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Después que Jimin, abandonará la casa de Baek, con sus sentimientos a flor de piel conduciendo de noche por las frías carreteras de Seúl para poder llegar hasta el destino en el que se encuentran sus mejores amigos y donde estarán sus hijos.

Pisa el acelerador de manera brusca provocando que el auto rechine, su corazón palpita tan rápido, su pecho siente una opresión horrible. Retira su pie del acelerador y pisa el freno, provocando que su rostro casi se estrelle contra el volante. Abre la puerta y sale del auto, alza su rostro al cielo oscuro observando el sinfín de estrellas formando hermosas constelaciones, lleva sus manos a su cabello y tira un poco de este.

Deja salir un enorme suspiro como si eso le aliviara un poco la opresión que su pecho le hace sentir, deja caer sus manos y las coloca en sus rodillas, suspira una y otra vez tratando de contenerse para no volverse loco. Sonríe de manera anormal, una risa con llanto agobiando cada vez más el dolor que siente en su pecho.

—Esto es una mierda —susurra, mientras los autos pasan en la carretera.

Comienza a reír como loco, pero se detiene en el momento que se percata que pequeñas lágrimas recorren por su rostro. Presiona sus rodillas de manera fuerte, se recompone de nuevo, alza su rostro por segunda vez y deja salir un enorme grito, el cual se escucha en toda la carretera.

Su celular suena una y otra vez, pero prefiere ignorarlo, solo quiere estar solo. Quiere pensar las cosas, solo quiere ser feliz, pero el pasado lo atormenta, no quiere que el pasado de Jungkook, los atormente a ambos, lo único que quiere es ser feliz con el hombre que ama y sus hijos, pero al parecer siempre hay algo que se interpone en su felicidad.

Entra al auto y toma su celular, ve las llamadas de JB, Namjoon y Yoongi, decide esperar un momento mientras alguno de ellos le llama de nuevo, enciende el auto y deja que el motor caliente.

Unos minutos pasan cuando el celular suena, lo atiende al instante cuando observa el nombre de Namjoon, en la pantalla.

—¿Dónde mierda estas? —le habla el mayor con tono molesto y preocupado.

—En casa de Yoongi —contesta Jimin, para luego tragar grueso.

—No mientas, Jimin. Llamé a Yoongi y dice que no te encuentras allí —al fondo se escucha como el mayor se pone de pie.

—Necesito estar solo —dice Park, con su voz quebrada.

—Sé que te afecta, créeme que intento ponerme en tu lugar, pero sabes que Jungkook, perderá el control si no estas a su lado —le recuerda.

—No tengo ningún problema con el bebé, pero... —el rubio guarda silencio.

Jimin no puede más y se quiebra, sorbe su nariz, aclara su garganta y habla de nuevo.
—Voy en camino a casa de Yoongi —cambia de tema.

—Dime donde te encuentras, iré por ti —le pide Namjoon, sonando las llaves.

—Estoy bien, Nam. Prometo ir a casa de Yoongi en estos momentos.

Con un poco de dificultad, Jimin, se coloca el cinturón y arranca el auto.

—Esta bien, llamare a Yoongi en unas cuantas horas —le informa Nam.

El menor hace un sonido con su boca en aprobación.

—Una cosa más, Jimin. No dejes que lo que está sucediendo te haga dudar del gran amor que Jungkook y tú han construido — concluye el mayor.

Jimin sonríe ladinamente y luego cancela la llamada.

Mientras el menor conduce hacia la casa de Yoongi, en la prisión se encuentra el carcelero tratando de que Jeon se comunique con Nam.

—Estos son radios que no utilizamos espero le sea de utilidad —dice el carcelero entre susurros, de pie frente a la celda de Jeon.

—Gracias —dice Jungkook, seriamente.

Cuando el carcelero se marcha, Jeon, alza la manga de su camisa y ve el número de la frecuencia que Kenji, ha anotado en su antebrazo, la busca en el radio que le han entregado hace unos segundos esperando respuesta de Nam o de alguno de sus hombres.
Cuando Jungkook escucha que alguien trata de comunicarse decide hablar.

Enamorado De Un NarcotraficanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora