2.19

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Dos años después...


Jungkook



Después de que Jimin dio a luz a los mellizos todo se convirtió en un reto para ambos.
Aprendimos a cambiar pañales, sí, digo aprendimos porque me obligo a que aprendiera hacerlo, aprendimos a cuidar a nuestros hijos.

Los primeros meses sus llantos por las noches eran un completo desastre, inundaban toda la casa cuando ambos se ponían de acuerdo en llorar al mismo tiempo.

El primer año de los mellizos lo celebramos, aunque Jimin, casi y no llega a tiempo a la celebración debido a que asistía a clases de cocina ya que, quería abrir un restaurante. Los mellizos crecían rápido, demasiado rápido.

Jimin después que dio a luz se ejercitó un poco, se pintó el cabello de color grisáceo y luego cambió por un hermoso rubio y por Dios que me vuelve loco. Realmente lo amo.


Intentamos casarnos en diversas ocasiones, pero siempre ocurría algo con nuestros hijos o con mis asuntos privados.

Retome mis negocios de nuevo y cuando todo se calmo regrese a Seúl con Jimin y nuestros hijos. Si se preguntan por Iseul, no está más con nosotros, pues ella regreso con su tío.

Jimin, insistió en que se quedara con nosotros, pero ella decidió volver ya que le gusta mucho el ambiente de su escuela y la forma en la que sus tíos le dan atención.

-Jungkook, puedes tener cuidado y no manchar tu ropa de sangre. Mira esto -me regaña, dejando caer una enorme bolsa al suelo. -Toda esa ropa tiene manchas de sangre. Jeon Injae, deja eso en su lugar te lastimaras. Ve por ella -habla, exasperado.

Me giro y voy por mi princesa que se encuentra en la sala.


Injae es hermosa, tiene todos y cada uno de los rasgos de Jimin, incluyendo sus labios, sus ojos y su linda sonrisa.

-¡Daewan! -escucho el grito de Jimin.

Seguro y el pequeño esta haciendo algo indebido.
Dae, es una mini versión mía, seguro y mi madre lo hubiera amado demasiado.

-Cuantas veces debo decirte que no debes introducir objetos a tu boca, cariño -le recuerda, mientras se acerca con el pequeño Dae, en brazos. -¿Puedes darles un baño? -duda.

Asiento y tomo al pequeño Dae.

Mi celular suena, Jimin, se acerca a mí y lo saca del bolsillo de mi pantalón.

-Jungkook, no puede hablar ahorita, pero le daré el mensaje -contesta, mirándome con una sonrisa en su rostro.

-Bien, estará allí. Cuídate, Namjoon -cancela la llamada e introduce mi celular en el bolsillo de nuevo. -Parece que alguien intentó abrir la bóveda de Incheon, y tienen al culpable -me informa, para luego dejarme en la sala con los mellizos, mientras él toma la bolsa con mi ropa. -Baña a los mellizos, cariño -me lanza un beso, seguido por una mirada sexi.

-Pero...

-Pero nada, amor. Haz lo que te pedí -sale con la bolsa de ropa y la deja en la puerta.

-Bien, nos daremos un baño mis ángeles -les hablo a mis hijos.

Ambos asienten.

Entro a su habitación, lleno la tina con el agua adecuada, introduzco los juguetes de los mellizos y luego les retiro la ropa, mientras Jimin acomoda nuestra habitación y ordena la ropa en sus respectivos armarios.

-Jungkook, retírate la chaqueta la empaparas de agua -escucho la voz de Jimin, en la habitación de los mellizos, entrando con un cesto de ropa limpia de nuestros hijos.

Antes de introducir a los mellizos a la tina me retiro la chaqueta y la lanzo hacia fuera del baño, ganándome una mira molesta por parte de mi ángel.

-Lo siento, cariño -alzo mi voz, haciendo que mis hijos me observen.

-Lo tiento, caliño -repite Dae, mientras Jae se ríe de la imitación de su hermano.

-Daewan -ríe Jimin, al escuchar a nuestro hijo imitarme.

-Bien, vamos a dentro los dos -les ordeno.

Tomo a Dae y lo introduzco primero.

-Ven acá, Jae -la llamo.

La pequeña se aleja de mí, se cruza de brazos y forma un hermoso puchero tal cual y como los hace, Jimin.

-Injae, mi amor -la llamo. -Ven acá, deja tus celos, sabes que los amo a ambos por igual. Ahora ven acá princesa -le pido en tono dulce, mientras me acerco a ella y la tomo entre mis brazos.

-Niña mala -dice Dae, mientras juega con un pequeño crucero de juguete en la tina.

Injae ve a su hermano molesta y le saco la lengua, para luego llamar a Jimin.

-¡Appa! -grita.

La introduzco a la tina y tomo asiento en un pequeño banco cerca para poder cuidar de ambos.

-¿Sucede algo, cielo? -pregunta Jimin, entrando a la habitación de baño con las toallas de los mellizos.

Enamorado De Un NarcotraficanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora