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Jimin


-¡Park Iseul, sal del maldito baño! -grito, apresurándola.

Ambos nos quedamos dormidos, escucho el sonido de la puerta y la veo salir de la pequeña habitación de baño.

-Dijiste maldito baño, Jiminie -me acusa mientras me señala.

-¿Por qué lo estas repitiendo? -la cuestiono mientras la miro furioso.

Ella desvía su mirada y opta por entrar a su habitación.

-Estoy lista -anuncia luego de un tiempo.

Tomo las llaves del apartamento, y nos dirigimos al colegio. Me despido de ella, le repito que no quiero quejas y que debe portarse bien. Como siempre se lanza a mis brazos y me dice que ha comprendido.

Luego de dejarla en el colegio, regreso a casa y decido no ir a clases, si cruzo la puerta seguro y seré la comidilla de mi grupo. Luego de haberme quedado en casa leyendo un poco, recojo a mi hermana y la llevo a la tienda en la que trabajo con mi amigo Jin, tal cual y como suelo hacerlo todo el tiempo.

-Mi linda Iseul -dice Jin.

Mi hermana escucha su voz y corre a sus brazos emocionada.

-¡Jin! -exclama feliz, para luego dejar besos en su mejilla.

-¿Te quedaras a trabajar con nosotros? -pregunta Jin.

Mi hermana niega y contesta.


-Taemin, prometió cuidarme para que Jiminie pueda trabajar tranquilo.

Jin deja de abrazar a mi hermana y me observa.

-Así que, Taemin, no -bromea.

-No es lo que piensas -digo de inmediato. -Sabes que vive en una maldita mansión y que no hace nada más que estudiar y holgazanear. Dijo que no le importaba cuidarla y ayudarla con su tareas -me defiendo nervioso.

-Sabes... Jiminie, creo que...

-¡Taemin! -grita mi hermana, haciendo que todos los que estamos en la tienda nos demos cuenta de la llegada del antes mencionado.

-Jimin -me saluda mientras me guiña su ojo derecho.

-Taemin -lo saludo.

-¿Acaso no piensas abrazarme? -me cuestiona, indigando.

Sonrío y me lanzo a sus brazos.

-Debes cuidarla y hacer que haga sus tareas, debe alimentarse con cosas saludables, nada de comida chatarra. No dejes que duerma porque si no le costara dormirse por la noche, y el que sufrirá y se enojara seré yo, y si eso pasa te mataré -le doy las indicaciones.

-Tranquilo, minie. Haré todo lo que me pides, la dejaré en el apartamento cuando termines tu trabajo para ahorrarte el viaje.

Asiento para luego despedirme de Iseul y de Taemin.

-Sabes, Jimin. Creo que deberías de darle una oportunidad a ese tal Taemin -comenta Jin mientras acomoda un par de refrescos en una recamara.

-Estas jodiéndome.

-Vamos, Jiminie. Al tipo le gustas y ni siquiera lo oculta.

Suspiro.

-Basta, Jin -le pido.

-Hola, buenas tardes -escuchamos la voz de nuestro jefe, Siwon. -Pueden decirme ¿por qué la caja está sola? -nos cuestiona.

Jin y yo nos dirigimos hacia la caja, pero mi amigo no evita mirarlo molesto.

-Se puede saber ¿por qué vienes gritando como loco? -lo reta Jin.

Intento mantenerme al margen, pero luego de escuchar a mi amigo comienzo a reírme.

-Jimin -pronuncia mi nombre de forma coqueta, como siempre lo hace.

Y una vez más, aquí vamos de nuevo.

-Choi -lo saludo.

-Mi hermoso, Jiminie -añade, tomando mi mano izquierda para luego besar el dorso de esta.

-Sabes que odio que te comportes de esta manera, Choi -le recuerdo-. Eres mi maldito jefe, no debes coquetear con tu empleado.

Suelto su mano y los tres comenzamos a reír.

-Si aceptaras ser mi chico, ya no sería tu jefe -replica de forma juguetona.

-Basta, hay que seguir trabajando -interrumpe Jin.

-Bien, yo haré el inventario de lo que hay que pedir -digo de manera rápida. -Jin, tú llena los estantes que están vacíos con más producto -le indico a mi amigo.

Enamorado De Un NarcotraficanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora