sonrisa.

Por otro lado, las cosas no pintaban tan bien para el pequeño Diego. Su padre no estaba muy contento.

—Tuve que salir del trabajo cuando iba a hacer una junta muy importante y todo por tu comportamiento, Diego— Lo regañó Jughead mientras conducía. —Ya te expulsaron de un colegio una vez y no permitiré que vuelva a pasar—

Diego asintió con la mirada baja desde el asiento trasero. —Perdón papi—

—¿Y pelear con una niña? No podías haber caído más bajo. Peleando con una niña por una estúpida pala para jugar con tierra. Ya basta Diego, deja de causar problemas— Exigió Jughead.

Diego asintió, tragando saliva para tragarse también las ganas de llorar ahí mismo. —Lo siento—

Jughead no dijo nada más y mucho menos el niño; Diego sólo tenía cuatro años, pero su padre era muy serio, exigente y recto con el a veces.

Llegaron otra vez al edificio de la empresa de Jughead y el ojiazul estacionó el auto. Bajó del vehículo y tomó al pequeño de la mano para entrar juntos al edificio.

Diego conocía a casi todos los empleados desde que nació y por eso todo el mundo lo saludaba, aunque su padre se mantuviera con ese semblante serio que lo caracterizaba.











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Primer encuentro 😍😍

Ya en el próximo capítulo conoceremos más de las rutinas y vidas de Betty y Jughead con sus hijos

Samy ❤️












Mi Otra Mitad "Bughead"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora