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En un jet privado viajan los dos hombres que han hecho la vida de Jeon, un tanto complicada.
Ambos viajan con los pocos hombres que han decidido quedarse a su lado.

—Estamos a diez minutos de aterrizar, abrochen sus cinturones —se escucha la voz de la única mujer que viaja junto a todos los hombres.

—¿Qué haremos cuando aterricemos en Corea? —cuestiona Yuan al ruso, que abrocha su cinturón.

—Haz lo que tú quieras, yo tengo un encuentro importante con alguien —responde secamente el ruso.

Un poco de turbulencia unos segundos antes que el avión realice su aterrizaje por aquella pista privada, pero custodiada por hombres que trabajan para Bobby.

—¿Qué tipo de encuentro?

El jet aterriza y Revìch se retira el cinturón para luego buscar la manera de salir.

—Te he preguntado ¿Qué tipo de encuentro? —repite Yuan, molesto, provocando que el ruso se detenga frente a las escaleras del jet y se gire bruscamente para observar furioso al taiwanés.

—No olvides quien soy, y de lo que soy capaz —Revìch, camina lentamente, pero de forma amenazadora hacia a Yuan. —Mis reuniones privadas no son de tu interés. Haz lo que quieras, Yuan, pero no me exijas obediencia hacia ti —dice burlonamente, mientras ambos se observan.

—Estas muerto, estas en el territorio de Jeon —habla Yuan, tratando de hacer volver en razón al ruso.

—Corrección —dice socarronamente Revìch, con una sonrisa en su rostro. —Estamos muertos, y estamos en el territorio de Jeon —aclara el ruso, para luego darle la espalda a Yuan y bajar las escaleras del jet.

—Tendré dinero pronto —alza un poco la voz,Yuan, cuando el ruso ha bajado las tres escaleras del jet.

—Tu dinero no es suficiente para mí —replica sin siquiera mirar a la cara al taiwanés.

—A la mierda con tu avaricia —refuta Yuan, bajando las escaleras del jet con sus hombres detrás de él.

Sin decir más nada ambos suben a autos separados conduciéndolos a destinos diferentes, llevándolos a reuniones distintas, pero con el mismo interés, dinero, hasta donde un error los puede cegar y hacer que ellos mismos se entreguen al hombre del cual se han ocultado por un tiempo.

—Namjoon, ambos salieron de la pista de aterrizaje. Diferente auto —le informa uno de los hombres que ha contratado Bobby como vigilante.

—Entendido —corresponde Nam.

Todos se encuentran reunidos en la mansión que viven, a excepción de Jeon, el cual, no aparece y no responde las llamadas que Nam, Kenji y Bobby le hacen.

—Apuesto a que Jimin le ordeno hacer algunas compras —dice Bobby, observando su celular.

—Apuesto a que se atrasó por mimar a Jimin —se añade a la apuesta, Kenji, del porque Jeon no aparece.

—Apuesto a que... —el chico de cabello verde está por hablar y unirse a la cadena de apuestas, pero el japonés se lo impide.

—Apuesto a que, si hablas te golpeare —le adivierte molesto, observando al chico de cabello verde con una sonrisa, mientras sostiene una navaja en sus manos.

—Apuesto a que trae a todos, y por eso su retraso —agrega Namjoon, interrumpiendo a Kenji. —Dejamos hasta acá las apuestas, porque es obvio que ganare —se mofa Nam, el cual tiene a su lado al chico de inteligencia.

—¡Daewan, ven acá! —se escucha el grito de Jimin, llamando a su hijo en toda la casa.

La puerta del cuarto de reuniones se encuentra abierta en su totalidad, la pequeña figura de pie a unos metros de la puerta observando a su tío Nam y al chico que es amigo de su padre que utiliza una computadora.

Enamorado De Un NarcotraficanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora