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Jimin


Cuando salgo del baño, Hoseok me lleva a una mesa vacía la cual tiene el nombre de Jungkook. Tomo asiento y observo como todos ríen, charlan y se divierten.

Me quedo observando un punto fijo, y de nuevo la imagen del beso viene a mi mente. Debo dejar de pensar en eso, no me gusta Jungkook, y de lo que si estoy seguro es de que para él, ese beso ha sido una simple pantalla para que todos se la crean.

Debo admitir que el lunático no es nada feo, pero no puedo sentirme atraído hacía una persona como él, no puedo dejar que me guste un narcotraficante de la talla de Jeon Jungkook.

-Estoy aquí -lo escucho decir.

-¿Y? -musito.

Lo veo disgustado mientras él luce contento.

-Debes acostúmbrarte a ser el centro atención -habla, tomando asiento a mi lado.

-Tengo cara de necesitar su hipócrita atención -refuto, mirando hacia todos lados.

-Por esa razón es que solo debes confiar en mí.

Me quedo en silencio y decido seguir observando lo que todos hacen.


Muchos hombres y mujeres se pasean saludando a Jungkook, dedicándonos miradas curiosas.

No consigo poder sertirme cómodo, solo deseo salir de este lugar y poder abrazar a mi hermana.

La gente continúa pasando frente a nosotros, me miran y me sonreíen, sonrío de manera educada para no dar una mala impresión.

-Jungkook, amigo, cuanto tiempo sin verte -lo saluda un hombre.

Me mira y desde ese instante no deja de hacerlo.

-Minho -responde Jungkook, alzando su mano para estrecharla con el antes mencionado, y luego darse un pequeño abrazo.

-Hola, bonito -me saluda.

Veo como su mirada recorre mi cuerpo de abajo hacia arriba.

-Soy Minho -añade, para terminar de presentarse.

Extiende su brazo y me muestra su mano, sonrío débilmente listo para corresponder el saludo educadamente y no dejar en vergüenza a Jungkook, pero justo cuando nuestras manos estan por juntarse, siento las manos del lunático posarse sobre mi cintura, me acerca a él de forma brusca impidiendo que salude a su amigo.

-Ni se te ocurra -suelta Jungkook, con su ceño fruncido y tono de voz molesto.

-Vamos, amigo. No te pongas celoso -chista el hombre-. Solo quiero saludarlo.

Jungkook lo ignora y desvía su mirada.

-Si alguna vez él te deja, házmelo saber -dice Minho, guiñándome su ojo derecho antes de retirarse.

-Vaya, amigo -bromeo mientras un hombre de unos cincuenta años se acerca a nosotros.

-Felicidades a ambos -pronuncia.

-Esto ya era necesario, Jungkook -menciona el hombre.

-Tienes toda la razón, y quien mejor que mi hermoso, Jimin -replica Jungkook.

Jeon es un muy buen actor, cualquiera creerá que lo que dice es verdad, desvío mi mirada y opto por ignorar su conversación.

-El chico te tiene, Jeon.

-Más de lo que imaginas, es casi imposible resistirme a él -dice Jungkook, haciendo que los vellos de mis brazos se ericen al sentir su respiración cerca de mi cuello.

Cuando ha terminado de hablar con un grupo de hombres se acerca al mismo lugar que Hoseok me dejo.

-¿Puedes llevarme a casa? -le pido, luego de haber fingido una sonrisa.

Asiente, toma mi mano izquierda y me ayuda a ponerme de pie.

-¿Qué? -pregunto al ver que no me quita su mirada de encima, y no nos movemos.

-Nada, solo espero que esto detenga los ataques hacia ti, y que no olvides que hare lo que sea para mantenerte a salvo.

-Si, pues..., también espero lo mismo, porque jamás pensé que aceptar una invitación a cenar me conllevaría a ser perseguido por mafiosos -hago una pausa y agrego con desagrado-. Mucho menos ser la pareja de un narcotraficante.

-Eres muy joven y hermoso, para todo esto -dice sonriendo.

-Suenas como si tuvieras cincuenta, Jungkook.

-Tengo veintisiete, Jimin -contesta, con voz maliciosa. -Te admiro -susurra, observándome con seriedad. -Te mantienes fuerte a pesar de la situación -agrega, sorprendiéndome

-Gracias -susurro.

Sujeta mi mano y ambos salimos del lugar para luego subir a su auto.


Esta vez el que conduce es él mientras viajo en la parte trasera. Frena y me percato que ese lugar no es mi apartamento.

-¿Qué...? -intento articular, pero no puedo.

Salgo del auto de la misma manera que él lo hace, y me detengo casi a su lado.

-Bienvenido -dice, señalando su enorme casa, recordándome que ahora viviré junto a él. -Hoseok esta adentro, te mostrara tu habitación, descansa -me indica.

Comienzo a caminar hasta llegar a la puerta principal, la abro y luego la cierro recargando mi cuerpo sobre esta, al abrir mis ojos me encuentro con la hermosa y cálida sonrisa de Hoseok, el cual no tarda en mostrarme la habitación.

Retiro mi ropa y solo quedo en ropa interior, me tiro a la cama y apago la pequeña lámpara mientas escucho como un auto se marcha.


Enamorado De Un NarcotraficanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora